jueves, 10 de diciembre de 2009

Aportes Sobre la Atención - Raúl Santos

Lugar: Madrid
Fecha (ultima revisión): 25-11-2001

Índice

1. Prólogo.

2. Introducción.

3. La Atención.

Definición.

Funcionamiento.

4. Formas de Atención.

- Atención simple.

- Atención dividida.

- Atención dirigida.

5. El Centro de Gravedad en Uno.

6. Las Practicas Atencionales.

7. La Introspección.

8. El Trabajo Atencional.

9. Campo de Presencia y de Co-Presencia.

10. Disposición a Atender y Disponibilidad de la Atención.

11. Valoración de la Atención.

12. La Mirada Ajena.

13. Factores que Perturban la Atención.

14. Los Ensueños y la Atención.

15. La Crítica y la Autocritica Van Directamente Relacionadas con la Atención.

16. ¿Que Pasa Cuando se Ejercita Una Actitud Atenta?

17. La Acción Reflexiva y la Acción Valida No Son Posibles Sin Atención.

18. Un Comportamiento Mental Diferente.

19. Las Tres Vias.

20. El Yo.

21. El Estado de Hipnosis.

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1. Prólogo.

Esta exposición se propone contribuir a la comprensión y ejercitación de algunos aspectos de la atención, que es el tema común de los diferentes aportes que van a desfilar a continuación. Intenta ser, a la vez, un prólogo y un epílogo.

En el primer caso, pre-tendiendo incitar al desarrollo de una vida más consciente. En el segundo, constituyendo un breve conjunto o compendio de discursos.

El lector va ha descubrir o releer textos enriquecedores, con apoyo principal, del triángulo compuesto por Luis Ammann, Ernesto H. de Casas y Mario Rodríguez Cobos (Silo).

Sus brillantes observaciones corresponden a una sensibilidad refinada, y son de un interés teórico y práctico sobresaliente, que, conforme se va avanzando, irán arrojando luz sobre el tema propuesto y la ruta mental que nos conduce a pensamientos y abstracciones: deslizándonos desde las frías definiciones hasta lugares muy íntimos de nuestro ser.

Para elaborar el contenido de este trabajo y desplegar las ideas, la labor ha consistido en cotejar distintos libros y conferencias. También aparecen reflejadas ideas recogidas de charlas, de notas sueltas (con la correspondiente imprecisión), por consiguiente, no se ha hecho uso de las comillas.

Poco a poco, se va delimitando el perfil del tema propuesto, que es atacado desde distintos lugares, esto es, paseándonos por diversos enclaves (los ensueños, la acción reflexiva, la crítica y la autocrítica, las prácticas atencionales, etc.) con una perspectiva diferente. Dando grandes pinceladas de tonalidades distintas sin un orden riguroso.

Intentando cercar al núcleo o elemento central; y, además, con diferentes artimañas: diversos autores, diferencias estilísticas (entrelazando estilos técnicos o formales con otros más comunes), etc.

Es recomendable sumergirse dentro de este tema tratando de viajar permanente-mente a la experiencia cotidiana, para desvelar su secreto interior.

Sin duda, no es suficiente una lectura deslizante y superficial para extraer su jugo, y, por supuesto, la propia experiencia diaria nos irá dibujando magistralmente la anatomía de la atención.


2. Introducción.

La existencia humana, frecuentemente, obedece a procesos mecánicos, y, a su vez, se encuentra absorbida por numerosos estímulos, donde el apoyo principal descansa en una percepción distraída o, dicho de otra manera, una atención errática. En conse-cuencia, empezaremos a estar atentos cuando, realmente, nos demos cuenta de que casi nunca nos encontramos de esa manera.

Una sencilla práctica tratando, durante diez minutos, de llevar una actitud atenta y no distraerse, nos pondrá en presencia de nuestras fallas atencionales; observando que la atención resbala en nuestras manos, con la facilidad de un pez.

Diríase que llevamos prendida la atención con un alfiler y que la dirigimos... a ratos. Como vemos, el robustecimiento de la atención lleva implícito tener consciencia de uno mismo durante períodos más amplios.

Además, sin recordarse y observarse a sí mismo y a lo que nos rodea es imposible todo cambio intencionado de uno, es decir, viajamos al arbitrio o voluntad de los acontecimientos y el viento que sople.

Sin duda, existe un registro diferente cuando dirigimos intencionadamente nuestra atención; pues bien, pareciera que uno mismo llevase las riendas de su comportamiento y fuese verdadero motor de cambio; esto es, nos transformamos en dueños de nuestro destino.

La atención es como una linterna que puede ser dirigida, con la intención de alum-brarnos diversos objetos, además, es un hecho perteneciente a la vida, ahora bien, sentir la necesidad de utilizarla es esencial para su desarrollo, y, al fin al cabo, para el nuestro. En consecuencia, esta conducta vital se revalorizará y tomará una nueva dimensión.

Sin proyectos de superación, quizá se pueda sufrir un efecto "estabilizador", sin permitir la aparición de nada nuevo. El desarrollo personal actúa en consonancia con el proyecto razonable, ahora bien, es imprescindible atender a los aciertos y errores. Por ello, las dificultades (no las contradicciones) servirán de acicate en el desarrollo atencional.

La actividad atencional contribuye a una formidable higiene existencial:

nos introduce en un nuevo nivel de consciencia, desde el cual se siente la existencia y donde la argumentación lógica cobra fuerza ganando terreno a la irracionalidad. Cuántas veces hemos perdido los estribos y el control de nuestros actos por alguna causa que, casi con total seguridad, hubiéramos podido dominar con un comportamiento atento y una pequeña reflexión.

En efecto, nos sitúa en una perspectiva completamente diferente a la que nos ofrece una actitud distraída. El vivir toma una nueva fisonomía porque permite emerger de la mecánica completa y el letargo en el que vivimos.

En este dilatado horizonte perceptivo con el que se encuentra el hombre (guiado por la necesidad y el deseo), el trabajo atencional, tomado con seriedad y permanencia, nos abrirá la puerta para lograr una transformación consciente de la propia vida y del medio que nos rodea, contribuyendo a cobrar conciencia de nuestro poder real, y nos ayudará a orientarnos en la búsqueda del sentido de nuestra existencia.

¿Y hacia dónde debemos dirigir nuestra atención?. Sin duda, donde cada uno crea conveniente. Pero, entre tantos estímulos, sirva como punto de apoyo, por un lado, estar atento a uno mismo (a los registros del pensar, sentir y actuar), y, a su vez, al mundo en que nos encontramos inmersos (destacando el cumplimiento o vulneración de los derechos humanos). En definitiva, nos interesa la elección consciente e intencionada: tal es la lucha de la conciencia humana.

Así, pues, pasemos a hincar el bisturí en el tema que nos ocupa, con la intención de desvelar sus secretos y con el deseo de mantener despierta la atención de los lectores.


3. La Atención.

Definición.

"Es una aptitud de la conciencia", dice Luis Ammann, "que permite observar los fenómenos internos y externos" .

