sábado, 19 de agosto de 2017

La Sala-Esfera - Jose Antonio Martinez Santos


Perdido en el fracaso, perdido en el ensueño, perdido en el sinsentido.

Comienzo a moverme a duras penas, poco a poco, buscando un rayito de luz por alguna parte.


En el camino, a ciegas, tropiezo con todo tipo de piedras y otros objetos.


Como querer salir de ese agujero sin poder ver?


Un nuevo intento, y a pesar de volver a tropezar, siento como tomo fuerza, empiezo a moverme con más vigor.


Un nuevo tropiezo. Que es eso que escucho? Un sonido que me recuerda a la luz, pero sin demasiada fe en encontrarla.


Comienzo a moverme hacia la fuente del sonido y de pronto... la luz.


De que me doy cuenta estoy corriendo, doblando recodos por un camino, a veces encontrando lindas plazas, con fuentes, con estatuas y bancos de mármol.


En ocasiones me detengo en una de ellas por un corto espacio de tiempo.


En cada uno de estos lugares encuentro distintos regalos.


Uno de ellos es una especie de paseo flanqueado por antiguos héroes, apuestos y protectores que me miran como si estuvieran cuidándome.


En una plaza, con una gran fuente en el centro, con plantas acuáticas y una hermosa y majestuosa Venus, que me invita a perderme en ella, rodeada de hermosas flores de un rojo muy vivo.


Me pierdo en sus ojos, en sus curvas.... voces de amigos me llaman a lo lejos... sigo corriendo, perdido en un laberinto de caminos, que me llevan por hermosos lugares...


Allí esta la cúpula, entro en la sala. Me ubico en el centro de ella.


Aprecio como los sonidos llegan a mí amplificados desde todos los puntos.


Estoy en una esfera achatada en su base.


Siento la calidez de la energía rodeándome y penetrando en mí.


A mi alrededor, están todos mis amigos, mi gente querida, mis familiares...


Todos de pie deseándome lo mejor. Los miro uno a uno, recorriéndolos a todos.


Cuando termino, les doy las gracias y me despido, prometiéndoles llevarlos conmigo.


Salgo de la sala, la miro de nuevo, y comienza a reducirse, desaparecen sus paredes, flota, hasta quedar reducida a una brillante y transparente esfera que se pierde en el cielo.


Cuando quiera invocare esa esfera para que entre en mi corazón junto con toda mi gente.


Continúo paseando por el camino, con la paz instalada en mi mente y mi corazón.


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Extraído del muro de Jose Antonio Martinez Santos en Facebook

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