Las cinco de la madrugada, preparando un nuevo viaje, recogiendo el ligero equipaje.
Salgo de la vieja moderna Europa, de sus madejas laberínticas, mañana inschalah(1) amanezco al otro lado, al norte de Mama África.
Vuelvo a la matriz, en la redondez del vientre de la tierra, donde el sabor de las cosas recupera su esencia.
Desempolvo mi vestidura, abro las ventanas de la percepción, las brisas del desierto alargan la mirada reencontrando la burbuja que forma su cielo estrellado.
Nunca encontrarás las estrellas tan a mano como entre las dunas reza el anciano mientras escancia el te sin temblarle el pulso en una suerte de malabarismo ritual.
Constato que sigo vivo, que salí de ese sueño que me atrapa en lo que otrora fue la tierra Íbera, de la Yabal del Al Azraq. Hoy perdida en consumismos, debatiendo su identidad perdida.
Hoy los sueños hay que despertarlos, arrancarles las cadenas al alba.
Con nocturnidad y alevosía huyo, y sin propósito de enmienda dejaré rastro de mis pasos. Dejando en los corazones durmientes señales de amor y fraternidad.
Me siento bien, feliz, en paz con ese toque de inquietud por la nueva aventura de caminar por este planeta. Y mas que nada agradecido por lo que aquí he vivido.
Dedicado a ti que te paraste a leer en mi ser.
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Extraído del muro de Carlos Costa en Facebook
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Extraído del muro de Carlos Costa en Facebook
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