En el Diccionario de la Real Academia Española, el vocablo atender nos presenta dos acepciones, entre otras, que pueden ser de interés:

"1. Aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible",

"2. Tener en cuenta o en consideración alguna cosa". Esmero, vigilancia, cuidado, miramiento, estar alerta: tienen el ingrediente de la atención que supone una manera de estar presente ante los objetos, ensueños, creencias, otras personas, imágenes...

Funcionamiento.

Luis Ammann señala: "Cuando un estímulo pasa el umbral, despierta el interés de la conciencia quedando en un campo central, al cual se dirige la atención" . Seguidamente, continua diciendo "que la atención funciona por intereses, por algo que, de algún modo, impresiona a la conciencia dando registro" .

En cuanto uno trabaja con la atención observa que una de sus propiedades es la elasticidad, es decir, su intensidad es variable: se puede graduar como la salida del agua por el grifo. Además, puede sufrir cierta debilidad en un momento, y, también, en otro, un fortalecimiento.


4. Formas de Atención.

Existen, básicamente, tres formas de atención:

- Atención simple.
- Atención dividida.
- Atención dirigida.

Atención simple.

Es un tipo de atención muy cotidiana y habitual. Cuántas veces hemos ordenado objetos sin saber dónde los dejábamos, hemos cerrado una puerta innecesariamente, vamos, por ejemplo, a la cocina sin saber por qué, suena un ruido y la atención va en dirección de esa incitación, etc. Sin duda, son acciones no observadas y realizadas de una manera automática o mecánica.

También ocurre que, normalmente, existiendo muchos estímulos voy a aquellos, de todos los que hay, que coinciden con mis intereses (que, a veces, ni siquiera han sido revisados), parece que fuera una atención algo más consciente, pero es una atención igualmente mecánica.

"Es cierto que mucho de lo que hicimos no fue elegido, sino condicionado por el medio, forzado por las circunstancias." ,escribe Ernesto Horacio de Casas, "De ahí que haya de ser reconsiderado desde otros puntos de vista para poder comprender todo aquello" .

Con este tipo de atención uno es absorbido por los estímulos del mundo (interno o externo), entrando en una dinámica que nos distancia de nosotros mismos; de poseer una verdadera consciencia de nuestros actos y comportamiento.

Por consiguiente, nos encontramos sumidos en un profundo letargo, en un período de mecanicidad; olvidando algo tan elemental como es nuestra propia existencia y sintiendo que todo nos sucede, a pesar nuestro, sin llevar las riendas de nuestra vida. En definitiva, podemos pensar, sentir y actuar sin ser, realmente, conscientes de ello. Así, pues, con la atención simple no se está movido por un genuino control.

Atención dividida.

La atención simple decíamos que era muy cotidiana, pues bien, la atención dividida no es muy frecuente: consiste en aplicar la atención a dos estímulos diferentes.

He aquí un fragmento de una conferencia de Mario Rodríguez Cobos (Silo), donde nos explica este tipo de atención:

"Mientras estoy hablando con ustedes, no me olvido de mi propio cuerpo, el no olvidar mi propio cuerpo aunque hable con ustedes, no deja lugar o margen a las divagaciones. Si hablo con ustedes y al mismo tiempo atiendo a mi cuerpo, se produce en mí una suerte de división atencional, la atención se divide.

He aquí el problema. Esto nos lleva rápidamente a una discusión psicológica y nos lleva a enfrentarnos con las corrien-tes sicológicas que entienden que la conciencia es una unidad, que el foco atencional es único, que la atención no se la puede dividir.

Ellos explican que en todo caso, por una parte atiendo a una cosa, y luego atiendo a mi cuerpo y de acá salto a la cosa y salto a mi cuerpo, entonces se está produciendo una suerte de penduleo, pero en ningún caso admiten que la atención esté dividida. No vamos a entrar en esas discusiones.

Supongamos como hipótesis, que efectivamente el foco atencional puede dividirse.

Si el foco atencional puede dividirse y no padezco la ilusión de la división atencional, en tal caso lo primero que observo es que las divagaciones no tienen ya lugar. Observo que los ensueños y las fantasías desaparecen. Numerosas son las técnicas para producir tal estado. La más primaria es la de atender a un punto del cuerpo en particular.

Mientras estamos dialogando, atiendo a mi puño. Esa es la forma clásica, la más conocida. Hablábamos de que atiendo a mi puño:

gran dificultad. Noto que mi atención salta del puño a la conversación, pero en ciertos momentos noto que la atención está divida. Es claro que al trabajar con la atención y si atiendo a sus dificultades, poco margen me queda para divagar.

La forma de trabajo descrita produce un tipo humano y una actitud frente al mundo. Sucede que al apretar mi puño y atender a lo que hago, al poco tiempo surge en mí un cierto cansancio. Para no perder el puño empiezo a apretarlo más; pasa más tiempo y sigo apretando más el puño... al apretarlo más empieza a rigidizarse mi brazo y luego mi cuerpo, la actitud que se produce con este tipo de trabajo es la actitud de un ser humano un tanto hierático, rígido, lento.

Hay otra forma de división atencional: aquella forma en la cual no apelo a un punto localizado, apelo a la sensación difusa y generalizada de todo mi cuerpo, al conjunto de las sensaciones cenestésicas de mi cuerpo. Estamos ahora charlando, pero en cambio siento mi cuerpo difusamente.

Esto genera un tipo humano de actividad distinto. Produce un tipo humano también lento, pero más apacible, más relajado.

Hay una tercera forma de división atencional: aquella en la que estoy atento ahora a mi posición (no me interesa el intracuerpo, no me interesa un punto localizado), me interesa la posición espacial, la referencia de los objetos que me rodean. Esto produce otro tipo humano, un tipo humano de actitudes felinas, un tipo humano de relación con su contorno, un tipo humano de manejo de situaciones.

De todas maneras las distintas formas de división atencional crean contradicción en la vida cotidiana. La división atencional produce distancia entre el yo y el mundo; la división atencional crea en mí la ambigüedad por una parte de estar en las cosas y por otra parte de estar en un punto de mi cuerpo. Por una parte estoy "adentro" y por la otra parte estoy "afuera" y noto en mí no solo división atencional, sino una división total de mi ser".

Finalmente, existen oficios, ocupaciones o ejercicios en los cuales hay una cierta capacidad para atender a dos estímulos simultáneamente.

Por ejemplo: un conductor de autobús, en determinados momentos, tiene que cobrar y conducir a la vez; posiblemente no le que quede mucho tiempo para estar divagando (ensoñando con otras cosas), sino que está centrado en lo que está haciendo. Pero, posiblemente, con el tiempo y cuando lo haya realizado numerosas veces, también podemos decir que esto se mecaniza.

Atención dirigida.

La atención dirigida es un tipo de práctica atencional muy diferente a la de atender simplemente a la actividad que realizo, porque se orienta y gobierna la atención de una manera consciente, es decir, la atención se aplica donde interesa. También difiere de aquella en donde divido la atención porque, aquí, no se divide la atención sino que se concentra.

