Yo estoy con Cristina - Gonzalo Pereyra Sáez
Sábado, 2 de junio de 2012 a la(s) 2:54
Pretendo
con este breve texto responder, de cierta forma, las ofensas que le hacen de
manera constante e inagotable, muchas veces de forma imbécil, al proyecto de
país que desde el año 2003 se está formando, por suerte, en nuestro país. Hacía
tiempo no escribía nada en relación al tema, porque las aguas estaban
tranquilas, pero con los medios en jaque, tengo la sensación de que los
sectores privilegiados, con preeminencia por sobre toda la sociedad, se van a
poner en marcha, pero con más de 5 cacerolas.
El texto
lo hice medio a las apuradas, perdonen los errores si los hay, pero bueno hay
para debatir un buen rato, acepto todas las críticas y espero que haya muchas.
1 –
Indiferentes
2 – YPF
3 –
Corrupción
4 –
Dólares
1 – Los
Indiferentes
Maquiavelo,
en el siglo XVI, pretende hacerle un presente al príncipe, al Rey, a la máxima autoridad
de la región, por lo que le entrega una suerte de manual político en él que le
explica cómo manejar un principado hereditario, es decir, aquel en el que los
títulos se heredan y se conservan en nombre de dios, un sistema en el que el
pueblo acepta y se somete al poder del rey en virtud de un supuesto mandato
divino, es decir, el rey es rey porque dios así lo dispone y, por su parte, el
pueblo se somete de buena gana a los ultrajes de las altas clases sociales de
la época y se resignan a ser siervos, vinculados a la tierra como herramientas
parlantes del solar servil porque dios así lo dispuso. Este tipo de
principado era sumamente manejable, fácil de llevar y conservar.
El
problema para el príncipe (o Rey) se produce cuando la gente pierde la fe,
cuando ya no aceptan al rey como aquel designado por dios para gobernar o,
mucho peor, cuando el pueblo siente en los más profundo de su ser el deseo de
libertad, cuando claman por la república, cuando tienen discernimiento y
agallas como para tomar las armas y morir por algo mucho superior a su propia
persona, cuando por fin se dan cuenta que el motor de todo progreso, de
toda revolución, es un fin superior, una idea o ideal, por el que vale la pena
dar la vida.
En este
momento es donde el príncipe y sus señores feudales corren verdadero peligro,
cuando los hombres despiertan. Maquiavelo le explica sabiamente al príncipe que
no hay cosa más difícil en la vida, ni cosa que sea más dificultosa o
que implique mayor riesgo que establecer un nuevo orden político, porque los
poderosos, los que tienen capacidad de hacer, los que se beneficiaron siempre
del antiguo régimen van a tratar de mantener sus privilegios vorazmente, con
alevosía, maliciosidad y de forma inquisidora y, por otra parte, los
defensores del nuevo orden van a ser los débiles, los pobres, aquellos
relegados, que no tienen poder alguno y solo se valen de la esperanza.
Sin
embargo, a pesar de todas estas indicaciones que hace Maquiavelo, solo pone
especial ahínco en los indiferentes, sosteniendo que el verdadero peligro, el
verdadero riesgo, no lo constituyen los poderosos, los enriquecidos y bien
comidos, parasitarios del régimen anterior, sino que son los indiferentes los
que, en virtud de querer ser o pertenecer, se venden a sí mismos, se engañan a sí
mismos, dando como resultado una suerte de asociación entre los poderosos
reales y estos indiferentes que actúan como lacayos, laderos y siervos de los
fuertes y poderosos, es decir, el indiferente quiere ser rico y fuerte y su
ambición no hace más que devolverle el mando a los sectores con verdadero poder
y preeminencia por sobre la sociedad toda.
El
indiferente, por tonto, vive para perder, por su falta de compromiso con la
sociedad y con el mismo. Esto pasaba en el siglo 16, si traemos esto a la
sociedad moderna, podríamos decir que las cosas parecen funcionar igual, un
grupo reducido de poderosos frente a otro grupo, pero reducido, de siervos del
solar servil.
Bertolt
Bretch:
“El peor
analfabeto es el analfabeto político
No oye, no
habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe
que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del
vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El
analfabeto político es tan imbécil que se enorgullece y ensancha el pecho
diciendo que odia la política.
