viernes, 31 de octubre de 2008

Una Fábula del Budismo Zen - Jaime Barylko



Pensar es estar en el desierto. Desierto es ser sin-limites.

Sin límites: sin horizontes y sin posibilidad alguna de que alguien nos oriente.

Desierto es estar solos, y cuando se está solo es cuando hay que pensar.

No es fácil ni gratificante sentirse así. Resulta más sencillo tener una tradición y pensar a partir de ella, ya sea modificándola o contradiciéndola.

Nietzsche reclamaba que el hombre diera a luz al superhombre, es decir a la superación del hombre, ese ser necesitado siempre de padre y madre, de creencias, de abrigos, de techo, de dioses, de templos, de seguridades.

Pensar es instalarse en la inseguridad perpetua.

Esto me recuerda una fabula del budismo zen:

Un hombre -contó el maestro a sus alumnos- tiene que encarar un largo viaje. En el camino se topa con un río. ¿Como cruzarlo? A nado, imposible. Piensa y piensa. Al mirar ve arboles, ramas, y decide hacer una balsa. La confecciona y cruza el río.

La pregunta del maestro es la siguiente: ¿Debe el hombre conservar la balsa, cargarla sobre sus hombros durante el trayecto hasta el próximo río que habrá de cruzar? ¿o debe desechar la balsa y lanzarse a la aventura y a la espera de lo que vendrá?

La respuesta correcta es usar la balsa y desecharla luego, nadie sabe del próximo río y por tanto nadie sabe por anticipado si necesitara una balsa ni que balsa necesitara. Caminar con la balsa a cuestas, a modo de prevención, le impedirá caminar.

La seguridad es un peso. Es confortable, pero impide caminar.

Pensar es vivir este momento desde este momento y para este momento.

Vivir en plenitud. Y en plenitud de inseguridad, porque a este momento sucede otro momento. Y hay que empezar de nuevo.

Ni se enseña ni se aprende en forma definitiva, sino que el proceso es una renovación continua del ser.

En términos de Heidegger:

"Enseñar es más difícil que aprender... porque enseñar significa: dejar aprender. Más aun: el verdadero maestro no deja aprender nada más que 'el aprender'."

Por eso también su obrar produce la impresión de que no se aprende nada de él, si por ' aprender ' se entiende solo la obtención de conocimientos útiles.

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Extraído de: La Filosofía, libro de Jaime Barilko.
Capitulo: Nietzsche. Preludio a la Muerte de Dios. Una Fabula del Budismo Zen
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