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“HACIA UNA CULTURA DE LA NO VIOLENCIA ” - 02 de junio de 2009
Discurso pronunciado por el Canciller del Estado Plurinacional de Bolivia, David Choquehuanca en la XXXIX Asamblea General de la Organización De Estados Americanos (OEA)
"... Señor Presidente, Señores Delegados y Señoras Delegadas:
La cultura de la no violencia, hay que interpretarla como una forma de vida, con conductas basadas en el diálogo, la tolerancia, el respeto al ser humano y sus derechos fundamentales.
La violencia en todas sus formas siempre vulnera los derechos humanos, por eso participamos plenamente de los principios establecidos en las Cartas de la Organización de los Estados Americanos y de la Organización de las Naciones Unidas.
Bolivia ha constitucionalizado la no violencia al asumir que es un Estado Plurinacional pacifista que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz, así como la cooperación entre los pueblos de la región y del mundo.
Bolivia rechaza constitucionalmente toda guerra de agresión como instrumento de solución a los diferendos y conflictos entre estados y claro esta prohíbe la instalación de bases militares extranjeras en su territorio.
Es importante que entendamos, que el ser humano en si no es violento, sino que son las condiciones socio – económicas y culturales las que generan situaciones de violencia.
Hay sin duda muchas causas para la violencia, pero quiero destacar sobre todo una: la económica, entendida esta como un efecto de situaciones que causan graves problemas en la vida de los seres humanos.
Para nadie es un misterio que la crisis financiera que enfrentan las grandes economías, ejerce una gran presión sobre todos los países, pero particularmente sobre aquellos con economías pequeñas y vulnerables, que sin haber generado dicha crisis, resultan ser agredidos y violentados por la misma.
La crisis financiera y sus consecuencias económicas, afectan no sólo los niveles de empleo a los que tienen derechos los seres humanos, sino también provocan problemas de migración y con ella situaciones de discriminación.
En términos familiares, considero que no hay violencia más palpable y de nefastas consecuencias como que el padre de familia sea despedido de su fuente de trabajo o que deba enfrentar el embargo de su propia casa por falta de pago.
Por ello, señor Presidente, señores Delegados, considero muy importante acabar con la violencia económica, a través de la construcción de una nueva estructura de los organismos financieros internacionales, en la que tengan plena participación todos los países, incluidos aquellos que hasta ahora fueron ignorados, aunque no por eso no afectados por las decisiones de los países industrializados.
En todo caso, el ser humano y su derecho a que no se ejerza violencia sobre el, requiere que los países prioricen el desarrollo humano, adopten estrategias para superar la pobreza y promuevan procesos de integración regional con el propósito de desarrollar sociedades equilibradas y solidarias.
Pero igualmente en el contexto internacional, existen otras formas de violencia. No podemos dejar de mencionar aquella que se viene ejerciendo desde hace décadas en contra la hermana República de Cuba.
El inhumano bloqueo impuesto a Cuba, es una de las más terribles formas de violencia en contra la población cubana. Es la más desproporcionada forma de ejercer el poder ilimitado de una potencia sobre un pueblo que básicamente eligió en su derecho, una forma de vida y de gobierno, basado en el bienestar colectivo antes que en el individualismo y el consumismo promovido por otros países.
Reconocemos el derecho que tienen los pueblos a su autodeterminación, sin que ello implique la posibilidad de que otros puedan verse tentados a establecer sanciones y aun peor ejercer violencia, únicamente basados en su poderío.
En el recuento de los tipos de violencia, no puedo dejar de mencionar aquella que durante mucho tiempo se ejerció en mi país en contra de la población indígena, que no sólo no participaba en la toma de decisiones, sino fundamentalmente era amenazada con políticas que no consideraban los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia y respeto a la diversidad cultural.
Esa situación comenzó a cambiar el año 2006, cuando por primera vez en Bolivia asumió la Presidencia de Bolivia un líder indígena y símbolo de las luchas sociales en el continente, con el mandato popular de realizar profundos cambios en la política social y económica del país, con el propósito de acabar con las injusticias y diversas formas de violencia a las que fueron sometidos históricamente los pueblos indígenas.
