Yo era humano... pero primero yo era un Ser... y por eso tengo el título de Ser Humano. Era de dos mundos.
Yo estoy en este mundo.
Nací en este mundo.
Me crié en este mundo.
Aprendí a sentir y pensar en este mundo.
Sentí el amor y el dolor en este mundo.
He vivido con pasión en éste mundo...
pero yo no soy de este mundo.
El mundo de los humanos siempre ha sido para mi algo muy complicado. Desde niño lo humano me pareció muy fascinante pero a la vez un sentimiento profundo de que era algo muy raro, muy extraño...tanto sufrimiento innecesario en la vida de los humanos. Tanta prisa al caminar y al hablar de los humanos...tanta prisa y para llegar a dónde ? Tantos años de escuela y los humanos no aprenden el arte se estar solos y en paz en una pieza vacía. Los humanos eran extraños pero no podía escaparme de ellos porque ellos eran yo también.
Yo era humano...pero primero yo era un Ser.
Y el Ser me tiraba a su mundo...desde muy niño. Ese Ser tenía muchos nombres...pero había algo siempre constante, siempre estaba ahí presente. No importando lo que estuviera haciendo o en qué lugar físico yo estuviera...la presencia del Ser que soy siempre estaba ahí, mirando, sabiamente observando todo lo que estaba sucediendo y pasando dentro y fuera de mi. Algo así como un superpoderoso testigo ahí siempre presente.
La cultura humana era algo de lo cual yo no me podía escapar, era mi condena pertenecer y ser parte de esta dimensión de los humanos. Y la verdad es que también había algo fascinante en esta cultura de los humanos. Las luchas de los humanos por lograr más grados de libertad y dignidad a lo largo de la historia es algo que siempre me ha fascinado de estos humanos en este planeta.
La cultura humana me fascinaba por siempre y por muchos años yo creía que eso era mi todo, que todo lo que había en la cultura de los humanos era lo único que constituía mi Ser. Pero siempre había una tensión ahí, algo muy grande y fuerte dentro de mi no caía en todo aquello que se llamaba cultura humana. Había algo que no se podía nombrar pero cuya presencia era imposible de negar. Eso estaba ahí siempre. Y no era parte de la cultura de los humanos. De dónde era entonces todo aquello?
La cultura de los humanos me fascinaba pero a la vez era mi gran prisión. Una presión muy grande, gigante, insoportable, imposible de algún día liberarse. La bulla de esta prisión era realmente insoportable...tanto ruido que salía de la boca de los humanos, tanta basura que salía desde sus bocas. Una civilización planetaria del ruido.
Yo era humano...pero primero yo era un Ser.
Por más fuerte e insoportable que fuera la prisión de los humanos y sus formas de vivir...siempre aparecía en mi la otra realidad concreta...mi Ser y su presencia presente cada vez más fuerte y poderosa. Una presencia poderosa que desafiaba todo intento de discusión y negación de esta ultra realidad siempre presente.
Yo estoy en este mundo.
Nací en este mundo.
Me crié en este mundo.
Aprendí a sentir y pensar en este mundo.
Sentí el amor y el dolor en este mundo.
He vivido con pasión en éste mundo...
pero yo no soy de este mundo.
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Extraído del muro de Luis Salas en Facebook
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