A vosotros debemos el saber
que hemos sido felices una vez.
¡Decid, piedras; hablad vosotros, altos palacios!
¡Una palabra, oh vías! Genio, ¿no te conmueves?
Sí, un alma tiene todo dentro tus sacros muros,
¡oh Roma eterna! Solo que aun para mí está muda.
¡Oh, quién podría decirme en qué ventana antaño
vi la pura beldad cuyo fuego es un bálsamo!
¡Ay, qué torpe mi alma no adivina aún la senda,
vagando por la cual tiempo perdí precioso!
Templos, palacios, ruinas y columnas hoy miro
cual hombre que al viajar sacar provecho sabe.
Mas pronto su tarea termina y solo queda
un templo, el del amor, que a iniciados acoge.
¡Un mundo, en verdad, eres, Roma! Mas sin Amor,
¡ni el mundo sería mundo ni Roma fueras tú!
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¡Una palabra, oh vías! Genio, ¿no te conmueves?
Sí, un alma tiene todo dentro tus sacros muros,
¡oh Roma eterna! Solo que aun para mí está muda.
¡Oh, quién podría decirme en qué ventana antaño
vi la pura beldad cuyo fuego es un bálsamo!
¡Ay, qué torpe mi alma no adivina aún la senda,
vagando por la cual tiempo perdí precioso!
Templos, palacios, ruinas y columnas hoy miro
cual hombre que al viajar sacar provecho sabe.
Mas pronto su tarea termina y solo queda
un templo, el del amor, que a iniciados acoge.
¡Un mundo, en verdad, eres, Roma! Mas sin Amor,
¡ni el mundo sería mundo ni Roma fueras tú!
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Extraído de http://ciudadseva.com/texto/elegias-01/ y del muro de Bárbara Stock en Facebook
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