En otro fragmento de la conferencia, citada anteriormente, Silo nos dice:

"Estamos hablando de una actitud en la vida cotidiana por la cual mi atención está puesta en grado sumo en todo lo que hago, sea esto nimio o importante. (...) Sucede que al poner atención en lo que hago, estoy también trabajando con una suerte de división atencional. Sólo que esta división no es entre el objeto y un punto de mi cuerpo. (...) Cuando nosotros entonces hablamos de atención dirigida, no estamos para nada hablando de la atención ingenua que es la que aplicamos sólo a determinados momentos de la vida cotidiana.

Y ahora hagamos una pequeña práctica para ver las dificultades que se nos presentan con la división atencional en cualquiera de sus formas y con la atención dirigida en el sentido que decimos.

Tomen un número cualquiera de tres dígitos por ejemplo y divídanlo por otro de dos dígitos. Pero al hacer esta operación no olviden el puño. Veamos: traten de dividir 3 números por otros 2 sin olvidar el puño que es como proponen determinadas corrientes religiosas, determinadas escuelas sicológicas. Traten de dividir pero no olviden el propio puño.

Fíjense que pasa... Pasa que van del puño a la operación matemática, pasa que van saltando de un lado al otro y cuando la cuenta sale es porque se metieron el problema y se olvidaron del puño.

Sin embargo, con mucho esfuerzo, con mucho trabajo podrían llegar a lograrlo. ¿Pero se imaginan ustedes el tiempo invertido y el esfuerzo invertido?. Tomen el mismo número, tomen el otro número que lo divide, hagan este cálculo matemático pero ahora con suma atención a la cuenta que están haciendo. No se preocupen del puño, preocúpense de poner suma atención a esa división que pedimos. Acá han sucedido por lo menos tres cosas. Primero que la operación va más rápido, segundo que no hay contradicción entre lo que hacen y en lo que están pensando, tercero que advierten cuando se distraen.

Ustedes ingenuamente si hubieran dicho: "lo hemos hecho" o "no lo hemos hecho". Pero ahora advirtieron al trabajar de este modo que se distraían. Por ejemplo advirtieron que un momento estaban y en otro momento no estaban trabajando correctamente. ¿Y cómo pudieron darse de semejante cosa?

Pudieron hacerlo gracias a que estaban trabajando con la idea de la atención dirigida. Si han captado esto, han comprendido experimentalmente lo que significa la diferencia entre atención ingenua y atención dirigida. Esta atención dirigida es la que nos importa a nosotros en la vida cotidiana como estilo de vida.

Tal trabajo no nos crea contradicción en el mundo, tal trabajo no nos crea ambigüedad. Por lo contrario, lanza toda nuestra energía en una sola dirección, nos permite efectividad".

Para Ernesto H. de Casas "La atención tiene muchos grados, está la atención ordinaria, la que aplicamos en una tarea específica, la que llama un estímulo, pero la de mayor interés es ese tono propio de la atención que podemos dirigir intencionalmente, aplicándola y desaplicándola según interese" , en otro lugar de su libro manifiesta:

"Cuando se ha conseguido este nuevo estado de vigilia alerta, se puede afrontar la vida cotidiana con más fuerza, valiéndose de esa claridad mental, para hacer frente a todas las situaciones que se presentan.

Cada día puede ser emprendido auspiciosamente, cada instante puede ser motivo de alegría, cada inconveniente puede ser vencido con facilidad. Esto permite poder prestar más atención y poder dirigirla sueltamente según el interés.

La práctica de la atención distensa y, mejor aún, de la atención dirigida distensa, es el mejor complemento de la meditación dinámica, en base a imágenes: ambas prácticas tienen sus registros distintivos y habilitan el acceso a importantes experiencias de ampliación de la conciencia humana" .

¿Cuáles son los registros más característicos de la atención dirigida?, sin duda, mayor conciencia, libertad interna y potencia en el pensar. ¿Y cómo es nuestra mirada?, pues bien, podemos afirmar que es clara, suave, interesante y crítica.

Luis Ammann indica que con la atención dirigida "la actividad del pensar está ligada a registros de relajación" , donde no se requiere una cara de robot, o fruncir el ceño, ni una particular postura corporal.

En este aspecto, contamos con una idea y experiencia escolar deformadora:

relacionamos atención a tensión o forzamiento y asociamos el registro de esfuerzo con la atención y esto es un error.

Si mantener la atención dirigida nos conduce a la fatiga y a su correspondiente molestia es porque no se ha calibrado correctamente el registro de la mencionada forma de atención; que será interesante cuando se convierta en agradable y placentera.

Por lo tanto, uno no se esfuerza por estar atento, simplemente, le gusta encontrarse así.

A la luz de estas consideraciones la atención dirigida es una forma de atención de alta calidad, que nos ofrece mayor amplitud, y, sobre todo, es una manera consciente, sensible y afinada de captar la "realidad".


5. El Centro de Gravedad en Uno.

"¿Cómo me doy cuenta, por ejemplo, de que me he distraído?. Me doy cuenta gra-cias a que hay un centro de gravedad que me permite observarlo, si no, no me daría cuenta. Observo que en un momento dado divago porque hay en mí un centro interno que me permite ver las divagaciones": agrega Silo en su conferencia.

Con la atención dirigida se fortalece el centro de gravedad en uno mismo y se está menos dispuesto a la influencia irracional de los estímulos. Porque uno se emplaza conscientemente en una perspectiva que registra, que siente; se trata, por tanto, de una "mirada" desde adentro, con apoyo en la sensación que se realiza suavemente y con gran cariño.

En realidad, es una atenta práctica sobre la propia mirada. "Usamos la palabra "mirada" con un significado más extenso que el referido al visual.", manifiesta Silo en su libro Contribuciones al pensamiento, "Tal vez, más correcto sería hablar de "punto de observación".

Aclarado esto, cuando decimos "mirada" podemos referirnos a un registro de observación no-visual pero que da cuenta de una representación (kinestésica p. ej.)" . Y en su libro Humanizar la Tierra agrega: "Estas "miradas" son actos complejos y activos, organizadores de "paisajes", y no simples y pasivos actos de recepción de información externa (datos que llegan a mis sentidos externos), o interna (sensaciones del propio cuerpo, recuerdos y apercepciones)" .

Por lo anterior, observamos que no somos tan susceptibles, ni vulnerables a la presión de grupo o situaciones, ni a la presentación de "imágenes de cartón" (mentirosas o seductoras); porque tenemos el centro de gravedad en nosotros mismos.


6. Las Practicas Atencionales.

Los ensayos se realizan en "laboratorio", con el objeto de que el entrenamiento se aplique, posteriormente, en las situaciones cotidianas que es donde se presentan las verdaderas dificultades, y donde cobran sentido las prácticas. Pero no podemos plantear esos ensayos más allá de lo que justamente son:

una práctica, un juego o comprobación. Los ejercicios son útiles porque nos ayudan a comparar las distintas formas de atención, nos acercan a la comprensión de estados y de conductas mentales, sin embargo, no se pueden mantener en el tiempo, es difícil ser constante en su realización porque se pierde motivación; por consiguiente, terminaríamos forzando situaciones y cansándonos al ter-cer, cuarto o quinto día.

