martes, 2 de noviembre de 2010

Juventud, brillante juventud - Gabriel Yasrubni

Hace tiempo que vengo con el tema de la juventud dando vueltas en la cabeza, el guía muchas veces hablaba de la nueva sensibilidad.

¿Dónde esta la nueva sensibilidad?, ¿es que solo el la ve?, no lo entendía, no lo podía entender.

Pero en los últimos tiempos sentía diferente a los jóvenes, me sentía diferente.

Me puse a investigar el tema de las tomas en los colegios porteños, y la ultima semana la sorpresa fue la gran cantidad de jóvenes que fueron al velorio del ex presidente Kirchner.

Hace rato que tenia ganas de escribir sobre los jóvenes, pero lo que me dio el envión para sentarme y empezar a tipear fue la indignación que me genero escuchar la editorial de Mariano Grondona en su programa de anoche.

Este dinosaurio afirmo que la juventud, que se movilizo tras la muerte de Néstor Kirchner, eran “fanáticos y peligrosos” y los comparo con los seguidores de Hitler y Mussolini, además agrego que por otro lado existían millones de jóvenes “normales” que “trabajaban y estudiaban.

Me genera asco, me indigna que se ataque así y hasta me causa gracia cuando adultos y ancianos con sus valoraciones y creencias que no se corresponden al mundo actual degradan todo lo nuevo.
Esto fue el disparador para escribir.


Mi experiencia, una experiencia humanista.

Yo tengo 25 años y desde el 2003, es decir desde los 18 años, participo en el Movimiento Humanista.

Llegue al Movimiento por algunos amigos que se habían acercado antes, en medio de una crisis personal, psicológica o de futuro, o porque no sabia hacia donde avanzar.

El sistema no me cerraba, (Creo que hoy no le cierra a casi nadie) así que fui a parar ahí, en el humanismo, en el siloismo.

Me forme en la doctrina siloista y en la acción del humanismo, me dedique, junto a otros, a superar la violencia y el sufrimiento en mi y en los demás y de esa forma fui creciendo.

Hoy además de avanzar en el cambio psicológico y la acción no-violenta, me encuentro, junto a cientos de jóvenes, haciendo trabajos más profundos, trabajando Disciplinas para avanzar en el cambio esencial. Cientos y cientos de jóvenes trabajando juntos para convertir el sin-sentido en sentido y plenitud, buscando lo trascendente, construyendo el espíritu.

Cambiando ese viejo paisaje de formación individualista, externo, resentido y carente de sentido, en un nuevo paisaje mucho más interesante, y trabajando en conjunto con una fuerza y una unión que jamás había imaginado.

Pero esta sensación hermosa de acción y crecimiento me costaba verla en los demás. Fue fantástico exigir el desarme nuclear junto a diez mil personas en Punta de Vacas, en el cierre de la Marcha Mundial por la paz y la No-violencia, sin embargo cuando hablaba con la gente en la calle, no notaba que los jóvenes estén en una búsqueda, que quieran cambiar algo y si querían hacerlo no eran coherentes con lo que decían.

De todos modos, Silo decía que estaba comenzando la lucha generacional, que había una nueva sensibilidad en los jóvenes, incluso una nueva espiritualidad, yo no la veía.
 

Mi generación y su paisaje de formación.

Formo parte de una generación que se formo en los años 90, la que se crío escuchando las estupideces que decía Menem, la que veía las jodas de Videomatch, la que estaba inmersa en una sociedad dormida que se contentaba con la “estabilidad económica” para poder comprar electrodomésticos o ir de vacaciones cada vez mas lejos.

Es la generación a la que mas le inculcaron lo externo, los valores del éxito, el individualismo, el bienestar económico, estudiar para ser alguien y formar una familia.

Es la generación de la computadora y la TV por cable, la del cuento del fin de la historia.

La que tenía marcada su camino.

Pero todo se fue al diablo… por suerte.

La ilusión económica se desbarranco, las familias se desmembraron, las parejas son muy poco estables y por mas que estudies nadie garantiza que puedas hacer algo con tu formación académica.

Lo externo fracasa siempre, y ahora mas aun.

En conclusión ya nadie puede depender de lo externo, nadie puede depositar en lo externo su felicidad por que se esfuma.

Ese fue el paisaje y el contexto en el que avanza esta generación.


La crisis y la violencia hacia los jóvenes.

El sistema es violento e injusto, siempre lo fue.

Y siempre se la agarran con los jóvenes.

