lunes, 18 de julio de 2016

Estás aquí - La magia del momento presente - Thich Nhat Hanh.


La atención profunda a la naturaleza de la impermanencia acaba conduciendo a la comprensión del no-ego (anatman), que es la segunda marca de la auténtica enseñanza budista.

El no-ego es algo realmente milagroso. 


Cuando contemplamos atentamente una flor, vemos en ella todos los elementos no-flor que la componen, como la tierra, el sol, los minerales, el jardinero, etc. 

Y, si nuestra mirada es lo suficientemente profunda, llegamos a advertir también que la totalidad del cosmos se reúne para manifestarse en forma de este milagro. 

La flor está saturada de todas las cosas que componen el cosmos: el tiempo, el espacio, el sol, la lluvia e incluso tu conciencia, pero está despojada de existencia. 

La flor carece de entidad separada.

Nosotros somos como esa flor, cada uno de nosotros es una flor milagrosa del jardín de la humanidad; y si te asomas a tu interior más profundo, descubrirás que lo posees todo.

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Extraído del muro de Adriana Ruiz Díaz en Facebook
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