sábado, 9 de marzo de 2013
A las mujeres deshabitadas (2011) - Saro Hernández González
La visión de los derechos humanos de las mujeres es producto de los avances y cambios de la modernidad. Y quienes se le oponen, asocian lo moderno al Occidente, como si la modernidad fuese única y un atributo sólo de los países occidentales. Desde este espacio cierro el año para recordar y solidarizarme con todas las mujeres del mundo que están siendo acosadas, sometidas y sufren violaciones sistemáticas contra su dignidad humana.
Son algunos Estados, en parte, los principales responsables de que las mujeres sigamos siendo carnada y sufriendo las más viles aberraciones que se pueden realizar hacia cualquier ser humano/a.
Por ello, no debemos mirar hacia otro lado y tenemos que seguir luchando contra la trata de blanca (niñas), la mutilación genital femenina que se sigue practicando en países como Sudán y en algunos países de Europa también, la prostitución, violencia contra las mujeres, los infanticidios en países como Guatemala y dejar de continuar siendo víctimas de los tratos vejatorios y discriminatorios de los hombres hacia las mujeres.
Debemos también seguir rechazando las prácticas específicas legales, culturales o religiosas, a través de las cuáles las mujeres son sistemáticamente apartadas y excluidas de la participación política y la vida pública, segregadas en sus vidas diarias, violadas en los conflictos armados, maltratadas en sus hogares, denegadas de igualdad de derechos al divorcio y la herencia, asesinadas por practicar sexo libremente, obligadas a casarse, asaltadas por no conformarse a normas de género y vendidas para trabajo forzado.
Los argumentos que sostienen y excusan estos abusos contra los derechos humanos- como los de las normas culturales, los derechos "apropiados" de las mujeres o el imperialismo occidental - apenas disfrazan su verdadero significado: que la vida de la mujer se considera menos importante que la del hombre cuando se trata de derechos de seres humanos.
Mención especial tiene la violencia que se ha ejercido sin razón sobre las mujeres, o también conocidos como los crímenes del patriarcado. María Zambrano los describió así: - “Se trata no solamente de que no haya guerra, ésa que sería ciertamente la última de toda la Historia , sino que se trata de establecer la vida en vista de la paz.”
Es la violencia, pues, el arma del patriarcado unido al colonialismo y a los mal entendidos nacionalismos.
La conquista y el trabajo silencioso de las mujeres por visibilizar a las mujeres refugiadas, denunciar hacinamientos y casos de violaciones sistemáticas hacia su condición de seres humanos, no es un camino fácil.
Otro de los elementos que no puede quedar desapercibido y que considero de especial mención, es la meta y/o objetivo número 3 de los ODM, que tiene su plazo de vencimiento en el 2015 y cuyo compromiso es el de promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Esperemos que así sea.
Por eso, para quienes entienden el mundo bajo la dominación de las mujeres a través del patriarcado se les hace harto complicado y ven una amenaza el camino trazado por las mujeres. De hecho, no es casual que los derechos de las mujeres estén presentes como arma ideológicas entre partidos de izquierdas versus derechas, y se consideren en muchos casos privilegios y no derechos humanos.
Sin embargo, la huella feminista destaca en la concepción de la categoría de derechos humanos, que incluyen indistintamente a hombres y mujeres y el aporte que sustenta los derechos de las mujeres reconoce, en la actualidad, a los seres humanos como sujetos de derechos humanos y como equivalente, tal y como cita textualmente la feminista y defensora de la Igualdad entre hombres y mujeres, Amelia Valcárcel.
El impulso y la acción de los Estados -y en concreto el caso español- demuestra que los derechos humanos de las mujeres son fundamentales y que debemos seguir vindicándolos dentro de una convivencia clara, cívica, laica y en una democracia paritaria.
Nuestro deber como activistas es exponer estas prácticas y políticas denunciando cualquier violación de los derechos humanos fundamentales que se silencian y subordinan a las mujeres.
Por lo tanto, el principio de Igualdad entre la mujer y el hombre se ha afirmado en las constituciones y legislaciones de más de 50 países, pero en los últimos años, la mujer sigue teniendo parapetos para alcanzar la verdadera Igualdad.
Una organización justa y eficaz exige la inclusión y participación de mujeres y hombres en todas las esferas: vida pública y privada.
Apostemos por dar oportunidades y más participación a las mujeres en todos los espacios. La Igualdad efectiva y Real entre mujeres y hombres debe dejar de ser una utopía y convertirse en la bandera de la "paridad" del Siglo XXI, para que exista una excelente convivencia entre todos y todas.
¡Feliz 2011 a todas las mujeres del mundo deshabitadas que sufren en sus carnes las más atroces de las injusticias!
Sin miedos
Va por ustedes, compañeras.
Saro Hernández González es activista y especialista en Derechos Humanos a nivel Global por la Universidad de UPV/EUH. Pertenece a la Red de Mujeres Canarias por la Igualdad.
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Extraído de: http://www.teldeactualidad.com/hemeroteca/articulo/opinion/2010/12/30/5635.html
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