Seguramente en el fondo les tienen miedo a los jóvenes y por eso cada tanto les tiran un pedazo de plomo en el pecho o en la cabeza.

Cuando estallo la crisis del 2001 en este país, el gobierno que huía en un helicóptero se ocupo de matar decenas de jóvenes antes de partir.

Y a los seis meses el gobierno interino mato a otros dos jóvenes manifestantes en la estación Avellaneda.

Molestan los manifestantes, y más si son jóvenes.

El sistema mato de lo lindo.

La violencia hacia los jóvenes, vio su cara más grotesca cuando casi doscientos jóvenes murieron tras incendiarse un boliche, quedando en evidencia cuanto más se valora el dinero que las personas.

La violencia y la degradación hacia los jóvenes es una herramienta con la que siempre daña el sistema y cuya última victima fue Mariano Ferreyra, estudiante y militante del PO, asesinado por una patota de la burocracia sindical hace dos semanas.

La degradación de los jóvenes.

Pero volvamos a la frase del Profesor Grondona, si, esa frase.

La que compara a los jóvenes, a los de mi generación, con el nazismo.

Esta declaración es una muestra más de la degradación que sufrimos los jóvenes cotidianamente desde hace tiempo. Seguramente esta degradación se debe a que las viejas generaciones ven con temor todo intento de reabrir la dialéctica generacional por parte de los jóvenes.

Es por eso que se degrada y se intenta desvalorizar los planteos y expresiones que ponen sobre el tapiz las nuevas generaciones, que en su acción social, plasman un nuevo paisaje con nuevos valores y una nueva sensibilidad que genera un fuerte choque con los adultos, con sus valores, sus creencias y su sensibilidad propia de otra época.

Es desde esta confrontación, o este fuerte temor a lo inevitable del desplazo del poder de la generación actual, que surge la respuesta casi mecánica y de conservación, de degradar y desvalorizar a lo nuevo.

Esto inevitable es lo que llamamos la dialéctica generacional, que es el motor de la historia, y cuando más confrontación hay, es cuanto mas arde y enciende este motor, que acelera la historia y produce los grandes cambios.

Habitualmente observamos en los medios de comunicación, información manipulada, en donde se estigmatiza a los jóvenes caracterizándolos de "drogadictos”, “borrachos”, “vagos” y si son de clases bajas, peor aun, se los asocia a la delincuencia.

También es común escuchar que el mundo esta así por los jóvenes, cuando en realidad los jóvenes son los que mas tienen para perder por el mundo que les han dejado los adultos y además son los únicos que pueden generar un cambio verdadero y profundo


Las tomas en las escuelas.

Las tomas en los colegios secundarios de la Ciudad de Buenos Aires llamaron la atención de todos en los últimos meses.

Todos sabíamos que los techos de las escuelas se caían y la vida seguía como siempre.

La mayoría de la juventud detestaba las políticas de Mauricio Macri y sin embargo no pasaba nada.

De pronto un grupo de estudiantes tomo una escuela, y otros alumnos se dieron cuenta que ellos también podían reclamar por sus derechos y otros se solidarizaron.

Y al poco tiempo decenas de escuelas porteñas estaban tomadas por los estudiantes.

Ahí si empecé a pensar, a veces soy lento para leer los momentos.

Los medios decían que eran vagos que no querían estudiar, y si, que se podía esperar de Feinmann, del Profesor Dinosaurio y el Grupo Clarín.

Mauricio se hacia el distraído, y la difamación hacia los estudiantes, hacia los jóvenes cada vez era mas dura.

Pero ¿tanta rebelión por unos techos que se caen?, no lo podía comprender del todo.

Fui con algunos amigos humanistas a una de las escuelas tomadas, a darle nuestro apoyo, a lo que considerábamos una acción no-violenta y a tratar de entender que estaba pasando.

En seguida uno de los alumnos nos contó que el conflicto no era solo por los problemas edilicios sino que muchos jóvenes se estaban rebelando ante todo, querían cambiar todo.

La chispa de la juventud rebelde estaba de nuevo en las calles y por varios días arrincono al Jefe de Gobierno.

Realizamos un documental “¿Queres saber por que los jóvenes se rebelan?”, una mirada humanista sobre el conflicto estudiantil, donde se destaca la fuerza, la unión y la sensibilidad de estos jóvenes.

Los jóvenes, de 15, 16 y 17 años la tenían clarísima, y nos estaban dando un ejemplo a todos.


La muerte de Kirchner y la aparición de la juventud.

