Siempre tengo presente lo que un amigo suele decir: "Cometamos errores distintos y no los de siempre".
Suena a chiste, más tiene gran profundidad. A veces de los errores aprendemos, y quizás es cuando más aprendemos. Suele ser chocante a veces el reconocimiento. Mi amigo me parece que lo plantea de una forma no dolorosa en sí misma el tema de los errores, por más que el reconocimiento de que algo no va más nos golpee.
No nos causan simpatía los despertadores. Estamos plácidamente durmiendo y de pronto "Ringggggg Ringggggg".
En ese caso estamos pasando del nivel de trabajo de la conciencia de sueño al semisueño, y de ahí pasamos al nivel de vigilia ordinaria. Hay diferencias bastante marcadas entre un nivel y otro. Lo mismo ocurre con el trabajo interno.
Si trabajamos internamente en el nivel de la vigilia ordinaria común, los resultados internos van a ser en relación a eso.
Si en cambio hacemos el esfuerzo intencional y atencional para estar en un nivel superior, en conciencia de sí, los resultados se irán dando en relación a ese nivel, y no sera tan traumático el reconocimiento de errores, sino un desafío cotidiano en la superación de toda limitación que se presente.
Se transforma en ese caso en una filosofía de vida el estar predispuesto a los cambios internos-externos, y sobre todo es una forma de mentar, "Me caigo y me levanto; me caigo y me levanto" diría un sufí, se sacudiría el polvo del camino y seguiría adelante con fe.
El problema central no está en el error cometido. sino en no poderlo reconocer, no poder visualizarlo como tal.
En ese caso, no nos hacemos cargo de la responsabilidad que nos toca en lo que vamos viviendo y en los actos que lanzamos al mundo.
Si no nos hacemos cargo de tomar en nuestra mano las riendas de la vida, el viento que sople nos llevara para cualquier lugar sujetos al accidente.
Destino, Propósito y Sentido de nuestra vida van de la mano, creo.
Si tenemos medianamente claro hacia donde vamos, tendremos destino, y cada acto del momento presente nos llevara hacia el. El camino mismo que vamos transitando es el destino, y nuestra vida va adquiriendo sentido.
.
Si en cambio hacemos el esfuerzo intencional y atencional para estar en un nivel superior, en conciencia de sí, los resultados se irán dando en relación a ese nivel, y no sera tan traumático el reconocimiento de errores, sino un desafío cotidiano en la superación de toda limitación que se presente.
Se transforma en ese caso en una filosofía de vida el estar predispuesto a los cambios internos-externos, y sobre todo es una forma de mentar, "Me caigo y me levanto; me caigo y me levanto" diría un sufí, se sacudiría el polvo del camino y seguiría adelante con fe.
El problema central no está en el error cometido. sino en no poderlo reconocer, no poder visualizarlo como tal.
En ese caso, no nos hacemos cargo de la responsabilidad que nos toca en lo que vamos viviendo y en los actos que lanzamos al mundo.
Si no nos hacemos cargo de tomar en nuestra mano las riendas de la vida, el viento que sople nos llevara para cualquier lugar sujetos al accidente.
Destino, Propósito y Sentido de nuestra vida van de la mano, creo.
Si tenemos medianamente claro hacia donde vamos, tendremos destino, y cada acto del momento presente nos llevara hacia el. El camino mismo que vamos transitando es el destino, y nuestra vida va adquiriendo sentido.
.