domingo, 31 de agosto de 2014

Entrevista a Halil Bárcena - Islam y monaquismo


Pregunta: ¿En el islam existe algún tipo de monaquismo institucionalizado como en el cristianismo? En caso afirmativo, ¿qué formas adopta? ¿En qué principios islámicos se inspiran? ¿Son mayormente aceptadas? En caso negativo, ¿qué principios islámicos son contrarios a estas expresiones?

Halil Bárcena: En términos generales, el islam desaprueba expresamente el monaquismo, de tal modo que no ha generado jamás una institución monástica como sí hallamos en otras tradiciones religiosas, el cristianismo, por ejemplo, cuyo monaquismo aparece citado en el propio texto coránico (57, 27), subrayando su carácter humano, si bien autores como Ibn `Arabī destacaron su aspecto divino, al ver en él un esfuerzo de aproximación a Dios. Con todo, el ideal islámico de religiosidad aboga por un modelo bien distinto. Lā rahbāniyya fī-l-islām (No existe monaquismo en la tradición del islam), reza un ḥadīṯ atribuido al profeta Muḥammad, cuya autenticidad, sin embargo, es discutida por muchos eruditos musulmanes. Sea como fuere, el musulmán, un ser entregado libre y confiadamente a Dios (eso significa el término árabe muslim), lo es en su vida personal, familiar y colectiva, y no al margen de ella. Otro ḥadīṯ, éste sí unánimemente aceptado como certero, afirma: “El matrimonio constituye la mitad del dīn”, es decir, la mitad de la religión. El islam no le concede ninguna marca de religiosidad especial ni al celibato, ni tampoco al monaquismo u otras instituciones similares. El Corán le recuerda lo siguiente al propio profeta Muḥammad: “En verdad, hemos enviado profetas antes de ti, y les hemos dado esposas e hijos” (13, 38). En ese sentido, el islam, en tanto que religión heredera de las anteriores revelaciones, no constituye ninguna excepción: casi todos los profetas del tronco abrahámico tuvieron vida familiar.

P. Más allá de la existencia o no de órdenes monásticas, ¿qué dice el islam sobre la tendencia natural a la soledad de ciertos creyentes? ¿Deja libertad para explorarla, previene contra ella, recomienda reprimirla…? La dimensión comunitaria parece fundamental para los musulmanes, pero ¿deja espacio para una relación íntima con Dios?

H.B. Que no exista institución monástica en el islam no implica la inexistencia de formas y espacios de cultivo de lo que podríamos llamar el silencio y la soledad germinadores de uns o intimidad con Al·lāh. A modo de anécdota personal, me llamó mucho la atención, hace unos años, oírle decir a un teólogo católico que lo que más le llamaba la atención del célebre sabio sufí Mawlānā Rūmī era que hubiese alcanzado tal cima espiritual ¡siendo un hombre casado! Seyyed Hossein Nasr afirma que los primeros musulmanes son monjes que no guardan el celibato, haciéndonos ver que es posible vivir la proximidad y la intimidad con Dios que se le atribuye al monje, viviendo en familia y en sociedad. El islam, en general, y, más particularmente, el taṣawwuf o sufismo islámico, reconocen prácticas como el i`tiqāf o retiro que se realiza en los diez últimos días del mes de Ramadán, o la práctica sufí denominada jalwa, una suerte de retiro espiritual, al modo de los retiros que el propio profeta Muḥammad efectuaba periódicamente. En cualquier caso, se trata de prácticas puntuales que en modo alguno comportan aislarse de la sociedad. Se trataría, según afirman los propios sabios sufíes, de tomar distancia respecto a la cotidianidad para poder tener más perspectiva, pero no porque se piense que Dios no habite en el mundo de los hombres. El ideal sufí, por otro lado, es vivir el retiro en el mundo: vivir en el mundo sin que el mundo viva en uno. Y es que, según la sensibilidad religiosa islámica, estar con las creaturas es estar con Dios y estar con Dios es estar con las creaturas. No cabe en la mentalidad islámica concebir lo comunitario como un obstáculo para vivir la proximidad de lo divino. El mundo no es vivido como un problema por el musulmán: ni es una maldición ni tampoco el campo donde se enseñorea la tentación.