No sabe
que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el
peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de
las empresas nacionales y multinacionales.”
2 – YPF
Voy a
enunciar, muy resumidamente, 1 o 2 ideas que propone la
corriente ideológica o filosófica del materialismo dialéctico. Marx,
en su doctrina, sostiene que los hombres realizan su propia historia, pero
sometidos al contexto y a la realidad que cada uno vive. Para el Marxismo lo
que verdaderamente cuenta en una sociedad es la infraestructura, es decir,
la organización económica, el modo en el que los bienes de producción son
explotados.
El liberalismo,
como contraparte del socialismo, tiene como piedra angular la propiedad privada
de estos bienes de producción y el libre juego entre la demanda y la oferta,
para esta corriente el estado solo debe procurar “justicia”, es decir, el
estado debe ser gendarme, debe cuidar y asegurar el funcionamiento libre del
mercado. Poco importan aquí todas las personas que quedan fuera del sistema,
poco importa el que no come, el que tiene frio o el que muere, ya que la
libertad del liberalismo, es la libertad que nace del dinero, ya que el dinero
es la vara con la que se mide el “éxito” de la vida, así funciona el mundo y,
no caben dudas, el mundo funciona mal, herido y retorcido, de patas arriba.
Con esto
nace el Darwinismo social, la excusa que sirve de respuesta a los grandes
aristócratas, oligarcas y excelentísimos sicarios y hombres de negociosos, la
supervivencia del más apto económicamente, es decir, el que no tiene capacidad
de hacer dinero, debe ser pobre, muerto de hambre, debe ser nadie, debe ser
nada, porque si no es capaz o no tiene posibilidad de hacer dinero, no vale
nada.
En
cambio, en el socialismo, que es una etapa previa al comunismo,
lo que se pretende es la desaparición del estado y del derecho, según Marx,
la historia de la humanidad es esencialmente la historia de la lucha de clases,
es decir, una lucha interminable entre los hombres que pretenden apropiarse de
los bienes de producción, es por esto que Marx plantea la abolición de
la propiedad privada y la reeducación del hombre, es decir, los bienes
de producción serán públicos, de todos, en beneficio de todos y,
para ello, es necesario que los hombres pierdan los vicios y las mañas propias
del egoísmo y la ambición capitalista, es necesario el hombre
nuevo para la sociedad nueva, una común unidad donde impere la
solidaridad, la igualdad y la justicia.
En el
medio de estas 2 corrientes, se presenta el intervencionismo, es decir,
un estado que procura el bien estar general mediante la intervención en la
economía en pos de proteger a las personas que constituyen el factor humano del
estado. Nosotros nos encontramos en lo que se llama un estado benefactor o, más
modernamente, estado subsidiario, en el que se tiende a realizar actividades
privadas con el fin de cubrir o tratar determinadas necesidades.
YPF es un
paso importante, como lo es cualquier empresa estatal, ya que un país que
pretenda llamarse así mismo soberano debe, de forma inimaginable, tener una
importante franja de empresas estatales, sin necesidad de obtener ganancias,
pero si procurando la plena ocupación. Un ejemplo de esto es ENTEL, esta
empresa siendo del estado daba perdida, pero ofrecía trabajo a muchísimas
personas, al ser privatizada, comenzó a ser muy rentable, pero con el 70% menos
de empleados, entonces, paso a ser un buen negocio para los inversores del
extranjero y un mal negocio para el pueblo argentino. Por otra parte, es
razonable pensar que las potencias centrales o los países del “primer mundo”
asesinan millares para conseguir este recurso, ¿porque nosotros preferimos que esté
en manos de extranjeros, si pertenece a nuestra tierra?
Otro
ejemplo de prosperidad a través de empresas estatales se produce en Argentina
con Perón, por medio del IAPI se realizaba la translación de ingresos del
sector agropecuario a la industria nacional, generando empleo y desarrollo
industrial, dejando de a poco de ser un país basado en la producción
agropecuaria, esto hasta el golpe de la revolución libertadora, pero bueno, es
un tema muy extenso, al que le interese que se facilite la información.
