domingo, 6 de noviembre de 2011

Muhyiddin Ibn' Arabí de Murcia - Poesía Sufí

















I

Compañero De La Noche

¡Tú que la estrella sin cesar contemplas! Durante el día, ¡sé mi compañero!

¡Oh tú que el rayo en la vigilia velas! ¡Sé, pues, mi compañero de la noche!

II


El Rayo Oriental

1 En el levante el rayo ha contemplado y así quedó prendado del oriente, más si hubiera brillado en el poniente, a occidente se habría encaminado.

2. De tierras no depende o paradores:

3 mi amor se debe al rayo y sus fulgores.


III


Llegado a Su Presencia

1. Quienquiera que aspirase a unirse con Mi ser a lo imposible aspira.

2. Con ardiente deseo de verlo atravesé los páramos desiertos.

3. Llegado a Su Presencia tan sólo a mí me hallé, quedando más confuso.

4. -Señor mío, clamé -Heme aquí, siervo Mío, al punto respondió.

5. Le dije: No he hallado sino perplejidad; vagando, errante sigo.

IV


Pleamar

1. Cuando el secreto se mostró en mi entraña se extinguió mi existencia mi estrella se ocultó;

2. por el misterio del Señor mudóse el corazón; del cuerpo todo rastro de sentido perdí, quedando ausente;

3. y vine desde Él, por Él y a Él, a bordo de la nave de mi resolución,

4. en cuyo mástil desplegué las velas de interna reflexión, en alta mar de mi saber velado;

5. y al soplo de los vientos de mi anhelo; como una flecha el mar atravesó

6. y el mar de la proximidad crucé, hasta que vi de modo manifiesto a Quien aquí no nombro.

7. Clamé entonces diciendo: ¡Ay Tú, a quien mi corazón contempla!

¡Haz que en las suertes saque una flecha que gane Vuestro amor!

8. ¡Tú eres mi solaz y mi festejo, mi meta en la pasión y mi triunfo!

V

Versos Aislados (Mafarid)

1. Los signos de tu existencia, no por tu contemplación a ti se te han de mostrar sino en tu aniquilación.

2. Si bien la luz otorga resplandores no brinda Vuestra Luz la claridad, tan sólo oscuridad, tinieblas brinda.

3. Convierte las diversas entidades en una única entidad y esencia: El verdadero Ser de lo Real reside en esta negación del número.

4. Como reluce el adorno sobre tela de brocado luces brillando destellan en el amigo allegado.

5. Con el alma mía yo me desposé, y era mi marido siendo mi mujer.

6. Al separar dolores y deleites, la Esencia de divina Realidad el ayuno distingue de mi esencia.

7. Si por el ser no fuera de Aliento incomparable, mostrado no se hubiera al mundo asemejable.

8. ¡Por la verdad de la pasión proclamo que el deseo es la causa del deseo!

Si el corazón no lo llevara dentro, no sería el deseo así adorado.

VI

La Certeza

Aceite y lámpara si bien se aprecia son en sí la evidencia de la certeza.

VII

El Pudor

1. Pues de Su puerta es el pudor la llave, mi conciencia profunda, mi secreto, revela de su acceso la abertura.

2. Si abrirla logras y el umbral alcanzas, ves una luz que brilla iluminando un rostro hermoso en resplandor bañado.

3. Si en la nocturna oscuridad tus ojos lo observaran, dirían por su forma que es un amanecer y es una lámpara.

VIII


Sobre Los Bellísimos Nombres Divinos y Los Nombres de Sus Nombres

1. Los nombres de Sus más hermosos Nombres que externamente son manifestados, si son considerados uno a uno son múltiples, diversos, singulares:

2. mas Sus Nombres bellísimos, guardados de los entendimientos, de la razón ocultos, nombran sólo la realidad del Uno en cuanto Esencia.

