Hablar de Psicología Humanista, parece a primera vista, una redundancia, dado que la Psiquè pertenece, en sí al Ser Humano.
No obstante la Psicología Humanista nos indica que existe algo más que la dualidad mente-cuerpo y que ese algo más se denomina espíritu.
El movimiento de la Psicología Humanista - puesto que engloba una gran cantidad de escuelas -
se caracteriza por su capacidad receptiva y su espíritu tolerante, a la vez que por un eclecticismo pragmático que da lugar en su seno a distintas teorías.
Estas son, en general, parcialmente compatibles entre sí, no son del todo coincidentes ni en cuanto a sus afirmaciones últimas ni tampoco a sus metodologías,
pero por otra parte, toman al Ser Humano como una totalidad.
La Psicoterapia Integradora Humanista es un modelo que deviene en muchos aspectos de la tarea pionera de C.G.Jung
y es retomada, desde la Psicología Transpersonal por excelentes colegas como Ken Wilber, Stanislav Groft, Virginia Satir, Andrew Samuels y el propio Maslow, egresado del Instituto C.G.Jung de San Francisco.
Esta Psicología Humanista y Transpersonal se caracteriza por algunos presupuestos meta teóricos, teóricos, psicoterapéuticos y metodológicos como los que describo a continuación.
La Psicoterapia Integradora Humanista es epistemológicamente constructivista,
es decir, parte de la concepción de la existencia de una realidad externa ajena a la propia conciencia
cuyo conocimiento no se da en forma directa, sino a través de la mediación de la propia subjetividad,
de manera que incluso las formas más simples de contacto con la realidad, las sensaciones, ya son percibidas impregnadas de subjetividad.
En C.G.Jung y su Psicología Analítica es constante el ínter juego entre lo que el denomina Realidad Objetiva y la Realidad del Alma o la Realidad Subjetiva
y aún más, es imposible, destacar como más fidedigna una de otra.
Por ello la realidad, tanto objetiva como subjetiva es susceptible de diferentes interpretaciones,
sin que podamos atribuir a una de ellas la capacidad para captar la totalidad de la realidad.
Comparte entonces esta afirmación junguiana genéricamente, tanto la Psicología de los Constructos Personales de Kelly como el Análisis Transaccional, la Psicoterapia de la Gestalt o el Focusing,
como asimismo, determinados enfoques existenciales y, en particular, aquellos no directivos, que participan de esta concepción de la dimensión subjetiva del conocimiento
y están atentos, desde el punto de vista clínico, a que el paciente logre un sistema interno coherente y significativo para él,
más que a imponerle una determinada visión de la realidad o unos contenidos pretendidamente objetivos.
En esto se opone drásticamente no solo a las mas crudas escuelas conductistas
sino también a movimientos pseudos psicológicos que terminan siendo sectarios y propenden al denominado “lavado de cerebro” como por ejemplo el mal denominado “insight” que se presenta en algunos workshops y cursos elitistas, como así también en algunos manuales de autoayuda.
La Psicología Humanista concibe, al igual que la Psicología Analítica, la realidad en forma sistémica,
aspecto que comparte con los diferentes enfoques de la orientación humanista-experiencial y con la denominada Terapia Sistémica.
Es decir entiende al ser humano, tal como Von Bertalanffy (1968/1976) formulo, como un sistema
-entendiendo como tal un conjunto de elementos conectados entre sí de tal forma que la variación de uno de ellos varía el conjunto-
inserto en el seno de sistemas más amplios (familia, por ejemplo)
y a su vez estos sistemas dentro de otros más vastos (como podría ser una cultura concreta).
La persona se entiende también como integrada por diferentes subsistemas (cognitivo, corporal, afectivo, interaccionad, práxico, entre otros) formando una realidad.
Incluso a los que denominé subsistemas, tales como el cognitivo, el corporal, etc., cabe añadírsele el espiritual.
Es un error considerar que C.G.Jung, basa su Psicología en los moldes preformados del Ser Humano (los arquetipos), dejando de lado pautas culturales.
Este concepto erróneo es bastante difundido en especial, por aquellos que critican sus teorías sin tener un conocimiento profundo de las mismas.