En definitiva, el entrenamiento es interesante porque nos permite comprender los secretos de la atención y nos aproxima a la acción reflexiva. Ahora bien, podemos realizar numerosas prácticas, y lo que vamos a lograr es comprender que la atención es muy elástica y que admite distintas formas; pero no debemos olvidar que su aplicación en las diversas situaciones de la vida diaria es lo que interesa.

Ahora pasamos a transcribir íntegramente la lección 6 del libro Autoliberación de Luis Ammann, titulada "Perfeccionamiento atencional" , dado su interés sobre este punto dedicado a las prácticas:

"Una buena disposición para el aprendizaje, una buena memoria, un aumento de la permanencia en los propósitos y, en suma, el crecimiento de la capacidad de cambio, dependen de la atención.

La serie de ejercicios que damos a continuación es de suma importancia. Se basa en el trabajo de la atención utilizando tareas motrices "pretextos", es decir, tareas que no tienen importancia en si mismas, sino en tanto permiten el ejercicio de la atención.

Generalmente, las tareas "pretexto", no tienen utilidad en sí mismas. Provocan fati-ga corporal y molestia emotiva, por cuanto repetir operaciones materiales de las que no se obtiene ningún beneficio a la vista, es ciertamente desalentador. Sin embargo, estas prácticas tienen mucho sentido si se las trabaja a fin de perfeccionar la atención. Esta facultad irá perfeccionándose a medida que se sobreponga a la fatiga motriz y a la molestia emotiva.

Demos un ejemplo. Si una persona abre un pozo profundo y posteriormente lo tapa, realiza un trabajo materialmente inútil. Conociendo el ejercicio, esa persona no pondrá mucho interés en la perfecta ejecución de esa tarea. Sin embargo, el deporte desintere-sado y la gimnasia, trabajan aproximadamente de ese modo aún cuando hay otros incentivos de por medio: competencia, beneficio físico, etc.

En los trabajos "pretexto" no hay beneficio físico a la vista, ni existe el incentivo de la competencia. Visto desde afuera, alguien que efectúa esas operaciones, muestra un comportamiento absurdo. No así quien realiza un deporte o cualquier tipo de gimnasia.

Atención simple.

Tome diversos y numerosos objetos de la habitación y llévelos a un solo punto apilándolos u ordenándolos del modo más perfecto posible. Una vez hecho esto, devuélvalos exactamente a su punto de origen. Repita esta operación muchas veces. Observe cómo la repetición y la fatiga van desmejorando su propósito y cómo va desatendiendo, a medida que pasa el tiempo, a las ejecuciones de movimientos perfectos.

Ese el esquema de un ejercicio "pretexto". Podríamos utilizar otro como el mencionado anteriormente (el del pozo). Por cierto que si se cuenta con una buena batería de tales recursos, el trabajo se hará más interesante. También puede contribuir a esto, el ambiente al aire libre en el que pueden efectuarse prácticas numerosas.

Tomando por base cualquier trabajo pretexto, pasemos al ejercicio específico de la atención simple.

Se efectuará el trabajo pretexto respetando al máximo las correctas posiciones corporales, al tiempo que la atención esté dedicada exclusivamente al trabajo que se efectúe. Para que la atención esté siempre requerida, se evitarán los movimientos rítmicos o monótonos que llevarían a pensar en otras cosas.

Se comprende que serruchar, p. ej., es un ejercicio monótono, inadecuado como trabajo pretexto.

División atencional.

Efectúe diversos trabajos pretexto, siempre en perfecta actitud corporal, pero atendiendo simultáneamente a la sensación de la pierna derecha y a lo que está haciendo. Repita, pero con la pierna izquierda. Nuevamente, pero con la mano derecha. Por último, con la mano izquierda. En todos los casos, con el mismo trabajo pretexto.

Atención dirigida.

En perfecta actitud corporal, efectúe varias veces el mismo trabajo pretexto, tratan-do cada vez de poner más atención en sus movimientos.

De este modo a la mayor fatiga y consecuente disminución de la facultad atencional, se la enfrentará con una mayor dirección de la atención. Por supuesto, que estamos hablando de esfuerzos razonables y no de superesfuezos que llevan a un sufrimiento totalmente negativo.

En estas cosas, el sufrimiento no es formador sino deformante. Repita varias veces el ejercicio, dirigiendo crecientemente su atención. Cuando la mecánica atencional no responda adecuadamente, descanse plácidamente. Luego, retome de nuevo.

Importante: Trate en la vida diaria de poner atención creciente a su trabajo cotidiano. En tal sentido, también las ocupaciones cotidianas pueden convertirse en interesantes trabajos pretexto, útiles para el desarrollo de la atención".


7. La Instropección.

Consiste en una observación de las propias acciones o una vigilancia de los estados de ánimo, de las imágenes y creencias de uno. Pero con un miramiento excesivo y sobredimensionando aspectos negativos de la propia existencia. Es como si uno mismo se realizase un marcaje férreo, utilizando términos deportivos.

En muchas ocasiones, nos preocupamos por si nos hemos comportado correctamente, estamos angustiados por el qué habrá pensado el otro, nos inquietamos por nuestro cuerpo, la idea de enfermar nos angustia, etc. Uno penetra dentro de sí mismo, pero con tensión.

En definitiva, es un tipo de atención bastante frecuente y poco interesante, porque genera inhibición, enjuicia, es cerrada, centrípeta; mientras que la atención dirigida es abierta, centrífuga y neutra.


8. El Trabajo Atencional.

El trabajo atencional es importante que se realice con suavidad, de una manera gustosa. Por el contrario, no es una propuesta compulsiva. Tampoco se debe forzar la atención porque uno terminaría irritado; además, empezaríamos a labrar un camino erró-neo, es decir, a grabar mal una experiencia, y, a la postre, tendríamos dificultades para retomarlo.

La atención es un trabajo netamente intelectual que se ejercita mejor cuando no hay cansancio, sueño, presión emotiva, etc.

Además, un buen nivel atencional se podrá mantener más tiempo si no concurren las citadas circunstancias. Cuanto mayor es el entrenamiento, más se tiende a mantener esa actitud, y con un buen adiestramiento llega un instante que, sin proponértelo, estás en ese estado.

Si se está entrenando, se puede graduar el volumen de la atención; y si existe un punto donde hay disgusto, entonces, se aflo-ja. Si observamos un registro de límite no se da más volumen: no se fuerza.

Es interesante aprovechar los buenos momentos con la atención con el objeto de filiar bien el registro, para que en otros instantes nos sirvan de guía y referencia.

El trabajo atencional interesante es liviano, sin complicaciones y, por supuesto, gratificante. Es, simplemente, un sentirse emplazado, donde se está: conversando, leyendo, observando... Si mantuviéramos esa actitud lograríamos registros de mayor potencia y frescura.

