domingo, 19 de septiembre de 2021

El Fracaso de Osiris - Carl Gustav Jung

"... Hubo además una cosa que resultó de mi enfermedad.

Podría formularlo como una afirmación del ser:
un sí incondicional a lo que es,
sin objeciones personales.

Aceptar las condiciones de la existencia,
tal como yo la veo: tal como la entiendo.
Y aceptar mi propia esencia,
tal como soy concretamente.

Al principio de la enfermedad
tuve la sensación de haber incurrido
en un error en mi actitud y por ello
ser responsable, en cierta medida, de mis fracasos.

Pero cuando se sigue el camino de la individuación,
cuando se vive la vida,
hay que aceptar también el error;
de lo contrario, la vida no sería completa.

No existe garantía alguna -en ningún instante-
de que no incurramos en el error
o en un peligro mortal.
Se cree quizás que existe un camino seguro.

Pero éste sería el camino de los muertos.
Entonces ya no sucedería nada,
o en ningún modo lo que debe ser:
quien sigue el camino seguro,
está exactamente muerto.

Sólo después de la enfermedad
comprendí lo importante
que es para el propio destino
el decir SÍ.

Pues de este modo hay un Yo
que luego no desertará
cuando suceda algo inconcebible.

Un Yo que persiste, que soporta la verdad
y que está a la altura del mundo y del destino.

De este modo se habrá experimentado en un fracaso
también una victoria.

Nada es estorbo
-ni por fuera ni por dentro-,
pues la propia continuidad
ha resistido al fluir del tiempo...".
 
Imagen de El Libro Rojo (Rotes Buch)
de Carl Gustav Jung

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Texto extraído del muro de Virginia Gawel en Facebook

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martes, 14 de septiembre de 2021

El cantar de Grimnir: el mito del árbol del mundo

El Poema de Grimnir 

El Rey Hroedúnger[1] tenía dos hijos: el uno se llamaba Agnar y el segundo Geiroed.

Agnar tenía diez infiernos y Geiroed ocho. Una vez se metieron ambos en un bote para pescar pececillos, y el viento los arrastró al mar. 

Por la tarde se dirigieron hacia la playa, desembarcaron y encontraron un paisano, en cuya casa pa­saron el invierno. La vieja educó á Agnar; su marido se encargó de la instrucción de Geiroed.

A la primavera les dio el paisano un barco, y habiéndolos acompañado hasta la orilla, así como su mujer dijo algunas palabras aparte á Geiroed.
Los navegantes tuvieron el viento en su favor, y llegaron al reino de su padre. Geiroed iba a la proa: saltó  a tierra, y empujó el barco hacia el mar, diciendo: «Vete ahora donde los pe­queños te cojan.» 
El buque avanzó en el mar; Geiroed subió a la población, donde fue bien re­cibido. Habiendo muerto su padre, fue procla­mado Rey, llegando a ser un hombre muy cé­lebre.
Odín y Frigga estaban sentados en Hlidskialf, y sus miradas recorrían el mundo. Odín dijo:
«¿Ves a tu hijo adoptivo Agnar, que tiene hijos con la giganta en la caverna? Mi hijo adoptivo Geiroed, al contrario, es Rey, y posee un reino.»
 
Frigga respondió: «Es un avaro, que hace pasar hambre a sus convidados cuando le parecen de­masiado numerosos.» 
 
Odín dijo que Frigga pro­fería la mayor de las mentiras, y sobre esto hi­cieron una apuesta.
 
Frigga envió su mensajera Fula y Geiroed, incitándole a desconfiar de un hombre muy versado en la magia que había lle­gado a su reino: ningún perro sería bastante ra­bioso para acometerle; en esta señal se le podría reconocer.
 
Decir que Geiroed no era hospitala­rio, era proferir una calumnia; sin embargo, hizo prender al hombre que los perros no quisieron acometer, el cual estaba vestido con un manto azul, se nombró Grimnir, y no dio mas noticias de si, a pesar de todas las preguntas que se le hi­cieron. El Rey le hizo dar tormento para hacerle hablar, y le tuvo durante ocho noches entre dos fuegos.
 
