Sin esa mirada puesta en mí, viéndome, mi vida es una vida de ciego, que va donde lo lleva cada impulso, sin saber cómo ni por qué.
Sin esa mirada puesta en mí, no puedo saber que existo.
Tengo la capacidad de elevarme por encima de mí misma y de verme libremente, de ser vista.
De lo contrario, los pensamientos son sólo ocasiones y objetos de esclavitud, redes donde el pensar real pierde su poder de objetividad y de actividad voluntaria.
Esta mirada me sitúa y a la vez me libera. Y en mis mejores momentos de recogimiento tengo acceso a un estado donde me es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa mirada que desciende sobre mí, que me abarca entera. Siento que irradia sobre mí.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; siento que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia mí, para que pueda de veras tomar conciencia de mi existir.
Esa es mi lucha: una lucha contra la pasividad de mi pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podrá darse, ni podrá nacer.
Sin este esfuerzo, él vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia.
Tengo la capacidad de elevarme por encima de mí misma y de verme libremente, de ser vista.
Tengo la capacidad de que mi pensamiento no sea esclavizado.
Para ello necesita desasirse de todas las asociaciones que lo mantienen cautivo, pasivo.
Tiene que cortar las ataduras que lo unen a todas esas imágenes, a todas esas formas.
Tiene que liberarse de la atracción constante del sentimiento.
Necesita sentir el poder que tiene de resistir a esa atracción, de verla, de ir elevándose por encima de ella.
En ese movimiento, se va volviendo activo; se activa, depurándose; y así encuentra una meta, una meta única: pensar "Yo", darse cuenta de "quien soy", entrar en ese misterio.
De lo contrario, los pensamientos son sólo ocasiones y objetos de esclavitud, redes donde el pensar real pierde su poder de objetividad y de actividad voluntaria.
Enturbiado por las palabras, las imágenes y las formas que lo solicitan, pierde la facultad de ver. Pierde el sentido del Yo.
Y entonces ya no soy más que un organismo a la deriva. Un cuerpo privado de inteligencia. Sin esa mirada, estoy obligado a volver al automatismo y a la ley del accidente.
Esta mirada me sitúa y a la vez me libera. Y en mis mejores momentos de recogimiento tengo acceso a un estado donde me es dado experimentar, sentir el efecto benéfico de esa mirada que desciende sobre mí, que me abarca entera. Siento que irradia sobre mí.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; siento que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia mí, para que pueda de veras tomar conciencia de mi existir.
Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que Yo... volver a Mi.
Esa es mi lucha: una lucha contra la pasividad de mi pensamiento. Una lucha sin la cual ya nada consciente podrá darse, ni podrá nacer.
Es una lucha por salir de la ilusión del "yo" en la que vivo, para aproximarme a una visión más real.
En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos.
Mientras no hay más que un plano, no puede haber visión.
El reconocimiento de otro nivel es el despertar del Pensamiento.
Sin este esfuerzo, él vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia.
Es terrible darse cuenta de pronto de que ha vivido uno sin un pensar propio, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. Y por tanto, sin conexión con el mundo de Arriba.
Es en mi esencia donde me reúno con el que ve. Si pudiera mantenerme en ella, estaría en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia...".
Es en mi esencia donde me reúno con el que ve. Si pudiera mantenerme en ella, estaría en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia...".
Extraído de Gurdjieff Grupos en Facebook
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