domingo, 28 de noviembre de 2010

Alto en el camino - Arturo Jaque Rojas


Opta por la decisión de formar un hogar, tanto material como espiritualmente;

en parte, por cuanto su ser, no soporta más enfrentar los peligros de lo desconocido.

Cada nuevo día, su espíritu persigue la tierra firme bajo los pies; de hecho,

atenerse a algo concreto, en medio de las cambiantes corrientes de la historia,

del tiempo; de la vida que fluye hacia el porvenir.

Busca un lugar privilegiado como atalaya, desde donde advertir el peligro inminente;

y tomar las medidas, para conjurarlo.


Por demás, debe responder al mandato de la sociedad: una familia, que ha de asentarse sólida y permanente;

y es que los tiempos de errabundo, pertenecen a la alborada de la historia;

en que estaba más cerca de un nivel de vida infrahumano, que de la condición actual,

que le permitieron el señorío de la tierra;

de lo contrario, se corre el riesgo que se desintegre.


Pues bien, desprecia la prosecución del trayecto;

y, más aun, decide permanecer en un sitio determinado;

en el cual, procederá a echar "raíces profundas", como un árbol:

la cabeza, el cerebro, la mente, el pensamiento, la imaginación,

la fantasía, la memoria al servicio de la continuidad.


La única posibilidad de perpetuar el ciclo vital, es detener el devenir la libertad;

lo que, se expresa en los automatismos, los mecanismos de defensa:

se protege contra las crecidas, con que castiga la naturaleza y la vida.


En definitiva, es una forma de estar, de habitar y de permanecer, en el mundo;

una suerte de amor por la continuidad,

pabellón donde resguardarse frente a los accidentes y contingencias

que entretejen la biografía de cada persona.

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Extraído del muro de Arturo Jaque Rojas en Facebook
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