3. Sus más hermosos Nombres perdurables para nosotros son, aunque se ignoren, innumerable cifra;

4. mas no se manifiestan ni aparecen, pues son en sí tan sólo relaciones; ¿cómo entonces podría considerarlos yo mi fundamento?

5. Olvídase la gente en su descuido de cuanto en ellos les he recordado: de los caminos de la realización tomaron una senda que desvía.

6. Ni de ellos priva, ni les da existencia, pues privación y haber se dan sólo en ámbito de paz o de discordia.

7. Saber quisiera, cuando el tiempo pasa por ellos, si por siempre el universo subsiste con eterna permanencia;

8. y cómo así perdura sin que haya un ciclo mesurable, siendo el tiempo conocido por fases y periodos.

9. Cuando por él Le llamas, el nombre 'Tiempo' no designa en vano a Dios, el Omnisciente, sino en virtud de Aquel que duración le otorga.

IX


Si a la Luna...

1. Si a la luna, en cualquiera de sus fases, la desaparición en todos los sentidos corresponde, la permanencia de la irradiación le corresponde al sol.

2. El rostro hermoso en todo su esplendor su encuentro y afabilidad nos brinda:

3. Su encanto resguardamos de los ojos como protege al árbol la corteza.

4. Hicimos descender el cielo a la existencia; y en él a la Nube primordial y el Trono que todo lo acompasa.

5. A Él adelantarse a recibirnos o retirarse toca; la propiedad del resplandor es Suya y es Suyo el atributo de la altura.

6. Cuando baja y se acerca, holgada es la reunión de Su presencia; si acaso nos eleva, la alabanza a nosotros corresponde.

7. Él puede disponer según Su voluntad en mi existencia; Él hace lo que quiere libremente.

X


El Don de la Develación

1. La dádiva divina consiste en descubrir el mismo velo con cuyo encubrimiento la esencia de los dones se ha cifrado.

2. Tan alta y exaltada atribución no implica en modo alguno innovaciones.

3. No es cuanto refiero en mi discurso sino lo que en efecto me acontece; ni son mis atributos distintos de mis marcas y señales.

4. Si Tú llevarme quieres sacándome de mí, tal ha de ser la fuente de mi trance.

5. En mi propia morada reside la impotencia; se cifra en mi andadura mi regreso.

6. La alabanza es de Dios que, sin cesar, mi propia persistencia así dilata,

 7. aun siendo Singular, el Único en Su Esencia y Sus palabras.

8. A Él es mi retorno tras la separación y tras la ausencia.

9. Quien mi ser atribuye sólo a Él, tal es mi confidente y aquel que más merece mi amistad;

10. quien a nosotros atribuye el ser, tal es, por el contrario, quien merece mayor enemistad.

11. Si quieres da la vuelta a lo que digo: La vida entera, toda está en mi muerte.

12. Es éste mi deseo y mi palabra; en ello está mi afán y está mi vida.

13. Quienes son mis amigos mi muerte quieren sólo.

14. puesto que sólo en ella tendrá lugar la unión con mi Señor y aquello que deparan Sus promesas.

15. ¡Sí! ¡Él es el Amante en secreto y en público, el Amigo sincero y la extinción!

XI

La Visión

1. Aquel que todo lo ve es quien te ve en ciencia y entidad cuando Le ves.

2. Sé, pues, por Él, y no por lo engendrado, y a nadie más que a El en Él contemples;

 3. ya que, según declara en Su respuesta, por nosotros nos ve, por Él Le vemos.

XII

El Discurso Divino

No conoce el discurso de la Verdad sino quien lo escucha por medio de la Verdad... 

1. Pues Su discurso nuestra escucha excede y no tiene en nosotros impresión, no basta la audición para captarlo;

2. así que lo escuchamos y en signos desciframos, en orden tal que interrupción no cabe.

XIII


Cualquier Precepto Acogen a Disgusto

1. ¿Cuál entre los mandatos revelados que son obligación, obedecer las almas todas con ardor ansían?

