X persona robaba, se emborrachaba, le pegaba a su mujer, se agarraba a trompadas con el que se le cruzaba en el camino,
y un buen día va a un templo de una religión X, hace cierto tipo de operaciones mentales, y al poco tiempo su conducta cambia, no roba más, no se droga ni emborracha, no le pega a su mujer, y su vida pega un vuelco radical.
Y envidia de todo psicólogo que ande por ahí, poder en tan poco tiempo producir tan radical cambio, que el sujeto en cuestión atribuirá a una entidad externa (un espíritu, un santo, o un dios),
cuando en realidad fueron sus operaciones mentales las que produjeron ese cambio, esa conversión de las imágenes, que transformo radicalmente su mundo interno.
Y no es para menos, ya que la imagen invocada tenía mucha carga (un dios todopoderoso), carga que al ser invocada dio la fuerza para producir el cambio profundo deseado.
Si deseamos un cambio en nuestra vida que no sea cosmético,
debemos tener en cuenta varias cosas:
Fe en la posibilidad de ese cambio.
Hacerle vacío a la degradación (hacia los otros y a la autodegradación).
Vacío al odio y al resentimiento.
Vacío al éxito o al fracaso,
ya que el fracaso es un hecho, ya que por el deseamos el cambio,
y el "éxito" solo es la ilusión que reflejan nuestras carencias.
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