miércoles, 19 de octubre de 2016

Perfil de un político corrupto - Nadim Marmolejo Sevilla


"... El político corrupto hace parte de una especie que solo se deja ver en época de elecciones.

Es alguien con la capacidad de ilusionar al más incrédulo de los mortales, se gana la confianza de éstos para luego traicionarlos sin remordimiento alguno.

Explota la vanidad, la ignorancia o la dependencia de las personas.

No busca cambiar las cosas, simplemente reacomodarlas de tal manera que no estorben a sus intereses.

Nunca está satisfecho con lo que tiene y siempre quiere más, el dinero público se torna entonces en su obsesión. Lo seducen las coimas.

No busca prestarle un servicio a la patria, únicamente el poder.

La pobreza ajena es su caldo de cultivo.

Comprende que hablar mal de la gestión del gobernante de turno resulta a la larga el mejor método para alcanzar el objetivo de ocupar su puesto.

La ley es simplemente una valla que hay que saltar, no una frontera que cuidar. Le gusta conservar las uñas largas pues le garantiza arañar mejor el presupuesto.

Y prefiere la hediondez que despiden las manzanas podridas de la sociedad que el perfume grato de la sincera amistad que no acolita el extravío moral.

Desarrolla su actividad valiéndose de promesas que jamás cumplirá, aferrado a cifras que no conoce a ciencia cierta.

Apenas empieza la época electoral descubre una amabilidad y sencillez irresistibles, que no se desgasta ni con la más dura de las jornadas.

Hace alarde de una energía envidiable, que solo se agota --de manera repentina-- cuando la justicia le pone las esposas.

Tanto el desvalido como el bienaventurado solo representan para él la posibilidad de un voto.

Después, gane o pierda, se esconde en lo más hondo de su madriguera sin que nada ni nadie logre sacarlo de ella.

Es experto en justificar lo inexcusable, sin el menor recato o según las conveniencias.

Nunca responde por sus malas acciones pues no le teme a la justicia.

Adquiere inúmeros y sospechosos compromisos, que bien sabe no podrá pagar jamás de su propio peculio sino con el erario.

No le asusta la onerosidad de las campañas ni el origen del dinero que las financia, el objetivo es ganar las elecciones cueste lo que cueste, que después ya veremos cómo se pagan.

Las instituciones son para él nidos para calentar sus 'huevitos' o trampolín para llegar a instancias más altas dentro o fuera del país.

No se resiste a ningún convite, por el contrario, se molesta si no lo tienen en cuenta.

No quiere ojos fiscalizadores, sino periodistas que le rindan culto.

Los menos talentosos llegan lejos. Los más osados se vuelven caciques vitalicios.

De tal manera que el político que ande con los pies sobre la tierra y no se crea caído del cielo, sabe muy bien que la política se ha vuelto moralmente indefendible.

“... Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos...”. George Bernard Shaw.

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Nadim Marmolejo Sevilla es un periodista y escritor colombiano (Palmito, Sucre, 1965). Comunicador social egresado de la Universidad Autónoma del Caribe (UAC) de Barranquilla en 1987. 

Fue corresponsal del periódico El Heraldo en las islas colombianas en el Caribe de San Andrés y Providencia. 

Ejerció como director regional de noticias de RCN Radio en dicho archipiélago y de Radio Caracol en Cartagena de Indias. e hizo parte de la Antología del cuento corto del Caribe colombiano editada por el Fondo Cultural de la Universidad de Córdoba.

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Texto a través de Kent Francis James y de Gustavo Adolfo Agudelo en Facebook
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