2. Cualquier precepto acogen a disgusto con excepción de aquel que ordena: ¡Ven, novia mía! ¡Entra en Mi Jardín!

XIV


La Excelencia en el Conocimiento de Dios (Poema inscrito en la tumba de Ibn `Arabi)

1. Con ciencia tal se me ha favorecido -del Todo Compasivo procedente, sentado sobre Trono y Escabel-, que nunca ha sido nadie distinguido con otra semejante más que yo.

 2. He sido conducido a contemplar prodigios de la ciencia de lo oculto que al dominio sensible -pues no cabe referirlos en él- están velados.

3. ¡Qué asombro transitar de noche y día, viajero solitario y extranjero en existencia ya sin clase o género!

4. Las gentes han negado mi palabra y de un saber me acusan, difamando, por el que no censuro al alma mía.

5. Ni están entre los vivos, a la luz de lo que veo, ni en tierra oscura de las tumbas están entre los muertos.

6. Glorificado sea quien la vida otorga por Su luz al corazón y de la luz privándoles que guía a quienes niegan cubra con un velo.

7. De lo creado, ciencias poseemos que de Occidente Extremo, difundiéndose, han viajado del Sol hasta el Levante.

8. Con ellas se ha investido y se engalana quien es puro intelecto, liberado de conjeturas y especulación.

9. En un desierto, semejante a mí, de blanca claridad inmaculada aparecí y halléme convertido en el imam que guía, más la gente con relación a él está velada.

XV


Todas las Creencias

1. Las creencias más diversas tienen de Dios las personas,

2. mas yo las profeso todas: creo en todas las creencias.

XVI


Del Amor Procedemos

1. Del amor procedemos, con él fuimos creados;

2. así al amor tendemos y estamos consagrados.

XVII


La Constancia en el Amor

1. ¿Acaso no consiste el fiel amor en mantener constancia y persistir incluso en el estado en que con ímpetu la desunión lo agita y lo sacude?

2. Cuando en la faz se muestren las señales, reúnenos con Él una morada

3. en el lecho de un río solitario y una tierra que adornan y engalanan con resplandor las flores y las plantas.

4. Si sobre el Escabel los contemplaras, sus flores son los hijos y las hijas.

5. Diurna claridad que les ampara ante el temor les da seguridad. Tan sólo la tiniebla de la noche los sume en el temor a su llegada.  

XVIII


El Amor Original y la Génesis del Cosmos

1. Sin este amor original primero no se conocería la constancia de amor, y de no ser por la indigencia al Generoso no se adoraría.

2. Somos por Él y a Él pertenecemos De mi constancia es Él el fundamento.

3. Si quiere Dios que una entidad exista por ella misma habiéndola querido, de su no ser la resistencia cede.

4. Nos dijo '¡Sé!' y fuimos sin tardanza, que es tal disposición a la existencia de todo lo engendrado el atributo.

5. La esencia del amor original es pues aquello mismo que genera, cuyo ser la constancia del amor externamente muestra y determina.

XIX


La Unidad del Amor: una Única Esencia.

1. Tal es la situación si bien lo entiendes: Si eres en Él, entonces eres tú.

2. En verdad eres tálamo nupcial en donde se revela el Verdadero, pero tú no eres tú cuando tú eres.

3. A Quien tanto querías conquistaste y así, pues conociste al que adorabas

4. ya sabes que no es Líala, ni tampoco es Lubna sino Aquel que tú bien sabes.

5. Si vieras en Su amor, desde ti mismo podrías contemplarlo siendo tú.

6. Pues sólo a sí mismo el amante ama, ya que todo eres Tú, todo eres Tú.

XX


El Arca en las Aguas del Trono

1. Contempla el Trono sobre cuyas aguas va un Arca navegando con sus Nombres.

2. ¡Qué prodigio de nave circular (que circunda y al par circunnavega) -cuya bodega el cargamento guarda de la creación a ella confiado-,

3. de lo invisible, en las oscuras brumas, océano surcando sin orillas!