3 –
Corrupción
Es
razonable pensar, por la experiencia que brinda la historia, que la corrupción
es moneda corriente, es decir, parecería ser una parte inherente de la especie
humana, siempre existe la corrupción en mayor o menor medida. Pero al margen de
esto, que es una realidad innegable, es menester hablar del funcionamiento de
estado.
El
preámbulo establece que el poder reside en el pueblo y se divide en 3 órganos,
Ejecutivo, Legislativo y, por último, el órgano judicial o
jurisdiccional. El ejecutivo administra, el Legislativo dicta las normas
y el judicial administra justicia.
Los
órganos encargados de controlar el dinero de la nación son La Auditoria General
de la Nación y, también, La Comisión Bicameral Permanente y la Sindicatura
General de la Nación (órgano interno de control, funciona en el ámbito del
Ejecutivo). Estos órganos están presididos por una persona promovida por el
partido opositor con mayor cantidad de bancas en el órgano legislativo
(Congreso, bicameral, Senadores y Diputados), es decir, el partido opositor con mayor
representación, ósea, la segunda mayoría designa a quien preside estos
órganos de control, por lo que sería sumamente difícil que “se roben todo”
¿no? Salvo que la oposición sea extremadamente e indescriptiblemente
tonta e idiota. ¡Cosa que podría llegar a ser!
4 –
Dólares
Claramente
los argentinos, arrastrados por una historia nefasta, tenemos mañas, malas
costumbres y un problema cultural, decimos con orgullo ser nacionalistas, pero
en el fondo no lo somos, sobran frases como: y ¿Qué querés? Estamos en
Argentina o y ¿Qué querés? Somos argentinos o así no se puede vivir,
entre otras tan tristes como estas.
Siempre
tenemos puesto el ojo fuera, en Europa o EU, pero las minas mas lindas son las
nuestras y tenemos al Diego y a Messi y somos re vivos, ¡muy vivos!, tan
vivos que compramos moneda de un país fundido, de un país que debe todo lo que
tiene y mas, tan nacionalistas y patriotas que compramos moneda
extranjera, tan vivos que nos ultrajan y vulneran los de afuera desde
hace 200 años y, sospecho yo, pretenden seguir haciéndolo, con bríos y
enardecimiento.
El
gobierno restringe el dólar porque el mundo se cae a pedazos, el mundo está en
crisis, procura solo precaverse frente a la contingencia mundial, ya que
nosotros para consumir materias primas, insumos, maquinarias, pago de deuda,
etc. utilizamos esa moneda, y para conseguirla hay que procurarla en el
intercambio comercial. Por lo que, cada vez que salimos a comprar dólares,
perjudicamos al estado, que no es más que todos nosotros.
Hay que
recuperar la esperanza, la fe, hay que apoyar la cosa pública (res – publica),
hay que creer que se puede, que es posible, hay que comprometerse, porque como
dije al principio con la historia de Maquiavelo, cuando se juntan los
poderosos, los ricos, los que tienen todo, con los indiferentes y distraídos,
nos terminan cogiendo a todos, una y otra vez.
Hay que
procurar hacerle bien al país, no compren dólares, copiemos a Brasil, que ni
siquiera saben sus ciudadanos a cuanto cotiza la moneda, que no la aceptan y,
es más, la desprecian.
Pongámonos
la camiseta argentina de una vez y para siempre, con orgullo digamos que
somos argentinos, que formamos parte de un país que supo salir adelante de una
crisis dramática y nefasta (cada vez que escribo esta palabra me acuerdo de Neustad,
no sé porque), que le explicó al FMI que no tenía que venir mas, que logro en gran
medida la consolidación del Mercosur, el renacimiento de la industria, el
debate y la politización de la juventud, la asignación universal, el matrimonio
igualitario, el mejoramiento de las jubilaciones, record de venta de autos,
casas, viajes, cafés, alumnos, etc. Seamos un tilín mejores, y menos
pelotudos, para llevar el país adelante necesitamos a todos bien despiertos.
¡Hay que
despertar! Tenemos el deber moral, la obligación de formar un país
en serio.
Gonzalo
Pereyra Sáez
2 de
Junio de 2012
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Extraído del muro de Gonzalo Pereyra Sáez en facebook
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