El Rey Geiroed tenía un hijo de diez invier­nos, llamado Agnar, como su tío. Este niño fue donde estaba Grimnir, le alargó una copa llena de cerveza, y dijo que el Rey hacia mal en ator­mentar un inocente.
 
Grimnir bebió; el fuego había llegado ya hasta el punto de quemar su manto. Grimnir cantó.
 
1.      ¡Calor tienes, oh Hripud! separémonos, llamas: sois demasiado brillantes; mis cabellos se enroscan, aunque los llevo sueltos, y el manto arde alrededor de mí.
 
2.      He estado durante ocho noches entre es­tos fuegos; nadie me ha ofrecido alimento, excepto Agnar, el hijo de Geiroed; él reinará solo so­bre la Gotia.
 
3.      Sé feliz, Agnar, pues los héroes te invitan a ser su jefe; nunca un trago se habrá pagado mejor hasta hoy día.
 
4.      Santa es la región que yo veo cerca del país de los Alfios y de los Asios. Thor habitará en Trhudem hasta el momento en que las Potes­tades sean aniquiladas.
 
5.      Ydalan es el nombre del lugar donde se edificó la sala de Uller. Alfhem fue dado por los dioses á Frey desde el principio de los tiempos: era el regalo por su primer diente.
 
6.      La tercera morada celeste es aquella que los dioses piadosos cubrieron de plata: Valaskialf, así se llama la sala que Vale escogió para sí al principio de los tiempos.
 
7.      Soecqvabaeck es la cuarta morada ce­leste: las ondas refrigerantes pueden pasar por encima; Odín bebe allí todos los días con Saga en vasos de oro.
 
8.      Gladshem es la quinta morada celeste. Walhall, todo resplandeciente de oro, ocupa en ella un vasto lugar; Odín escoge allí todos los días entre los hombres muertos en los campos de batalla.
 
9.      Ellos tienen grande impaciencia de irse con Odín por ver su sala. El cielo raso está acana­lado con astas de lanza; el techo está cubierto de escudos; cotas de malla están extendidas sobre los bancos.
 
10.                                             Ellos tienen grande impaciencia de irse con Odín por ver su sala. Un lobo está encadenado a la puerta del Oeste, y un águila se cierne encima.
 
11.                                             Thrymhem es la sexta morada celeste. Thiasse, aquel gigante tan fuerte, la habitaba; ahora la ocupa su hija Skada, la brillante novia de los dioses.
 
12.                                             Breidablick es la séptima morada celeste. Balder la hizo construir en el país donde se ha­llan menos runas dañosas.
 
13.                                             Himmingborg es la octava morada ce­leste» Heimdal hace allí la guardia del santuario;
el alegre guarda de los dioses bebe buen hidro­miel en la mansión tranquila.
 
14.                                             Folkvang es la novena morada celeste; Freya dispone de los asientos de esta sala. Todos los días toma la mitad de los hombres que su­cumben en los campos de batalla: la otra mitad pertenece a Odín.
 
15.                                              Glittner es la décima morada celeste: sus cimientos son de oro, y su techumbre de plata, Forseto la habita casi siempre, y allí apacigua las querellas.
 
16.                                             Noatun es la undécima morada celeste. Nioerd ha hecho edificar allí una sala. El general de Vanhem, el dios inocente, posee allí un templo de madera muy elevado.
 
17.                                             La yerba, los bosques y las malezas vegetan lozanamente en el país de Vidarr; este dios bajará de allí montado en un caballo muy fuerte para vengar a su padre.
 
18.                                             Andhrimner pone a Saehrimner, este buen tocino, en la marmita Eldhrimner. Hay pocos que sepan lo que comen los Einhaeryars.
 
19.                                             Gero y Freko son alimentados por el valiente y magnifico dios de los ejércitos; pero Odin no se alimenta más que con vino.
 
20.                                             Hugen y Munen recorren todos los días la tierra; temo que Hugen no vuelva, pero aun tendría más sentimiento por Munen.
 