Uno puede mantener el registro de la "mirada" que observa y llegar a sentir ese gusto por la acción que está realizando. Por ejemplo, si se está conversando basta que, con suavidad, estemos atentos a las otras personas, al registro de la "mirada" de uno, para que notáramos una "mirada" bastante más clara.

Puede ser de ayuda: crear situaciones que nos avisen si hemos perdido el control de la atención, a lo largo del día. Podemos usar diversas técnicas generadas por uno mismo; por ejemplo, marcar una serie de momentos que nos sirvan de alerta: al encon-trarse con determinadas personas, lugares, situaciones, objetos, etc. ¿Y qué pasa si uno pierde la atención con ensueños o fantasías?, no ocurre nada, se retoma el trabajo atencional y punto.

En realidad, estamos hablando de un estilo de vida, de una intención donde la atención no se ejercita con un forcejeo vehemente, sino de una manera agradable y gustosa. En fin: a este comportamiento mental podemos sacarle bastante rédito. Y parece que si se obtienen buenos resultados uno se engolosina y le gusta hallarse así.


9. Campo de presencia y de Co-Presencia.

Ortega ya habló de que en la percepción obtenemos un primer plano que destaca sobre un fondo que se manifiesta tácitamente en su libro ¿Qué es filosofía?. Husserl nos mencionó los desplazamientos atencionales sobre distintos elementos, y de cómo un objeto que es atendido con prioridad sobre otro, puede, a su vez, ceder su posición y pasar a un lugar secundario (Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomelógica).

He aquí cómo se enfrenta, precisamente, con el campo de presencia (campo central) y de co-presencia (no evidente) Luis Ammann:

"El estímulo que despierta interés puede quedar en un campo central de atención al que denominamos campo de presencia que tiene que ver con la percepción. Todo lo que no aparece ligado estrictamente al objeto central se va diluyendo en la atención acompañando, sin embargo, a la presencia del objeto mediante relaciones asociativas con otros objetos no presentes, pero vinculados a él. A este fenómeno atencional le llamamos campo de co-presencia y tiene que ver con la memoria.

En la evocación, se puede desplazar la atención de las presencias a las co-presencias y ello es así porque hubo registro del objeto presente y de los objetos co-presentes. La co-presencia permite estructurar los nuevos datos y así decimos que al atender a un objeto se hace presente lo evidente y lo no evidente opera de modo co-presente.

Esto lo hace la conciencia sobre la percepción, así que siempre se está estruc-turando más de lo que se percibe, sobrepasando al objeto observado. La co-presencia abarca también los diversos niveles de conciencia. Así, en vigilia hay co-presencia de ensueños y en el sueño hay co-presencia de vigilia, dando lugar a los diversos estados" .

Para finalizar, Silo en la siguiente argumentación nos habla, entre otras cosas, de la copresencia y su superposición a la percepción y, también, de la actuación co-presente de retenciones y futurizaciones.

"Un día cualquiera entro en mi habitación y percibo la ventana, la reconozco, me es conocida. Tengo una nueva percepción de ella pero, además, actúan antiguas percepciones que convertidas en imágenes están retenidas en mí.

Sin embargo, observo que en un ángulo del vidrio hay una quebradura... "eso no estaba ahí", me digo, al cotejar la nueva percepción con lo que retengo de percepciones anteriores. Además, experimento una suerte de sorpresa. La ventana de actos anteriores ha quedado retenida en mí, pero no pasivamente como una fotografía, sino actuante como son actuantes las imágenes.

Lo retenido actúa frente a lo que percibo, aunque su formación pertenezca al pasado. Se trata de un pasado siempre actualizado, siempre presente. Antes de entrar a mi habitación daba por sentado, daba por supuesto, que la ventana debía estar allí en perfectas condiciones.

No es que lo estuviera pensando, sino que simplemente contaba con ello. La ventana en particular no estaba presente en mis pensamientos de ese momento, pero estaba co-presente, estaba dentro del horizonte de objetos contenidos en mi habitación. Es gracias a la copresencia, a la retención actualizada y superpuesta a la percepción, que la conciencia infiere más de lo que percibe.

En ese fenómeno encontramos el funcionamiento más elemental de la creencia. En el ejemplo, es como si me dijera:

"yo creía que la ventana estaba en perfectas condiciones".

Si al entrar a mi habitación aparecieran fenó-menos propios de un campo diferente de objetos, por ejemplo una lancha o un camello, tal situación surrealista me resultaría increíble no porque esos objetos no existan, sino porque su emplazamiento estaría fuera del campo de copresencia, fuera del paisaje que me he formado y que actúa en mí superponiéndose a toda cosa que percibo.


Ahora bien, en cualquier instante presente de mi conciencia puedo observar el entrecruzamiento de retenciones y de futurizaciones que actúan co-presentemente y en estructura. El instante presente se constituye en mi conciencia como un campo temporal activo de tres tiempos diferentes.

Las cosas aquí son muy diferentes a las que ocurren en el tiempo de calendario en el que el día de hoy no está tocado por el de ayer, ni por el de mañana. En el calendario y el reloj, el "ahora" se diferencia del "ya no" y del "todavía no" y, además, los sucesos están ordenados uno al lado del otro en sucesión lineal y no puedo pretender que eso sea una estructura sino un agrupamiento dentro de una serie total a la que llamo "calendario". Pero ya volveremos sobre esto cuando consideremos el tema de la historicidad y la temporalidad.

Por ahora continuemos con lo dicho anteriormente respecto a que la conciencia infiere más de lo que percibe, ya que cuenta con aquello que viniendo del pasado, como retención, se superpone a la percepción actual. En cada mirada que lanzo a un objeto veo en él cosas deformadas.

Esto no lo estamos afirmando en el sentido explicado por la física moderna que claramente expone nuestra incapacidad para detectar al átomo y a la longitud de onda que está por encima y por abajo de nuestros umbrales de percepción. Esto lo estamos diciendo con referencia a la superposición que las imágenes de las retenciones y futurizaciones hacen de la percepción.

Así, cuando asisto en el campo a un hermoso atardecer el paisaje natural que observo no está determinado en sí sino que lo determino, lo constituyo por un ideal estético al que adhiero.

Y esa especial paz que experimento me entrega la ilusión de que contemplo pasivamente, cuando en realidad estoy poniendo activamente allí numerosos contenidos que se superponen al simple objeto natural. Y lo dicho no vale solamente para este ejemplo sino para toda mirada que lanzo hacia la realidad" .


10. Disposición a Atender y Disponibilidad de la Atención.

Disposición a Atender.

Distinta es la actitud si uno toma la determinación de trabajar con la atención o, por el contrario, prefiere despreocuparse de este tema. Hallarse en disposición de atender significa emplazarse de una determinada manera que, por supuesto admite gradación.

Por ejemplo, si una persona dice:

"voy a ponerme a trabajar con la atención mañana", entonces se produce una disposición a atender, pero, si expresa: "voy a trabajar con la atención ahora mismo", aumenta esa disposición.