Mucho se hablo durante estos días de la sorpresiva muerte del ex Presidente Kirchner, de su gobierno, de su mujer, de su legado, etc. Pero este no es el tema del que quería hablar.

Estemos o no de acuerdo con el kirchnerismo, fue impresionante la aparición de la juventud en el velorio.

La cantidad de jóvenes que se acercaron a despedirse del ex Presidente, o a darle fuerza a la presidente, fue sorprendente.

La aparición de la juventud como base fuerte de un gobierno no se ha visto en los últimos treinta años.

Otra vez estaban allí, como los estudiantes hacia poco tiempo con las tomas, ahora la juventud que se sentía identificada con el proyecto de la pareja presidencial salía a la calle con toda sus fuerzas para luchar por un proyecto.


La muerte y el registro de responsabilidad.

En los últimos meses, Silo menciono muchas veces el registro de responsabilidad, un registro, una sensación interna, el sentir que uno es responsable de sus acciones y de un proyecto, el sentir que la cosa depende de uno.

No es una responsabilidad como se entiende la responsabilidad en el sistema, lo que a uno siempre le dijeron: “tenes que estudiar”, “tenes que trabajar, tenes que ser responsable”, al carajo con esa responsabilidad.

Una responsabilidad distinta, la responsabilidad de vivir y de cambiar las cosas.

No lo comprendía bien. Pero cuando partió Silo, algo fui sintiendo.

Ahora el proyecto de Humanizar la tierra depende de cada uno de nosotros, el proyecto dependía de mí.

A la hora, hora y media del fallecimiento de Silo, del Maestro, estábamos todos ahí juntos, en el Parque La Reja, en Moreno.

Todos juntos, para pasar ese momento juntos, para darnos fuerza, en ese clima enrarecido, quizá triste por que no estaba mas ahí visible, ni iba a decir mas nada, pero alegre por que seguía estando, esa alegría por que esto no se detenía mas.

La muerte de Silo genero, sin dudas un registro de responsabilidad, de que la cosa dependía de nosotros.

Me hizo recordar otra situación. Cuando murió mi viejo, me había devorado el sin-sentido, me devoro por varios días.

Todos vamos a morir, esto no tiene ningún sentido, me decía a mi mismo.

Estaba decidido a dormir en una vida triste a esperar la muerte.

Pero un día sentí la responsabilidad de vivir, sentí que estaba viviendo y que podía hacer algo.

Tenía dos opciones o me quedaba sentado esperando la muerte o podía hacer algo, podía vivir.

Decidí vivir, decidí ayudar a otros, decidí crecer.

Cuando vi a esos jóvenes salir a la plaza, tras la muerte de Kirchner, vi lo mismo.

Vi ese registro de responsabilidad, ante el fallecimiento del ex Presidente, ellos salían a darle fuerza a un proyecto, en un momento difícil.

A decir: “acá estamos, somos parte de esto y lo vamos a defender”, quizá también estaban diciendo “ahora, depende de nosotros”.

Por todo eso, me animo a decir que la aparición de los jóvenes, no es de una rebeldía absurda sin dirección alguna, es una rebelión sentida, en algunos casos con ese registro de responsabilidad, en algunos casos con una dirección clara, en otros no tanto; pero lo que es seguro, mas allá de las diferencias, de los proyectos distintos, es que muchos jóvenes quieren construir otro futuro, quieren cambiar las cosas.


Conclusión.

Finalmente se me fue esa idea de que los demás estaban en otra cosa, de que no me escuchaban, que éramos muy pocos los jóvenes que querían cambiar las cosas.

En estos años, en distintos campos, muchos jóvenes comenzamos a despertar.

Esa dialéctica generacional que estaba dormida, comienza a sentirse.

Empiezo a entender, empiezo a tener en cuenta, realmente, la frase de Silo:

“Las nuevas generaciones les enseñaran a las adultas con un nuevo afecto y una nueva comprensión”.

Empezamos a registrar que el cambio depende de nosotros.

Comienzo a sentirme parte de una generación interesantísima que realmente puede cambiar las cosas, de una generación que se despierta.

Siento que cada vez estoy más crecido, por ahí un poco mas maduro, pero a la vez me siento mas joven, me siento extraordinariamente bien.

Se me abre el futuro como nunca y crece la certeza en el cambio, en el personal y en el social.

Mas allá de las diferencias, me siento parte de una juventud que va a ser muy difícil detener, de una juventud que va a construir un futuro mucho mejor, un mundo mejor.

Nos tengo una fe bárbara.

Juventud, brillante juventud.
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