4. Las olas de este mar son los estados del los que están de amor por Él perdidos y el soplo de Su viento son los hálitos de nuevas que revela al allegado.

5. ¡Si alcanzaras a ver cómo transita secretamente por toda la creación del alif a la ya' de la escritura;

6. y cómo en este viaje de retorno al puerto vuelve siempre de su origen, ya que final no tienen sus principios!

7. A su noche sucede la mañana y su día se extingue con la tarde.

8. ¡Contempla cómo la Sabiduría se difunde en el centro de la Nave y por todas sus partes se propaga!

9. Quien llega a valorar esta labor y de verdad su cometido ama, sentado permanece en este mundo junto al timón del eje que la orienta,

10. y así en su propio ser contempla el Arca y ve en su formación la Obra de Dios.

XXI


La Presencia de la Compasión

1. Con el fin de alcanzar esas divinas presencias de Belleza y Majestad, tanto mi marcha como mi parada se orientan hacia el Todo Compasivo.

2. Ha sido el Verdadero muy benévolo: Fue con nosotros misericordioso el día en que me dijo ¡aquí desciende!

XXII


La Gracia que Todo lo Comprende

1. ¡Sí! La gracia de Dios es infinita, más todo cuanto abarca es limitado.

2. A quien la vía que a la gracia lleva haya perdido, se le hará volver.

3. Sin más distancia ya, la cercanía consiste en este aproximarse mutuo.

4. No digas pues que tiene fin alguno, pues límite no tiene en la existencia.

5. Mira que de Él por ella te distingues: Señor es el Señor y el siervo, siervo.

XXIII


Cuando se Muestre mi Amado

1. Cuando se muestre mi Amado, ¿con qué ojo Le veré?

2. Con Su ojo, no mi ojo, pues no Le ve sino Él.

XXIV


El Nombre de Dios `El Hermoso'

1. El Hermoso es Aquel que tiene en Sí realización perfecta por natura; Aquel cuyo valor conocen bien todos los seres engendrados;

2. y cuando aquel Le ve -a quien de entre nosotros con Su amor agració-, ve el ser de tal manera que en él se muestra Su sabiduría.

XXV


Con un Secreto he sido distinguido

1. Con un secreto he sido distinguido que no conoce nadie más que yo y aquel a quien seguimos de la Ley revelada en cumplimiento:

2. me refiero al Profeta, el Apóstol de Dios, Su mejor Caballero, a quien seguimos en todo lo prescrito.

XXVI


Al Escuchar El Libro

1. No está la religión en el adufe, el son del caramillo, ni la música; está la religión en el Corán, está en la cortesía y la conducta.

2. Al escuchar el Libro de Dios, aquella escucha me movió y me acercó a los velos;

3. a tal proximidad que pude contemplar a Quien no ven los ojos, sino aquellos que contemplan las luces en los libros revelados.

4. Él es quien, en mi espíritu, ha hecho descender el Alcorán. sin fatiga ni esfuerzo, el quinto día.

5. Si por aquel cuidado de mi señor no fuera, cuando a mi entraña así se los transmite, de cerca, más de cerca me hablaría.

6. Tu eres el Guía que, sobre el culpable, el velo tiende de su intercesión, Tú en los ídolos eres el secreto,

7. y si por Ti no fuera, los idólatras ni al árbol ni a la estrella adorarían, ni harían cuantas buenas obras hacen.


XXVII


El Tiempo Incondicionado

1. El Tiempo ilimitado es este mismo tiempo relativo que adopta condiciones. Cuando alberga es un depósito que salvaguarda.

2. Y si es también mi propio corazón lo es tan sólo en tanto que es visión directa.

XXVIII


Mi Señor, el Tiempo Eterno

1. Pues es mi Señor mismo, el Tiempo mío eterno es. No puede definirse con tiempos relativos mi Tiempo ilimitado.

2. Tan sólo lo ha injuriado el incapaz, el pobre que su magnitud ignora con su tosca bajeza,

3. mas si hubiera podido conocerlo y conocer Su acción, con ciencia tal habría sido entonces, cual la prole de Adnán, recompensado.

