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Imagen: Silo en el sitio arqueológico de Tula, México. La Casa de Quetzalcóatl |
"... La auto-conciencia es el enemigo jurado del ensueño.
Es el freno del ensueño y significa acumulación de energía, es el polo opuesto de la alienación..."
"... A la auto-conciencia se llega mediante la auto-observación..."
"... Superada la ley de accidentes (Curva), comienza la de destino (Recta) ; superando el ciclo de nacimiento- crecimiento-reproducción o expansión-muerte, se sale de la curva para entrar a la línea recta.
A nivel de sistema no hay escapatoria a estos ciclos. El sistema no admite la línea recta. Solo a nivel de mito es posible la salida, la línea recta (DESTINO).
Las tragedias griegas son bien reveladoras en este sentido (recordemos a “Eurípides, “de los caminos cerrados, un semidios siempre halla la salida").
El mito siempre apela al Centro Emotivo, actúa de un modo muy preciso, cumpliendo con funciones especificas. Todas las religiones se relacionan con mitos de supervivencias.
Cuando los sistemas se completan, las explicaciones no son suficientes y es entonces cuando recurrimos al Mito para seguir adelante.
En este sentido se comete un error, al degradar a los Mitos, diciendo que son formas degeneradas o decadentes de los sistemas.
Estos son preparatorios previos para arribar a los mitos.
Trabajando emotivamente con los mitos, (sabemos que apelan y movilizan poderosas emociones superiores), quien sabe que suerte de quimismo se produce en uno.
Efectivamente los mitos sentidos profundamente por el hombre produjeron transformaciones alquímicas.
Quién podría decir que los mitos no cumplen con esa función? (A pesar de tener una autoobservación muy técnica, con varios apoyos mecánicos, faltará siempre la tensión interna que permite la conservación del trabajo).
Esta tensión interna depende de cierta emotividad superior, de una emoción muy fuerte. En un proceso de autoconciencia no basta con la auto-observación, es necesaria una fuerte tensión emotiva y esta es suministrada por el mito.
Vemos que la emoción es un arma de doble filo por un lado es la causante de la identificación con las cosas que nos mantienen en sueño cotidiano y por el otro es el suministro indispensable de tensión para la auto-observación.
Los sistemas son los trucos de explicación, armazones sin vida, formas de aproximación y no más.
El mito se nos aparece como la sangre de los sistemas de la tierra, es más profunda que ellos, los desborda.
Siempre se habló del aspecto negativo de la adhesión emotiva, pero nunca se dijo nada del otro aspecto fenómeno, aunque a otro nivel.
Es buena la desidentificación con el mundo exterior, ese criticable y nefasto aspecto de la adherencia emotiva puede ser eliminado.
Pero si observamos que ocurre con nuestra pobre auto-observación, nos daremos cuenta que la falla básica es la falta de tensión.
Apelando solo a técnicas frías, la auto-observación nunca tendrá ni la fuerza, ni la profundidad suficiente.
La tensión del mito suministra justamente esa carga energética, necesaria en este proceso de auto-conciencia.
Se nos ha enseñado a ver los mitos peyorativamente; decimos en cambio que los mitos son conclusión de un proceso de auto-conciencia, elaborada de la razón.
Sin carga emotiva, no hay trabajos intelectuales superiores.
Los que se ven como fríos investigadores, no son tales, ya que la energía que alimenta ese esfuerzo proviene de la emotividad.
La adopción de una idea se hace por vía emotiva. Primero se adhiere y luego se la entiende.
Un hombre incapaz de sentir emociones profundas no tiene posibilidades, no las tiene a menos que tenga un mínimo de poesía interna.
Esto no se lo puede entender ni arreglar a nivel de explicación técnica o científica, sino a nivel científico profundo.
Como se ve, para hablar de accidente y destino, fue necesario hablar de leyes y mitos. Dijimos que las determinaciones accidentales se las rompe conociendo sus propios ciclos y que es a veces obvio aplicar una carga energética que viene de la tensión despertada por la emotividad, quien a su vez moviliza el mito, entonces comienza el destino…
Para romper las determinaciones accidentales no solo basta saber.
Con solo saber no logramos encaminar la energía.
Es necesario además querer y osar, atreverse.
Es necesario el trabajo consciente y la energía adecuada para mantenerlo.
Solo entonces podremos hablar de destino.
Únicamente tienen destino los semi-dioses, los poetas.
Sabiendo, queriendo y osando se rompen los ciclos y solo así podrán superarse los accidentes pasando al destino...".
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Extraído del muro de Angelina Cruz en Facebook
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