21.                                             El rio de Thund muge; los alegres peces juguetean en el río dé Thiotvitner: la corriente es demasiado profunda para que los muertos en el campo de batalla le puedan pasar a nado.
 
22.                                             Valgrind, la santa barrera del baluarte alzado ante las puertas sagradas, es vieja; pero hay pocos que sepan cómo se la cierra con el candado.
 
23.                                             Wallhall tiene quinientas puertas, y cua­renta más: ochocientos Einhaeryars salen a la vez por cada una de estas puertas cuando van a com­batir al lobo.
 
24.                                             En Bilskirn, que está embovedado, hay quinientas salas y cuarenta más. De todas las ca­sas de madera, la de mi hijo es la más grande.
 
25.                                             Heidruna es el nombre de la cabra que anda por los patios de Odín; come las hojas de Lerad, y llena el vaso que contiene el hidromiel; este nunca se agotará.
 
26.                                             Eikthirner es el nombre del ciervo que anda por los patios de Odín; come las hojas de Lerad, y de sus astas cae el agua gota a gota en Hvergelmer; de este pozo provienen todas las aguas. He aquí el nombre de los ríos que serpen­tean alrededor de la morada de los dioses.
 
27.                                             Sid y Vid, Saeken y Eiken, Svoel y Guunthro, Fioerm y Fimbulthul, Rin y Renande, Gipul y Goepul, Goemul y Geirvimul, Thyn y Vin, Thoel y Hoel, Grod y Gunthorin.
 
28.                                             Hay uno que se llama Vina, y otro Vegsvinn; Thiodnuma es el tercero. Nid y Noet, Noen y Hroen, Slid y Hrid, Sylger é Ylger, Vid y Von,
Voend y Stroend, Gioel y Leipter corren cerca de los hombres, y después en la mansión de la muerte.
 
29.                                             Thor tiene que pasar a nado todos los días el Koermt, el Oermt y los dos Kerloegar, cuando va a la asamblea bajo el fresno Yggdrasil, porque el puente de los Asios arde y el agua santa hierve.
 
30.                                             Glader y Gyler, Gler y Skeidhimer, Silfrintapp y Siner, Gisl y Falhofner, Gultopp y
Laettfeti: así se llaman los caballos que montan todos los días los dioses, cuando concurren a la asamblea bajo el fresno Yggdrasil.
 
. 31. Las tres raíces de este árbol tienen cada una distinta dirección. Hela está abrigada por una de ellas; los Hrimthursars habitan bajo la segunda, y los hombres bajo la tercera.
 
32.                                             Ratatoesk es el nombre de una ardilla que sube y baja a lo largo de Yggdrasel, para trasmitir a Nidhoegg las órdenes del águila.
 
33.                                             Cuatro ciervos salen de un arroyo lla­mado Haefing, y pastan con el cuello encorvado; Dain, Dvalin, Duneyr y Durathor: tales son sus nombres.
 
34.                                             Hay bajo el fresno Yggdrasil mas ser­pientes que un ignorante pudiera contar; Goin y Moin, hijos de Grafvitner, Groback, Grofael, Ofner y Svafner roerán eternamente las ramas de Yggdrasel.
 
35.                                             Este árbol aguanta más padecimiento que los hombres pueden imaginar; el ciervo muerde su ramaje, su tronco se pudre, y Nidhoegg roe sus raíces.
 
36.                                             Yo quiero que Hrista y Mista me traigan la copa; Skeggoelda y Skoegula; Hilda y Thruda; Hoecka y Herfioetera, Goela y Geiroelida; Randgrida, Redgrida y Reginleifa[2] sirven la cerve­za fuerte a los Einhaeryars.
 
37.                                             Arvaker y Alsvider, los buenos caballos, tiran del carro del sol; en sus lomos han oculta­do los Asios, estos dioses piadosos, los fuelles refrigerantes.
 
38.                                             Svalin es el nombre del escudo colocado delante del sol, este dios resplandeciente. Las montañas y los mares arderían, yo lo sé, si Sva­lin cayese.
 
