Nadie puede hacerte feliz, nadie puede hacerte infeliz.
Más bien, estás siendo invitado constantemente a ponerte en contacto con todo lo que has ignorado en ti mismo, a tocar lo que nunca quisiste tocar, a explorar el inmenso campo de tu propia vitalidad.
Hacer a otros responsables de cómo nos sentimos es el comienzo de todo tipo de violencia, tanto interna como externa, de todos los conflictos entre las personas, y en última instancia, de todas las guerras entre naciones.
Olvídate de los demás. Honra lo que está vivo en ti en este momento. Aprende a abrazar tus propios sentimientos como si fueran tus amados hijos, sin importar la intensidad con la que reclamen tu atención.
Celebra la vida en tu soledad, en la vitalidad de tu decepción, en la electricidad de tu tristeza. Arrodíllate ante el poder de tu ira, honra la ardiente creatividad de tu miedo.
Desde este lugar de aceptación profunda, no te vuelves ni débil ni pasivo. Todo lo contrario. Porque ahora entras en el mundo desde un lugar de no violencia, y por lo tanto desde un inmenso poder creativo, y estás abierto a la posibilidad de un escuchar profundo, de un diálogo honesto, y un cambio inesperado.
Tú estás completo; nadie puede darte esto, ni quitártelo.
No busques la felicidad; sé la felicidad, reconócela como tu propia esencia.
Extraído del muro de Elsa Beatriz Cufré y Jeff Foster en español.en Facebook
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