Crisis de una etapa que termina y de otra que presiona por surgir.
Son los dolores de parto de una nueva vida.
Aquello que se derrumba, ese estado de dependencia de las condiciones dadas, nos conecta con el camino hacia la libertad y liberación.
Liberación de lo condicionante de las formas-creencias.
Cuando podemos ver lo que de ensueño hay en esas formas-creencias es que el ciclo está llegando a su fin, la noche oscura a llegado, y hay que permanecer en calma hasta el amanecer.
En ese permanecer en calma se purifica la materia prima esencial del ciclo que llega a su fin, se descarta la escoria, las impurezas, lo no ya útil para el nuevo ciclo que clarea al alba.
Y en el rescate de lo esencial, de lo que a través del ciclo resistió todo los embates del fuego purificador, la conciencia y su intencionalidad con mirada limpia ante la devastación del mundo de ensueño derrumbado-destruido, da inicio a la reconstrucción-transformación.
Un nuevo ciclo ha comenzado.
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