domingo, 24 de junio de 2012

Algunas reflexiones sobre el momento actual - Maria Luisa Eyras

La verdadera sintonía, no se impone, se genera.

Hay una nueva sensibilidad en marcha, que detecta, reconoce los signos de lo sagrado en uno y fuera de uno.

No es modelo quien dice lo que hay que hacer, es modelo el que hace, y en su acción se convierte en referencia para otros.

Nadie puede adjudicarse la potestad de medir el estado en que otro se encuentra, ni juzgar que es lo mejor para él.

Una referencia no se fabrica, una referencia nace, se genera en la coherencia, y el registro que produce en resonancia con los demás.

No es coherente al nacimiento de una “nueva” etapa, que el temor guíe las acciones.

Ya sea el temor al cambio o su opuesto, el temor a la repetición del pasado.

La Fe en la intencionalidad de la vida, en la dirección siempre abierta al futuro, apuesta a que se desplieguen las capacidades de las que todo ser humano ha sido dotado.

La semilla ha sido ya plantada, y reproducida en miles de nuevas oportunidades.

El germen del cambio necesario anida en el corazón del ser humano, generando el terreno fértil para su crecimiento.

No será el temor al desvío, no será el temor a nada, lo que pueda corregir el rumbo.

Será la Fe en el ser humano y su destino.

Será la referencia clara, e innegable del registro que produce la coherencia interna, la estrecha amistad entre lo que se piensa, sienta y haga, la verdad última que guíe nuestra acción, como parte del compromiso en el conjunto que somos, capaz de iluminar nuestro camino hacia la transformación.

Solo un salto de plano, habilitará el cambio tan ansiado.

Es la transformación del paisaje interno, que habilitará el cambio en el mundo.

Es la acción hacia el mundo desde ese nuevo paisaje la que lo transformará.

No será la proyección ignorada de ese paisaje sobre otros, la que habilitará el cambio.

Será quizás el retraso inevitable, de quienes dormidos proyecten sus esperanzas afuera…

Será entonces necesaria e inevitable, una nueva des–ilusión…,

ya que solo el fracaso de las ilusiones, posibilita el verdadero despertar.

Entonces, recién entonces podremos “ver” por primera ves al otro…


“... Ahora sabía que existía, que todos los otros existían y que eso era lo primero en una larga escala de prioridades

… ¡Cuánto me alegro! Pero dígame, ¿en qué momento empezó a cambiar todo?...

¿Cuándo nos dimos cuenta que existíamos y que, por tanto, otros existían?

Ahora mismo yo sé que existo, ¡qué estupidez! ¿No es cierto señora Walker?

–No es ninguna estupidez. Yo existo, porque usted existe y a la inversa.

Esta es la realidad, todo lo demás es una estupidez...”

Del libro 'El día del león alado', de Silo.

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Extraído del muro de Maria Luisa Eyras en Facebook
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