"... En estas sociedades lo peor que se puede tener, es la sensación de fracaso.
Y se puede insultar a cualquiera con cualquier palabra, pero no decirle fracasado.
Es la antítesis del sistema, es lo peor que puede pasarle a alguien, fracasar en algo.
Es dejar a su vida sin sentido... según dicen.
Al final, bueno, todos teminan como sabemos, así que ¡no tanto drama!
Pero, sicológicamente hablando, internamente hablando,
si alguien no considera en profundidad y con seriedad sus expectativas
y los fracasos de sus expectativas, y las cosas que salieron bien o mal
pero que no salieron como quería que salieran y demás,
si no considera el fracaso de esas expectativas en su vida, no va a poder avanzar.
De manera que cuando hablamos de fracaso no estamos hablando de un señor que se da latigazos
y dice “ay,...”
Estamos hablando del reconocimiento profundo y cabal de las cosas que en uno han fracasado
y son totalmente ilusorias, no existen.
Eso que usted se imagina, no existe; ese éxito que usted cree, no existe.
Crea problemas este tema, siempre. Siempre lo ha creado, ahora más que antes.
Porque las sociedades han avanzado, o mejor dicho han retrocedido, hacia,
en la dirección de los éxitos provisorios,
una cosa que le hace mucho mal a la gente,
que hace muchos desastres por ser reconocida en esos éxitos.
¡Qué aburridera! La aburridera del éxito, se llama...".
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