domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Acaso murió Silo? - Isaías Nobel


“Murió Silo”, titularon los diarios argentinos
y como siempre que se trata del Guía, del Maestro,
se han equivocado nuevamente.

“No saben, no estudian”,
creo que les diría él, sonriente,

como tantas veces nos los dijo a nosotros,
sus compañeros y amigos en la larga travesía del desierto,

sosteniendo a su pueblo en la esperanza
con la certeza de quien ha visto la otra realidad,

de quien ha visitado innumerables veces la Ciudad de la Luz,
-allá en lo Insondable-

y ha regresado siempre con sus alforjas cargadas
de profundo sentido,

su Certeza de experiencia convertida en Mensaje,
de que la muerte no detiene la vida,

que hay algo en los seres humanos que continúa su vuelo
porque montamos en alas de un pájaro llamado Intento Inmortal

y en ese viaje a la Ciudad de Luz
vuela nuestro Guía sabio y bondadoso

dejando en la tierra su envoltura
la del Negro portador de la luz,

del más querido amigo,
del que vino a recordarnos
con bondad y alegría,
-con grandes carcajadas-

que somos semi-dioses,
caídos semi-dioses de la invisible patria
que oscuramente recordamos,
donde nace aquella suave, amanecida brisa
que enciende la nostalgia más honda
de nuestra especie humana.

El Mensajero, el Guía, el amado Maestro
Ha regresado a la Lejana Patria dejando una Enseñanza,
un horizonte inagotable,
una morada nueva para la mente humana.

Yo te agradezco, Nombrador de Mil Nombres,
Por siempre te agradezco
Tu visita a la Tierra,

Tu bondad, tu amistad, y tu inmensa alegría:
Agua de vida resucitándonos
de la ilusión mortal.

¿Cómo morir podría
quién antes de morir, tantas veces “murió”?
El niño aquel, el héroe de ésta edad.

Silo vive, por siempre vivirá.

Gracias. Isaías Nobel.

Septiembre 19, 2010.

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Extraido del muro de Isaías Nobel en Facebook
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