4. Así en virtud de tal saber podría llegar a contemplarlo y ser testigo con directa visión, distinta y clara.

5. Quien después de su muerte le dio vida y le agració, sea pues exaltado: hay una llama procedente de él que brilla en un arbusto entre los pastos.

XXIX


No Cesa Su Creación de Renovarse

1. Han sido así las cosas ordenadas y así su autoridad manifestaron las eras y los evos.

2. Cada cosa que ordena se distingue por un nombre especial que debe entonces aparecer en la generación.

3. Las cosas todas hacia Dios, tras esto, retornan en su viaje.

4. El cuerpo, todo cuerpo, tiene sombra; todo espíritu, luz.

5. Cuando en su misma esencia su sombra se repliega, se oculta del estado de existencia.

6. Dios no aniquila nunca la entidad de cosa alguna que haya originado, mas ésta, sin su par, queda inactiva.

7. No cesa Su creación de renovarse a cada instante alzándose de nuevo.

8. Si no se diera en él la unión de opuestos; el cosmos no se haría manifiesto,

9. no mostrarían propiedad alguna sus nombres, ni serían desplegadas sus entidades múltiples.

10. De él aparecen astros elevándose, mientras a él descienden otros astros,

11. cual si todos buscaran la abundancia y no ha de desviarse quien la busca.

12. El mundo entero, día y noche, gira, en torno a quien he dicho.

XXX


La Alusión

1. Conocer la alusión es tanto un acercarse como un distanciamiento; y el movimiento que genera en ti es este viaje diurno de retorno, la incesante andadura de la noche.

2. Búscalo bien, pues Dios lo ha transformado para así ocultarlo de aquel en quien mentira y extravío al par se manifiestan.

3. Es esto una llamada de atención sobre la inmunidad de aquel a quien Dios dijo: '¡Sé pues!', e incorporóse a la existencia como ser engendrado, de lo cual son los hombres de la Vía verídicos testigos.

XXXI


La Religión del Amor

1. ¡Qué asombroso es el prodigio de una gacela velada que señala un azufrito y hace señas con sus ojos,

2. y cuyos pastos se encuentran entre costillas y entrañas! ¡Qué maravilla un jardín en medio de tanto fuego!

3. Capaz de acoger a cualquiera de entre las diversas formas mi corazón se ha tornado: Es prado para gacelas y convento para el monje,

4. para los ídolos templo, Kaaba para el peregrino; es las Tablas de la Tora y es el libro del Corán.

5. La religión del amor sigo adonde se encamine su caravana, que amor es mi doctrina y mi fe.

XXXII


La Llamada y la Respuesta

1. Sé complaciente cuando Dios te llama; escucha Su llamado y obedece.

2. ¡Ay amigo de Dios! ¡El secreto preserva y no divulgues aquello con lo cual te ha distinguido!

3. Y cuando a ti te llame por algo que concierna a otra persona, atiende a lo que pide y bien responde.

4. No seas como aquel que llega a Él cegado de codicia y cuando logra tener un beneficio lo malgasta.

5. Aquel que toda cosa echa a perder a un encuentro temible ha de llegar.

XXXIII


El Pacto

1. Vamos, brisa sutil, soplo del viento, ve y haz saber a las gacelas del Alto que yo sigo manteniendo el pacto que bien conocen,

2. Y di a la noble doncella que nuestra cita será en el recinto velado, al amanecer el sábado, en las colinas de Nagd.

3. sobre el rojo promontorio, del lado de los montículos, a diestra de los riachuelos y del mojón solitario.

4. Y si es verdad lo que dice y el incesante deseo siente por mí lo que yo siento

5. por ella, transmite entonces que al calor del mediodía, bajo su tienda, en secreto al encuentro acudiremos cumpliendo con la promesa.

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