De este modo podemos afirmar lo siguiente: al ejercitar deliberadamente y de una manera intencionada la atención, se origina una disposición de ánimo diferente y, de hecho, un cambio de actitud mental.

Disponibilidad de la Atención.

La disponibilidad es una característica de la atención, esto es, podemos valernos libremente de ella, porque se encuentra lista para usarse. En cambio, muy frecuentemente (aunque no siempre) esa disponibilidad sólo se utiliza en ciertos momentos: que van estrechamente relacionados con los intereses que tenemos en la vida.

Pues bien, si decidimos aplicar la atención con una perspectiva más amplia (no ciñéndonos exclusivamente a nuestros intereses) se genera un comportamiento mental diferente; que resulta útil porque mientras la atención está en marcha, uno se encuentra más centrado y mejor situado.


11. Valoración de la Atención.

Unos comportamientos nos parecen meritorios, otros vacuos, negativos, también los hay que no despiertan interés o afecto, nos son indiferentes. Así, pues, valoramos las distintas conductas de una manera diferente ( como es lógico). Pues bien, si pusiéramos ese estado de atención, esa actitud vigilante, el estar centrado frente a las cosas como un gran valor, avanzaríamos mucho.

Si convirtiésemos en un valor sicológico, el estar atento: atento a lo que efectivamente pasa, atento a lo que se hace, atento a lo que se dice (que hace que el que mira o el que hace se tenga por referencia); si pudiéramos lograr este modo de estar en el mun-do como un telón de fondo, sin duda, ganaríamos considerablemente. En definitiva, apreciar el mérito de esta actitud es interesante porque, tomado con seriedad, nos ayuda a dar dirección a la vida.


12. La Mirada Ajena.

A veces, se siente la mirada perteneciente a otro observando las acciones de uno, se origina así (pero no siempre) un cierto condicionamiento o dependencia del otro. De este modo mis actos están subordinados a esa especie de observación ajena; realmente, ¿qué ha ocurrido?; pues bien, una falla en la atención ha mermado su potencial y se ha perdido el centro de gravedad en uno.

El ejercicio atencional resulta difícil de lograr cuando nos encontramos absorbidos por la mirada del otro. Por un lado, se pretende atender, y, por otro, se está succionado por la mirada ajena. Por consiguiente, el quid del problema se encuentra antes de ser "atrapado" por la mencionada mirada, es decir, en no entrar en esa situación. Y, ¿cómo lo evitamos?; en principio, no es lo mismo la mirada del jefe, un desconocido, la pareja, etc., esto es, el grado de dependencia o absorción no es el mismo; pero, por lo menos, diremos:

si nos encontramos con un buen nivel atencional es menos probable que la mirada ajena nos condicione y entremos en su campo de influencia.

Este tema se enriquece con el siguiente texto, perteneciente al libro Autoliberación de Luis Ammann (Epílogo, La "mirada" propia y la de los otros, como determinantes de conducta en el paisaje de formación), donde el autor diferencia distintos tipos de "miradas" con una agudeza extraordinaria:

"Son numerosos los factores que han actuado en nosotros para ir produciendo un comportamiento personal a lo largo del tiempo, una codificación en base a la cual damos respuestas y nos ajustamos al medio.(...)

De cara a los valores establecidos arremetíamos contra ellos, o los aceptábamos, o nos replegábamos sobre nosotros mismos. Así íbamos formando nuestras conductas en el mundo de relación, pero existían además reajustes continuos.

Mirábamos ese mundo y mirábamos a otras personas mientras actuábamos. Reconsiderábamos nuestra acción, proponiéndonos nuevas conductas, nuevos ajustes. Parejamente, éramos "mirados" por otros que nos alentaban o que nos reprobaban.

Desde luego, existía una "mirada" institucional propia del sistema legal; también una "mirada" propia de las convenciones y costumbres. También existía para algunos una "mirada" más compleja.

Una mirada externa, pero que nos escrutaba no solamente en nuestro comportamiento externo, sino en nuestras intenciones más profundas. Era la mirada de Dios. Para otros, era la mirada de la propia "conciencia" entendiendo a ésta como una disposición moral del pensamiento y la conducta".

La propia mirada sobre el mundo y las miradas ajenas sobre uno mismo, actuaban pues como reajustes de conducta y gracias a todo esto se fue formando un comportamiento. Hoy ya contamos con un enorme sistema de códigos acuñado en nuestra etapa de formación. Nuestra conducta responde a él y se aplica a un mundo que, sin embargo, ha cambiado" .


13. Factores Que Perturban la Atención.

El cansancio, esfuerzos más o menos prolongados, la necesidad de dormir, nos impiden el trabajo atencional. No obstante, uno de los factores que más perturba la atención es el desajuste emotivo; por ejemplo, repetir actos que no motivan aumenta el desajuste emocional y la presión emotiva.

Por tanto, eliminar las perturbaciones emotivas es importante para afrontar cualquier tarea. Así, si mi atención falla por desajustes emotivos, y quiero, en ese momento, arreglar o modificar mis emociones para poder actuar sobre ellas, observo que hay que atenderlas; pero, tengo dificultades porque me flaquea la atención. Como vemos es un círculo vicioso.

Entonces, lo que conviene es ir elevando el tono atencional, día a día, y el nivel de comprensión de la propia existencia, con estudio y relaciones entre temas. "Otro aspecto a destacar en la experiencia", dice Ernesto H., "es una suerte de inercia experiencial en donde después de darse cierto tipo de experiencias, estas se siguen sucediendo como por inercia, interconectando el mismo tipo de acontecimientos externos, originándose una situación de 'como si uno los llamara, los atrajera', a dichos acontecimientos.

Ambos casos suelen producir sorpresas a quien le sucede, pero el tema es que conviene estar alerta de estas inercias, especialmente en la línea de lo contradictorio y lo incoherente, a fin de remontar en una dirección más constructiva, de optar pues, precisamente, por un camino de experiencia interesante...

En esto se delata una cierta direccionabilidad de la experiencia, que es, precisamente lo que nos permite hablar de caminos experienciales, ya que se pueden trazar direcciones preferentes" .

Por último, si nos esforzamos, en el trabajo atencional, de una manera desmesurada, obtendremos, en un momento posterior, las respectivas consecuencias, es decir, nos pasará factura.


14. Los Ensueños y La Atención.

De una manera transparente, que no requiere apenas explicación, Silo comenta:

"Todos conocerán, por propia experiencia, esa sucesión de imágenes de la vida cotidiana, en el momento en que un estímulo externo la desencadena.

El fantaseo, o el "soñar despierto", no es un fenómeno raro, sino que es normal y corresponde al estado de vigilia ordinaria. Normalmente, en esas imágenes, puede descubrirse un tono común a todas ellas: un mismo trasfondo emotivo.

Particularmente en situaciones opresivas o de can-sancio, estas imágenes tienden a fortalecerse. Ahora bien, si los mencionados ensueños cuentan con tal vigor como para ocultar y superponerse a la realidad (y esto es cosa de todos los días), ¿qué no habrá de suceder cuando un determinado ensueño se fija y fortalece hasta tal punto que las actividades personales y los íntimos deseos quedan, directamente, ligados a él?