P. ¿Es el sufismo, la mística musulmana, una forma de crear un mayor espacio para la intimidad con Dios? ¿Tiene el derviche algo de “monje”? ¿Tiene la cofradía algo de comunidad monástica? Por otra parte, ¿en qué son realidades opuestas? ¿Es el sufí alguien que vive más intensamente para la religión, que la necesita más permanentemente, que el común de los fieles?

H.B. El taṣawwuf o sufismo islámico es el corazón del islam y el islam del corazón, entendiendo por corazón no el órgano de la expresión sentimental, tal como habitualmente se piensa, sino como centro del ser. No, el derviche no tiene nada de monje. Un derviche no es un monje, un derviche es un derviche. Intentar proyectar los atributos del monje sobre el derviche, comporta ver todas las expresiones religiosas desde la propia óptica. Por consiguiente, un derviche no será jamás lo que digan de él, sino, en todo caso, lo que el propio derviche quiera ser, si es que desea ser algo. Sea como fuere, si en el islam no existe el monaquismo, tal como ya hemos explicado, difícilmente un derviche, que a fin de cuentas es un espiritual musulmán, podría ser un monje. Ello no quita para que, a lo largo de los siglos, hayan existido formas bien dispares de vivir el taṣawwuf. El šayj Aḥmad al-`Alawī, un santo sufí del siglo XX según su biógrafo Martin Lings, fue zapatero remendón durante toda su vida, él, una de las cimas espirituales del islam contemporáneo. La diferencia entre un derviche y un creyente musulmán a secas tal vez estribe en que el primero siente un hambre de espíritu más punzante y necesita saciarla, lo cual no le concede ninguna excepcionalidad. Pero, eso nos llevaría muy lejos y no viene a cuento ahora.


 

P. ¿Existe un concepto coránico o árabe más adecuado que el griego “monje” para designar esta realidad?

H.B. El Corán usa el término árabe rāhib para referirse exclusivamente a los monjes cristianos, dado que tal realidad, insisto, no existe como tal en el ámbito del islam. El modelo coránico de santidad y sabiduría se designa mediante la palabra ṣālih que abarca dos campos semánticos que pueden ayudarnos a comprender cómo el islam concibe al sabio. El ṣālih es un sabio, un ser virtuoso, pero también alguien útil. Es decir, el sabio no supone ni una carga social ni tampoco un lujo de quien se pueda prescindir. El sabio, cuando lo es de verdad, es porque cumple una función objetiva en el mundo y ante la comunidad.

P. En el último número de la revista publicamos una entrevista a un monje trapense español cuya comunidad se halla en Marruecos. Los monjes han confraternizado con la población musulmana e incluso siguen el Ramadán, parece que no sólo para fomentar la convivencia, sino porque han encontrado en ello otra forma de acercarse a Dios. El monje al que entrevistábamos nos comentaba que del islam los cristianos podían aprender a no compartimentar y arrinconar la vida espiritual, que para los musulmanes lo impregna todo. En este sentido, ¿puede ser que en el islam no tenga sentido la existencia de un clero y un monacato pues la invitación es a que todo el mundo viva una vida absolutamente religiosa?

H.B. Mientras que en otras tradiciones religiosas, la función sacerdotal comporta una consagración específica de la persona, lo cual la capacita en exclusiva para cumplir ciertos ritos, no existe ningún rito ni práctica religiosa islámica que no pueda ser cumplido por cualquier creyente. Dicho de otro modo, todas las funciones religiosas están abiertas a todos, en función no de su especial consagración sino de su conocimiento. Podríamos decir que en el islam no existe el sacerdocio, que no tiene necesidad de él, puesto que todo musulmán lo es.

[Entrevista publicada en catalán en la revista Dialogal nº 49, primavera 2014, pp. 20-21].

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Extraído de: http://instituto-sufi.blogspot.com.ar/2014/06/entrevista-halil-barcena-islam-y.html
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