"... A través de la experiencia de lo sagrado ha podido captar el espíritu humano la diferencia entre lo que se manifiesta como real, fuerte y rico en significado,
y todo lo demás que aparece desprovisto de esas cualidades, es decir, el fluir caótico y peligroso de las cosas, sus apariciones y desapariciones fortuitas y vacías de sentido»
(La nostalgie des Origines, 1969, págs. 7 y sigs.).
En una palabra: lo "sagrado" es un elemento de la estructura de la conciencia, no un estadio de la historia de esa conciencia.
En los niveles más arcaicos de la cultura el vivir del ser humano es ya de por sí un acto religioso, pues tomar el alimento, ejercer la sexualidad y trabajar son actos que poseen un valor sacramental.
Dicho de otro modo: ser -o más bien hacerse- hombre, significa ser «religioso»...".
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