En el silencio intuyo lugares que inspiran… sin embargo hay temor a soltar la orilla. La embarcación pintada de transparencia invita, el espacio que se ilumina como después del amanecer es señal… pero también asoma el oscilante retorno acá, al cuerpo, a la mente inquieta, al temor a lo desconocido.
A diferencia de otros exploradores cuya intensidad de experiencias los transporta y arrebata, en mi caso sucede lo opuesto, pequeñas gotas intermitentes se manifiestan fugazmente y solo la mente despejada y el corazón abierto permiten atesorarlas en inexacta memoria.
Si tan sólo pudiera montar sobre la conmoción con suficiente perseverancia, sé por recuerdo casi abandonado, que ahí se va en pos de lo permanente, el hogar que se anhela, la aceptación total, la apertura perdurable, la comunión con todo, la acción concreta, el abrazo y la mirada que despeja el letargo.
Si tan solo pudiera durar más allá del instante, surgirían lejanos sentimientos que hablan de fundirse con el universo, me abrazaría al espíritu de la humanidad, desaparecería en la luz que subyace en todo lo existente y las certezas finalmente doblegarían mi enorme incredulidad.
Alrededor se arremolinan los desplazamientos mentales que buscan poseer o utilizar lo vivido, también los temores y las inseguridades tildan de ficticio lo experimentado… ahí en medio del torbellino intento permanecer sereno, sólo el futuro dictaminará la inclinación de la balanza.
Andres Koryzma
29 octubre 2015
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Extraído de publicación de Andres Koryzma en Facebook
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