sábado, 9 de mayo de 2020

Del Modelo Social Disciplinario al Espacio-Mundo de Control - Enrique Contreras Ramírez


Ya no es la amenaza física la que predomina, se trata ahora de control mental, de enajenar el pensamiento, de que las masas asuman la conducta del que tiene el poder real.

Controlar y controlar a los pueblos de manera mental para evitar insurrecciones que puedan poner en peligro sus intereses.

Desde la sociedad colonial, hasta nuestros días se ha venido imponiendo el concepto del modelo social disciplinario –claro está- con sus respectivas modalidades y adaptaciones: 


Si no obedeces te castigo (la escuela). Si no respetas la línea del partido, te expulsamos (los partidos).Si no defiendes el gobierno, no tienes trabajo (gobiernos nacionales, regionales, municipales). 

Si no respetas al superior te castigo (los militares).Si no respetas la ley te encarcelo (la justicia). Si no obedeces Dios te castiga (la iglesia) –entre otros ejemplos- es lo que llamaría Foucault y lo parafraseo por analogía “vigilar y castigar”.
 

Éste modelo social disciplinario lo venimos arrastrando desde la colonia, allí es donde nace una disciplina para la dominación, para la obediencia, es una disciplina coercitiva que no admite otra conducta que la impuesta por la relación de poder que se tenga frente al oprimido.

Éste es el modelo social disciplinario, modelo social disciplinario que hoy día admite conflictos, protestas, manifestaciones, siempre y cuando no se salgan del ordenamiento jurídico que establece la “Ley”.

Ley que hacen los de arriba para disciplinar a los de abajo.

Éstos conflictos es lo que particularmente llamo conflictos funcionales, son los conflictos que se institucionalizan, es decir, son los conflictos permitidos, admitidos, transitorios, pasajeros y que además son controlados por el Estado y sus instituciones 

como los partidos políticos, ministerios del trabajo, los sindicatos, gremios profesionales –entre otros- siempre entran en un proceso de negociación, de reacomodo, donde lo económico está por encima de cualquier otra reivindicación que pueda representar calidad de vida.

Éste tipo de conflictividad, es la permitida, está condicionada por leyes, reglamentos, normas que disciplinan la protesta y se utiliza para mostrarle al mundo de las apariencias que hay libertad, tolerancia, democracia, dentro de un Estado tan perfecto que es permisivo y democrático.

Ahora bien, esta operatividad del sistema se ha venido perfeccionando, hasta el punto, de que estamos pasando de manera muy subliminal del modelo social disciplinario al modelo social espacio-mundo de control.


Desde que Harold Lasswell, Robert Merton, Paul Lazarsfeld, entraron en el estudio de los medios de comunicación, a partir de la segunda guerra mundial, empezaron a trabajar sobre los análisis, efectos y contenidos de los medios de comunicación 


y donde Harold Lasswell indico las funciones de los mismos señalando la importancia de vigilar el entorno, la relación de los componentes de la sociedad para producir una respuesta al entorno, la trasmisión de la herencia social y Merton agrega el entretenimiento.
 

Esta experiencia de los fundadores de la Teoría de la Comunicación (Lasswell, Merton y Lazarsfeld), es aprovechada más adelante y hoy día, con el adelanto de las comunicaciones y la tecnología se ha avanzado una enormidad, hasta el punto de que aparecen proyectos en ejecución como el proyecto BLUE BRAIN financiado por los conglomerados del gran capital 

y cuya tarea y propósito es la de descifrar el sistema más complejo descubierto hasta ahora en el universo, que no es otro que el cerebro, 

se ha convertido en una prioridad para los intereses del gran capital que viene aportándole millones de dólares al proyecto Brain, que pretende dar a los neurocientíficos “las herramientas necesarias para entender mejor cómo pensamos, aprendemos y recordamos”.

En éste proyecto se esconde el más perverso plan de control mental en el desarrollo del escenario panóptico en que se desenvuelve el planeta.

De esta manera se empieza a dar un paso agigantado al espacio-mundo de control.
 

Ya no es la amenaza física la que predomina, se trata ahora de control mental, de enajenar el pensamiento, de que las masas asuman la conducta del que tiene el poder real. 

Controlar y controlar a los pueblos de manera mental para evitar insurrecciones que puedan poner en peligro sus intereses.

Hoy ese espacio mundo de control se ha dado a la tarea de construir incluso la disidencia:


“Las élites económicas –que controlan grandes fundaciones– también supervisan la financiación de numerosas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que históricamente han estado involucradas en el movimiento de protesta contra el orden económico y social establecido.

Los programas de muchas ONG y movimientos populares dependen en gran medida tanto de fondos públicos como privados, incluyendo las fundaciones Ford, Rockefeller, McCarthy, entre otras. 

El movimiento anti-globalización se opone a Wall Street y a los gigantes del petróleo controlados por Rockefeller y otros.

Sin embargo, las fundaciones y organizaciones benéficas de Rockefeller y otros, generosamente fundan redes anti-capitalistas, así como ecologistas (frente a las grandes petroleras) con el fin último de supervisar y formar sus diversas actividades”. (Véase al respecto el artículo de Michel Chossudovsky. “Financiando la disidencia: Quien paga, manda).


El objetivo de todo esto es controlar, vigilar, es la expresión del panóptico en un planeta llamado tierra, donde la sociedad es amordazada y lo peor su cerebro lo paralizan, ya que no tiene derecho a pensar, a reflexionar, a contradecir, en un mundo claro-oscuro que se debate entre la verdad aplastada, encadenada y la mentira que fluye como el agua y que la inmensa mayoría que puebla el planeta la toma como verdad absoluta e incólume.




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Extraído del muro de Enrique Contreras en Facebook


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