El propio Jung nos lego el concepto de que el Ser Humano no nace todo los días,
sino que es el resultante, no solo de las interacciones socioculturales políticas y religiosas,
sino también de sus propias raíces ancestrales, que se encuentran en los albores de la primigenia humanidad.
Otra de sus concepciones teóricas, la del Inconciente colectivo, es definida por Gherard Adler, como
“Una inmensa playa de arena inagotable la cual con el paso de las épocas (o sea de las transformaciones socio-culturales) se va ampliando infinitesimalmente”.
Por esta razón entonces, no considerar en C.G.Jung la tremenda importancia del factor socio cultural, es un error grave.
El movimiento de la Psicología Humanista, entiende al Ser Humano como parcialmente libre, es decir que no es meramente reactivo a unos estímulos concretos
-dentro de los condicionamientos, ambientales, sociales, laborales, económicos y políticos a los cuales, sin duda, está sometido-
sino también posee un relativo margen de libertad de elección del cual es responsable
y coadyuva conjuntamente con lo anterior en la conformación del individuo como Persona única e irrepetible.
Jung es lo suficientemente claro en este punto. El mismo dice que: "Nuestro libre albedrío es la mejor forma de hacer aquello a lo que hemos venido”.
La conceptualización junguiana siempre está teñida por una connotación espiritual que, al decir del Psiquiatra Francés Henry Ey, la constituye en una excelente “Terapia del Alma “.
Con esto, podemos afirmar que Jung fue el primero que planteó un quiebre en la construcción separatista cartesiana mente / espíritu.
Y, en consecuencia su Psicología, es el primer intento logrado de reunir al Alma con nuestro propio devenir histórico.
La Psicología Humanista, concede una gran importancia al proyecto vital de la persona y a la búsqueda de sentido, coincidiendo así con el enfoque existencial,
y asumiendo las líneas básicas del pensamiento de Rollo May y Víctor Frankl.
Actualizando, de acuerdo con Rychlak, la clasificación aristotélica de las cuatro causas, y no limitándonos
-como ha sido muy frecuente al investigar las causas de las conductas psicopatológicas y de los cambios terapéuticos- a las causas "material" y "eficiente",
se concede mayor relevancia, a las causas "formal" y, en especial, a la causa "final".
El énfasis otorgado a esta última nos aproxima a algunas teorías y aportaciones de Alfred Adler como por ejemplo la del “Sentimiento Social”
y se refleja, en el plano psicoterapéutico, en la importancia que concede a lo cual el Análisis Transaccional denomina "análisis del guión vital".
En cuanto a la relevancia dada a la "causa formal", se manifiesta en la práctica terapéutica a partir de la concepción de un modelo basado, ante todo, en un análisis del proceso (o "forma"), que el sujeto desarrolla para lograr aquellos objetivos,
a semejanza de la perspectiva de la Psicoterapia de la Gestalt, la Psicología de los Constructos Personales de Kelly y la Psicoterapia Post rogeriana de Egan.
La Psicología Analítica junguiana, está prácticamente basada en la premisa del encuentro con nuestro propio sentido de vida, nuestro Santo Grial, constituyéndose de esta manera también en precursora de lo antedicho.
En C.G. Jung, a nuestro arquetipo interior de Dios, (nuestro Selbst), le corresponde una idea acerca del Dios exterior, con lo cual retoma una vieja tradición hermética acerca de “lo que es arriba es abajo y lo que es dentro es fuera “.
Más aún. Nuestra tarea en la vida, está inexorablemente orientada (finalismo teleológico) a la consecución de nuestro propio sentido de vida, como cité anteriormente.
No obstante ello, la etiología filosófica debe buscarse en el gnosticismo y, en especial en el Platonismo y neo platonismo mucho más que en Aristóteles.
La Psicoterapia Humanista, se interesa de modo especial por los temas específicamente humanos, interés que comparte con los iniciadores del Movimiento de la Psicología Humanista por temas que diferencian nuestra especie animal de las otras (amor, creatividad, Metas, motivaciones, o búsqueda de sentido, por ejemplo).
La Psicología Analítica, con sus construcciones acerca de los Complejos, el Inconsciente colectivo y los arquetipos y, en especial el plano psicoide y la Sincronicidad, nos da una visión holística y revolucionaria acerca del papel del Ser Humano y su meta final.
