lunes, 10 de marzo de 2014

De la atención - Christopher Fremantle


Gurfjieff consideraba a la atención conciente como un catalizador. 

La atención mecánica le da seguridad al hombre; pero la atención conciente, o más precisamente un darse cuenta, una atención que abarca simultáneamente tanto el mundo exterior como el interior, es la clave para la evolución. 

Su función dual es la de la supervivencia exterior y la de la creación interior.

Gurdjieff proponía e invitaba a la verificación práctica de que esta atención interior cataliza un desarrollo ulterior de substancias finas que alimentan a los mecanismos síquicos y permiten una apertura hacia un nivel más universal de pensamiento y sentimiento.


Este punto de vista, sostenía, puede ser estudiado y verificado a través de prácticas de autoobservación o recuerdo.


La autoobservación revela que, cuando hay atención conciente, los productos del sufrimiento no estan obligados a fluir por los canales de los mecanismos de defensa, de la vida o el bienestar. 


Cuando, mediante la práctica de una atención recolectada, aprendemos a reconocer este movimiento hacia la defensa, es posible que la facultad emocional lo redirija en tal forma que permita transformarlo en sentimiento positivo. 

Aunque estas substancias son demasiado finas como para ser detectadas con las técnicas actuales de análisis, la naturaleza de esta acción de atención conciente puede ser experimentada y verificada.

Esta transformación demanda, ántes que nada, del establecimiento de un orden interior. 

En donde prevalece el caos, la acción creativa de un trabajo interior así, solo puede agregar fuerza al desorden. 

Como en el ascenso al Monte Análogo, es mejor escalar en compañía de un guía experimentado.

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Extraído de Gurdjieff-Discípulos de C.M. en Facebook
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