Sin un mínimo de autocrítica y reversibilidad repetimos ciegamente hasta el cansancio los mismos actos estériles que solo agravan nuestra situación y la de quienes nos rodean;
y en el mejor de los casos tiramos nuestro vital tiempo y energía a la basura de la intrascendencia y el sin sentido.
Sin asumir el fracaso de la ilusión de los ensueños compensatorios de nuestras miseras carencias
que hipnóticamente nos llevan alegremente de las narices como patéticos títeres descoyunturados
haciendo macabras piruetas que solo prevocarían risa si no fueran tan monstruosas en sus consecuencias.
Decía que, sin asumir el fracaso de la ilusión de los ensueños compensatorios de nuestras miseras carencias poco podremos hacer para vivir una vida que se pueda llamar tal.
No serán los viejos modelos que bien o mal nos han llevado a la situación actual lo que nos permita trascender, ir más allá, y seguir nuestro camino.
Las nuevas situaciones necesitan necesariamente modelos acordes que puedan dar respuesta a ellas.
Y respuestas desde el silencio, desde una conciencia despierta y no respuestas vacías, respuestas desde lo profundo ante el sin sentido.
En el mundo, material y de la forma, materia prima y forma son necesarias para trabajar.
Sin materia prima no se puede trabajar, obvio. Y sin una conciencia luminosa, esclarecida, menos.
Es la no-forma lo que da vida a materia y forma. Son complementarias, y nada la una sin la otra,
Son uno, no dos. O ni uno ni dos podríamos decir, sino Tao.
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