Algunas teorías sobre la personalidad están, como la Psicología Transpersonal, prácticamente integradas en su totalidad en nuestro modelo.
La Psicoterapia Integradora Humanista, admite la presencia de procesos no conscientes en el comportamiento humano,
a pesar de que se distancia del Psicoanálisis en la concepción del inconsciente como una especie de depósito de contenidos concretos, especialmente de temática sexual, reprimidos por su carácter socialmente destructivo.
Los procesos no conscientes asumen , por el contrario, las posiciones del Análisis Transaccional de Berne
y de la Psicoterapia de la Gestalt de Perls que lo contemplan más en términos formales que de contenidos,
y no le atribuyen un carácter caótico ni destructivo necesariamente, ni tan rígidamente separado de las instancias conscientes.
Cabe acotar aquí que el primero que revalorizó el concepto del Inconciente no solo como el reservorio de lo “reprimido “,
sino también como el hermano oscuro que necesariamente debemos integrar en cuanto a sus potencialidades se refiere,
nuevamente fue C.G.Jung con su genial conceptualización de la Sombra, ya individual, ya colectiva,
considerando que una conlleva la otra, tal el caso de la película actualmente en exhibición Farenheit 9/11.
La Psicología Humanista acepta la variabilidad de las motivaciones,
es decir que supone que la persona amplía intereses y motivaciones que no son necesariamente los diferentes disfraces de una o dos pulsiones originarias.
En este punto siguiendo a Allport, discrepamos de Freud y de Adler, entre otros.
Acepta también la distinción entre motivaciones y meta motivaciones propuesta por Maslow
o dicho con la terminología de Lersch, que indica que más allá de las tendencias de la vitalidad y del yo individual,
el ser humano dispone de genuinas tendencias transitivas que no son coincidentes con la sublimación de otras tendencias, sino que tienen una entidad propia.
Aquí C.G.Jung nos habla del arquetipo de la máscara, de las cuales nos rodeamos y mediante aquellas con las que nos expresamos cotidianamente,
y también nos alerta del peligro de anquilosarnos en una de ellas perdiendo de vista la amplísima gama de matices de nuestra propia Psiquè.
La Psicología Humanista considera que los valores éticos constituyen un núcleo importante de la personalidad
y que en torno a ellos se aglutina el sentido de identidad y facilitan la evolución personal hacia la autonomía.
La Psicología Analítica nos enseña que, el problema de impartir o no el conocimiento adquirido es, en última instancia un problema moral.
Considera la unicidad de cada ser humano y el carácter original de cada individuo,
si bien entiende que -en la línea de Millon y Everly - se dan patrones consistentes de personalidad (generalmente patrones mixtos),
también considera que dichos patrones, por sí mismos, no pueden considerarse sanos o insanos, puesto que no hay un modelo único de personalidad a imponer o sugerir,
sino que es el ejercicio flexible o rígido de los mismos en relación con las situaciones, el que determina el grado de salud mental.
En este punto en particular, cabe destacar que este cuestionamiento acerca de la denominada Salud y enfermedad, fue planteado por C.G.Jung ya específicamente en 1912.
El modelo de Psicoterapia Integradora Humanista posee diversidad de principios, algunos de los más destacados son:
El modelo integrador, en tanto en cuanto considera que no existe en la actualidad un tipo de psicoterapia excluyente que sea válido para todas las personas, problemas y circunstancias,
y por ello se siente llamado a mantenerse receptivo y dialogante a las aportaciones que desde otros modelos o paradigmas pudieran ser integradas en forma coherente y que pudieran hacer más efectivo el tratamiento.
Ya Jung mencionaba en un reportaje que le realizó la BBC de Londres que “Con algunos pacientes soy freudiano, con otros Adleriano y con los que puedo junguiano”.
Es holístico en relación con la persona y los sistemas en que participa, es decir se ocupa de la globalidad y considera que hay que trabajar conjunta e integradamente en los diferentes subsistemas del individuo,
elaborando cualquiera de los trabajos realizados en un determinado nivel de intervención dentro de la experiencia del sujeto considerada como un todo global.