No creo que se les escape la relación entre las ilusiones sociales que fetichizan determinados objetos y los simples ensueños cotidianos. En ellos dos, existe en función el mismo mecanismo de fuga y de trasfondo emocionado.

Profundicemos otro poco. Habrán diferenciado los simples y ocasionales ensueños que no se repiten, de aquellos otros que aparecen frecuentemente y que, en ocasiones, pueblan hasta el mismo sueño nocturno. Estos son de mayor importancia que los primeros por la fijeza que los caracteriza.

Algunos buenos observadores habrán captado que el deseo de realizar determinados ensueños de ese tipo ha orientado en ocasiones una pretendida vocación que luego fracasó. Aspiraciones que no pudieron ser cumplidas, actividades que se frustraron al desgastarse su motivación. No es éste el momento adecuado para intentar una explicación de los ensueños, pero, a mi ver, deberían tenerse muy en cuenta sus realidades personales y su proyección social y advertir que hasta podría esbozarse un descripción conductual en base a la actividad del ensueño" .


Por su parte, Luis Ammann nos define magistralmente lo que son los ensueños, sus características y funcionamiento:

"En el nivel vigílico aparecen numerosas imágenes, ideas y pensamientos, ajenos a la idea o pensamiento que se está desarrollando.

Estas formalizaciones de estímulos provenientes de los otros niveles, del medio externo o de estímulos corporales, se manifiestan como imágenes que presionan al nivel vigílico; a ellas les llamamos ensueños. Estos ensueños son inestables y cambiantes y constituyen los mayores impedimentos al trabajo de la atención.

Existen ensueños situacionales que se disipan cotidianamente y a los que llamamos ensueños secundarios, que dan respuestas compensadoras a estímulos, provengan ellos de la situación o de presiones internas, siendo su función precisamente la de descargar las tensiones internas producidas por esas dificultades dolorosas internas.

Estos ensueños secundarios giran en torno a un clima emotivo particular que puede observarse como constante y que delata un núcleo de gran fijeza al que llamamos Núcleo de Ensueño, por lo que la observación de los ensueños secundarios en los distintos niveles es una técnica adecuada para el rastreo del núcleo de ensueño" .

Para terminar, una última reflexión: ¿cuando una persona atiende, le surgen en-sueños?; sí, por supuesto. Con una actitud atenta también aparecen los ensueños, como ocurre en un estado de vigila normal.

Entonces, ¿cuál es la diferencia? Pues bien, cuando uno atiende es consciente de la continua circulación de ensueños que surcan nuestra cabeza, sin embargo, con un estado vigílico corriente, el ensueño nos envuelve (tragamos su anzuelo) y no nos damos cuenta de que ensoñamos; por eso la diferencia es considerable. Ahora bien, conviene puntualizar que el poder de atracción o succión de las distintas imágenes, ideas, fantasías o pensamientos, no es el mismo.


15. La Critica y La Autocritica van Directamente Relacionanadas con la Atención.

La capacidad de autocrítica ( criterio o juicio que se efectúa sobre obras y comportamientos propios) se encuentra en un nivel muy bajo en la población. Si hay poca autocrítica, es porque no se pueden comparar cosas dentro de uno mismo, precisamente, no se puede hacer porque uno no se conoce. Así, pues, si no hay atención no hay conocimiento de los propios comportamientos, de ahí su utilidad. Se origina así la siguiente relación:

Actitud atenta - Se puede comparar - Autocrítica - Uno se conoce

A veces, hay ciudadanos que dicen: "Yo tengo que hacer autocrítica, soy de tal manera", y están utilizando la "mirada del otro" (lo que otra persona piensa), para dirigirla sobre ellos mismos. Es decir, no existe cotejo o comparación de cosas que le pasas a uno: no hay una verdadera autocrítica; como vemos, se utiliza la crítica de otros como elaboración propia.

Con la intención de ampliar puntos de vista, vamos a observar el siguiente texto que pertenece al libro de Juan Chambeaux titulado El Virus de Altura (capítulo uno, Una extraña sensación). En él, a mi modesto entender, dibuja valientemente una experiencia personal en un verdadero ejercicio de autocrítica, autoobservación y reflexión:

"Un año atrás di una charla acerca de un tema que consideraba de mi dominio.
La sala que no era grande, estaba repleta.

Desde mi asiento, sobre una tarima en la que veía por encima de las cabezas de los concurrentes, observé incluso algunas personas de pie. Quien me introducía dijo algunas palabras elogiosas y, a pesar de que siempre comienzan así esas reuniones, me sentí muy bien con los adjetivos que adornaban mi escasa labor. El introductor, luego de terminar con la presentación me pasó el micrófono.

Debo reconocer que él era muy astuto y consiguió que no volara una mosca. La gente, expectante por qué diría este sujeto con tanto atributos.

Saludé, más bien probando que los parlantes tuvieran la calidad y sonoridad suficientes para que mis palabras llegaran a cada oído, que cada ojo no se despegara de mi figura, y la atención de todos quedara atrapada por mi discurso.

Ni recuerdo como empecé y poco me importaba, porque, más que transmitir bien un mensaje o de establecer una buena comunicación con el auditorium, me interesaba que me recibieran como un entendido en la materia, se dieran bien pronto cuenta de que, aunque algo supieran, yo era quien tenía la varita del conocimiento y a mí nadie me llegaba ni a los talones.

"Mal que mal, pensaba, por algo vinieron a verme".

Así, en poco rato era dueño del pequeño cilindro metálico, lo había sacado de su pedestal y lo usaba como un cantante rock.

Lo único que me faltaba era tirarlo por el aire para luego recogerlo. Había ido subiendo el tono de la voz. Vociferaba sin ser necesario con esos parlantes que transmitían hasta mi más mínima expiración.

La sala ahora se me hacía pequeña. Gesticulaba con mis brazos y me desplazaba por el escenario con comodidad. Mi respiración era amplia, llenaba mis pulmones, el pecho se me ensanchaba y se expandía rítmicamente. Casi demasiado porque con tanta ventilación me venían unos débiles mareos que contrarrestaba con mayor vehemencia en mis palabras.

Un señor levantó su mano para hacer una acotación. Encontré aquello de una impertinencia increíble porque, sin haber terminado de dar las explicaciones que introducían al tema, me interrumpía sin ningún derecho. Continué, pasando por alto aquel dedo solitario que se erguía estoico por encima de las cabezas. Como el desatinado continuaba en su actitud, me detuve, le increpé duramente con voz airada y estruendosa.

El hombre pareció empequeñecer, y con él todo el auditorio. La sala, de chica se transformó en minúscula y llegué a pensar que aquellos oídos atentos, esos ojos fijos en mi persona no eran de suficiente valor como para que apreciaran mis palabras.