39.                                             Skoel, tal es el nombre del lobo que si­gue al sol luminoso hasta el Océano, cuyos bra­zos estrechan a la tierra. Otro lobo, llamado Hate, es hijo de Hrotvitner, y precede a la luminosa desposada del cielo[3].
 
40.                                             La tierra se formó del cuerpo de Ymer; el Océano, de su sangre; las montañas, con sus huesos; los bosques, con su cabellera, y el cielo, con su cráneo.
 
41.                                             De sus cejas formaron los dioses piado­sos á Midgord, para proteger a los hombres; con sus sesos hicieron las pesadas nubes.
 
42.                                             El primero que coja el fuego con la ma­no, estará seguro del favor de Uller y de todos los dioses; las moradas de los Asios quedarán abiertas cuando se quiten de ellas las marmitas.
 
43.                                             En el principio de los tiempos constru­yeron los hijos de Invalde á Skidbladner, el me­jor de todos los navíos, y se le dieron al brillante hijo de Nioerd.
 
44.                                             El fresno Yggdrasil es el mejor de todos los árboles; Skidbladner, el mejor de todos los navíos; Odín es el mejor de los Asios; Sleipner, el mejor de los caballos; Baefroest, el mejor de los puentes; Brage, el mejor de los poetas; Habrock, el mejor de los búhos, y Garm el mejor de los perros.
 
45.                                             Ya he revelado mi forma a los hijos de los hombres, y les dará la salud. Todos los Asios los admitirán al festín de los bebedores de Aeger, dándoles lugar en los asientos de este dios.
 
46.                                             Yo me llamo Grim; yo me llamo Gongroder, Herían y Hialmberi, Thecker y Thride- Thuder y Uder, Helblinde y Har.
 
47.                                             Sader, Svipal y Sangetal, Herteit y Hinkar, Bileyger, Boleyger, Boelverck, Fioelner, Grimner y Glapsvider.
 
48.                                            Sidhatter, Sidskegger, Sigfader, Hnikuder, Alfader y Atrider. Nunca, desde que viajo entre los pueblos, he sido llamado con el mismo nombre.
 
49.                                             En casa de Geiroed se me llama Grimner, y Jalk en casa de Asmund. Se me llamó Kialar cuando me uncí al trineo, y Thor en las asambleas públicas. Entre los dioses me llaman Ome, Jafnhar y Biflinde, Goendler y Harbard.
 
50.                                             En casa de Soeckmimer me llamaron Svidur y Svidrer, y oculté mi nombre al viejo gigante cuando me convertí en matador de Mioedvitner, su hijo magnifico.
 
51.                                             Estás ebrio, Geiroed: el hidromiel te ha hecho traición; has perdido mucho perdiendo mi auxilio, el favor de Odín y de los Einhaeryars.
 
52.                                             Yo te enseñé bien de cosas, tú las has olvidado casi todas; tus amigos desfallecen, y veo la espada de mi hijo adoptivo manchada de san­gre.
 
53.                                             La mies de la espada está madura; Odín va a escoger; tu vida ha pasado; los presagios no te son propicios; estás viendo a Odín: acércate ahora si te atreves.
 
54.                                             Me llamo Odín; en otro tiempo me lla­maban Ygger, y antes Thunder. Vaker y Skilfinger, Yafuder y Hropta- Tyr, Goeth y Jalk; todos estos nombres que me han sido dados por los dioses, y los de Ofner y Svafner, todos han pro­venido de mí.
 
El Rey Geiroed estaba sentado; sobre sus ro­dillas tenía su espada medio desnuda. Cuando su­po que Grimnir era Odín, se levantó para sacar­le del fuego: la espada se le escapó de las manos, y el puño se volvió hacia el suelo. El Rey dio un tropezón, y cayó sobre la espada, que le atrave­só; este accidente causó su muerte. Entonces desapareció Odín, y Agnar fue, durante mucho tiempo, Rey de aquella tierra.



[1] La especie de introducción, y otras veces epilogo, que hay en algunos poemas dota ser de Saemund y demás colectores de ellos.
[2] Las Valkirias
[3] El sol.

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Extraído de: http://mitologia-elemental.blogspot.com/2013/07/poema-de-grimnir.html
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