Jung fue el pionero en el tratamiento global del Ser Humano y aún más, sus conceptualizaciones tanto teóricas como prácticas, indican que éste no está completo ni en sensación de armonía, hasta que no este completo y armónico con el Universo entero,
lo cual, desarrollado desde la teoría que construyó conjuntamente con Wolfang Pauli, acerca de la Sincronicidad, nos lleva directamente a la revalorización de las mal denominadas “mancias” como la Astrología, el Tarot y, en especial el I Ching.
Enfatiza la importancia del vínculo terapéutico, y propone la adopción por parte del terapeuta de las actitudes rogerianas de aceptación incondicional positiva hacia el paciente, empatía y autenticidad (Rogers 1957),
no sólo a título de exigencias éticas que enmarquen la relación, sino también como actitudes indispensables para que pueda surgir una alianza efectiva (Lafferty, Beutler y Crago, 1990).
Sin embargo, no considera que esas tres actitudes básicas sean suficientes para esa implicación por parte del paciente.
A la vez, entiende que la vinculación terapéutica debe estar atenta, en forma idiosincrática, a las perturbaciones en el vínculo que presenta la persona, a las hipotéticas causas de las mismas,
y a proporcionarle unas experiencias globales diferentes de aquellas que contribuyeron a la creación de la perturbación.
Jung considera que el terapeuta es meramente la pantalla de las proyecciones que constituyen la propia historia personal del paciente, su propio Cuento de Hadas, su Mito,
y la actitud del terapeuta debe necesariamente y en todos los casos permitir la proyección hasta que ella se diluya en el conocimiento del propio paciente de su problemática con respecto a éstas proyecciones.
Al igual que otros modelos de Psicoterapia Humanista, la Psicología Analítica exige al psicoterapeuta un papel activo que, a la vez que escucha empáticamente al cliente, interacciona con él haciéndole propuestas de exploración concretas,
que deben ser intrusivas en la más mínima medida posible, separándose en ello de la no-directividad del enfoque rogeriano.
El Movimiento Humanista es tecnológicamente pluralista y ecléctico.
Dentro de él la utilización simultánea de varios modelos no supone, por fuerza, un tratamiento fragmentado del ser humano,
ni tampoco se trata de un eclecticismo no comprometido que no se atreve a optar por un modelo concreto,
sino que esta multiplicidad de posicionamientos puede ser y de hecho lo es, una fuente de enriquecimiento para la comprensión del inabarcable misterio de lo humano,
puesto que cada uno de ellos ha seleccionado unos determinados aspectos del individuo a fin de dar una estructura económica y operativa a su trabajo terapéutico.
Y no tiene lugar la fragmentación o falta de compromiso, cuando se ponen en práctica en el seno de su meta-modelo, la Teoría General de los Sistemas de Bertalanffy,
como, asimismo, las perspectivas holista, existencial, constructivista y, por supuesto la Psicología Analítica.
Cabe añadir para finalizar esta exposición que la Psicología Analítica junguiana, a diferencia del Psicoanálisis freudiano o lacaniano, es prospectiva,
o sea está orientada hacia el futuro y no al pasado.
No se detiene - aunque se tenga en cuenta- en el ¿Por Qué?, sino que se apoya mayoritariamente en el ¿Para Qué?
Asimismo, es importante hacer mención de la deuda que toda la Psicología Humanista y la Transpersonal (englobada en la primera), poseen con la figura y el desarrollo de C.G.Jung,
pues el no solo fue precursor del movimiento de Psicología Humanística y Transpersonal,
sino también, de la danza terapia, “El movimiento auténtico”, el ArteTerapia, La imaginación activa, el polígrafo, los grupos de autoayuda como alcohólicos anónimos
y ha sido y será fuente de inspiración, para todos los terapeutas humanistas y Transpersonales que realmente se ocupen de la integración totalizadora del Ser Humano, con su psiquè, su corporalidad, su Alma y su Espíritu.
Como Post junguiano y Presidente de la Fundación C.G.Jung de Psicología Analítica, miembro representante de la Humanistic Association en América Latina. Ha sido un honor departir con ustedes.
¡Muchas Gracias!
Dr. Horacio Ejilevich Grimaldi
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Extraído de: http://www.fundacion-jung.com.ar/psicologiahumanista.htm
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