Estamos conscientes que no es posible cambiar en poco tiempo situaciones de violencia que tienen cientos de años de práctica, pero es importante la voluntad y decisión expresada por el Gobierno del Presidente Morales de lograr que el pueblo boliviano desarrolle la cultura del vivir bien, no sólo de armonía entre las personas sino entre el hombre y la naturaleza, con la que se debe guardar un equilibrio y respeto mutuo.
La propiedad de la tierra en Bolivia en manos de latifundistas, llego a constituirse igualmente en otra forma de violencia, sumada a modernas formas de esclavitud.
Ante esta injusta situación, el Gobierno del Presidente Morales, inició un proceso legal de saneamiento y titulación de tierras que permitirá restituir tierras ancestrales a numerosas comunidades territoriales a través de la dotación de tierras comunitarias de origen (TCOs), así como la incorporación de otras numerosas comunidades en el proceso de dotación de tierras.
Pero no sólo se ejerció violencia en la base económica de los pueblos originarios, sino también en aspectos culturales como los propios idiomas nativos al negarles todo valor. Ahora es un derecho constitucional que las personas reciban educación bilingüe intercultural y aún más que cada funcionario público pueda hablar no sólo castellano sino también alguno de los idiomas originarios.
Este hecho es de fundamental importancia en un escenario en el que la violencia se ejerció sobre la población indígena, resultado aún peor en el caso de las mujeres, que fueron discriminadas a través de su absoluta exclusión de las distintas formas de organización del Estado y de su manejo.
Para evitar todas estas formas de violencia y discriminación, el Gobierno del Presidente Morales asumió diversas determinaciones que permiten realizar profundos cambios estructurales en democracia.
En octubre de 2007, el Gobierno del Presidente Morales elevó a rango de ley la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que fue adoptado por la Asamblea General en noviembre de ese mismo año.
Esa determinación constituyó un paso irreversible del proceso para establecer los marcos elementales que pudieran impedir que alguna persona o grupo pueda ejercer violencia sobre los pueblos indígenas.
A ello se sumó el 7 de febrero de 2009, la promulgación de la Nueva Constitución Política del Estado que incorporó constitucionalmente los derechos de los pueblos indígenas, así como el concepto de autonomía indígena.
Sin embargo, en este proceso de promulgación de la nueva norma constitucional en el que participaron activamente las organizaciones indígenas, se tuvo que lamentar escenarios polarizados y marcados por el racismo anti-indígena y la violencia.
Muestra de estos actos de violencia manifiesta se vivieron en Sucre el 24 de mayo de 2008, cuando campesinos que llegaron a esa capital sufrieron hechos que se enmarcan claramente en actos de agresión, humillación e intolerancia, la violencia en todas sus formas de expresión.
Este hecho no fue olvidado. El Presidente Morales hace apenas algunos días realizó una ceremonia de desagravio a los campesinos humillados y vejados, prometiendo que nunca más volverá a suceder una situación de semejante intolerancia y racismo en Bolivia.
La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados viene investigando todo lo sucedido y los autores materiales e intelectuales deberán enfrentar procesos en la justicia ordinaria.
Estos actos violentos, racistas y violatorios del Estado de Derecho dieron un salto cualitativo con la masacre del Porvenir en el departamento de Pando el 10 de septiembre del pasado año, cuando se planificó y perpetró una masacre contra indígenas, con un lamentable saldo de 15 personas asesinadas y 104 personas heridas.
Para enfrentar todas estas actitudes de violencia, el Gobierno ha hecho todos los esfuerzos para desarrollar mecanismos de diálogo e inclusión con el apoyo de instituciones nacionales e internacionales.
El accionar del Gobierno del Presidente Morales permitió el reconocimiento constitucional de las 36 naciones indígenas originarias, en un país donde de acuerdo al último censo poblacional del 2001, el 62% de la población es considerada indígena.
La cultura de la vida, la cultura del diálogo a la que pertenecemos los pueblos indígenas, la cultura de la paz, nunca se dio por vencida. Sabíamos que la cultura de la no violencia volvería nuevamente.
Hoy estamos ante la emergencia de los pueblos indígenas, ante la emergencia de la cultura de la paz y el diálogo. Por ello estamos plenamente identificados con el tema de esta Asamblea y los compromisos adoptados en este espacio.
Muchas gracias..."
San Pedro Sula, Honduras – 2 de junio de 2009
Fuente: Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia en Argentina - http://www.embajadadebolivia.com.ar/
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