No sé, lector, si te ha sucedido alguna vez tomarte una fotografía mental. Es como si de pronto te miraras desde más atrás. Como si desde la altura de tu nuca hubieras instalado un ojo que te observa verificando justo lo que en ese momento estás haciendo, sintiendo, pensando. Aquello me sucedió por un segundo. Casi fue capaz de ver mi prepotencia. Observé mi monstruosa transformación y dije:

"Algo raro me está pasando" .


16. ¿Que Pasa Cuando Se Ejercita una Actitud Atenta?.

Con un buen nivel atencional se mejora la percepción, Silo en su libro Contribucio-nes al pensamiento expone: "...entenderemos a la percepción como una estructuración de sensaciones efectuadas por la conciencia refiriéndose a un sentido, o a varios sentidos". Los objetos, por ejemplo, se ven más nítidos, más contorneados, con más volumen. En efecto, se mejora la percepción del oído, del ojo... en cambio, eso no es lo relevante del trabajo atencional.

Cuando una persona atiende transita por los recuerdos, por su presente y su futuro, con un cierto "desapego", es decir, el poder de la sugestión de las imágenes, de los objetos, situaciones, es menor.

Las ideas se encuentran más disponibles. Así, pues, la compulsión, la pasión vehemente y contumaz, el ruido mental retroceden; también pareciera que el tiempo interno (no de calendario) se alargase. Además, si se está centrado frente a las cosas, llevando la "mirada" en la dirección que se desea, se observa la sucesión de imágenes que circulan en uno, siendo conscientes de aquellas que nos orientan en una dirección positiva o negativa, que nos dan fuerza en nuestros objetivos o nos debilitan. Y, como ya hemos visto, sobresaliendo registros sedosos, de claridad, potencia, libertad interna, convirtiéndonos en más críticos, autocríticos y reflexivos.


17. La Acción Reflexiva y La acción Válida No Son Posibles Sin Atención.

- La acción reflexiva.

¿Es viable la acción reflexiva sin pensar con intención o sin meditación sobre lo que se hace?; no es posible. La acción reflexiva incluye atención sobre la actividad. Si en el quehacer diario no se aplica la atención, vamos a tener numerosas dificultades en sa-ber para qué se hacen las cosas.

En general, las acciones se realizan sin preguntarnos, ¿por qué hacemos lo que hacemos? o ¿para qué?; cuando una persona ejecuta una acción, normalmente, es porque algo sucedió previamente, o para que algo pase después. Ahora bien, no todas las acciones tienen el mismo valor: no es lo mismo cerrar la puerta del coche, que ir a reconciliarse con un hermano. Por consiguiente, aquellas acciones que son de interés, las que uno valora y aprecia, es aconsejable que se acometan con una dirección, y, durante la acción, constatar si se está en esa línea.

Cuando sólo se puede responder al porqué, se trata de una acción refleja; sin embargo, si somos capaces de saber el para qué estamos en presencia de una acción reflexiva. Si la acción está movida por el porqué y su respuesta se encuentra en el pasado, estamos hablando de una acción refleja.

La acción reflexiva lleva implícito el para qué (la mirada puesta en el futuro, lo intencional), y requiere una conciencia atenta, vigilante y un estado de alerta, por tanto, las acciones estarán más dirigidas y mejor direccionadas.

No es lo mismo la atención dirigida que la acción reflexiva, pero tienen su punto de unión: se articulan y abrazan. Anteriormente se dijo: "... la atención dirigida es una forma de atención de alta calidad, que nos ofrece mayor amplitud, y, sobre todo, es una manera consciente, sensible y afinada de captar la "realidad", por eso, cuanto mayor sea la calidad atencional, mejores serán las condiciones para la acción reflexiva; es decir, la mala calidad o ausencia de atención dificulta la acción reflexiva. La atención dirigida abre la puerta al discurrir, cavilar o pensar con intención, y, a su vez, se pondrán freno a las com-pulsiones, accidentes, estados de ánimo negativos y, en general, a todo lo que enturbie nuestro sentir.

- La acción válida.

Silo dice: ”¿Y cuál es el sabor del acto de unidad? Para reconocerlo, te basarás en la pro-funda paz que acompañada de una suave alegría, te pone en acuerdo contigo mismo. Este acto tiene por señal a la verdad más íntegra, porque en él se unifican en estrecha amistad el pensamiento, el sentimiento y el hacer en el mundo.

¡Indudable acción válida que se afirmaría mil veces más, si se viviera otras tantas vidas!" ¿Y cómo se puede sa-borear el acto de unidad sin atención? ¿Cómo se puede reconocer dicho acto sin aten-ción?. Así, pues, la acción válida y la acción reflexiva no son posibles sin atención.


18. Un Comportamiento Mental Diferente.

El trabajo atencional dibuja un nuevo comportamiento mental, que marca sus dife-rencias con respecto al comportamiento mental habitual (mecánico y distraído). Además nos brinda enormes beneficios: crítica, autocrítica, reversibilidad, potencia en el pensar, etcétera.

Ahora bien, es una conducta intencional, muy diferente al comportamiento ordinario o "dado". Y si ese porte o manera de gobernar la vida intencionalmente y de dirigir las ac-ciones de un modo deliberado se realizase cotidianamente, sin duda, se daría un salto cualitativo muy interesante y enriquecedor. Se trata, por tanto, de aspirar a un nuevo modo de comportamiento mental, y que, además, sea habitual.


19. Las Tres Vias.

El ser humano se pasea diariamente por su pasado, presente y futuro, esto es, recuerda, percibe e imagina. Ahora bien, puede transitar por esas tres vías con una actitud distraída o atenta.

No es lo mismo, por ejemplo, recordar yéndose por distintos canales asociativos y con asociaciones libres, que buscar datos ya grabados en la memoria con una buena actitud atencional. ¿Es lo mismo planificar un proyecto movido por compulsiones (impulsos desmedidos) que realizar atentamente una programación?, sin duda, no es lo mismo.

Es decir, la cuestión cambia si concebimos proyectos y resolvemos temas trabajando con un comportamiento atento; que, además, no tiene porqué bloquear la imaginación o la creatividad, y si en algún momento se quiere imaginar asociativamente uno se olvida de la atención y a dar rienda suelta a las imágenes.

Para Ernesto H. "la conciencia siempre se encuentra intencionando a futuro, es más, constantemente tiene la copresen-cia de que se sigue hacia el próximo momento, al futuro".

Además, continúa diciendo:

"La imaginación corresponde al futuro, el recuerdo al pasado y la atención al presente. Es necesario funcionar bien, insistiendo en atender al presente con un sólido proyecto a futuro, rescatando las mejores experiencias del pasado" .

Las situaciones conflictivas que se nos presentan diariamente, independientemente por la vía que vengan (pasado, presente y futuro), admiten grados de importancia y complejidad:

no es igual un pinchazo de la rueda del coche, que el fallecimiento de un familiar cercano y querido; pero, lo que ocurre es que uno es "tomado por tensiones y climas y "absorbido" por el objeto que tiene ante sí. Pues bien, la atención nos ayudará extraordinariamente a guardar las distancias con dichos problemas cotidianos y conflictos biográficos, y, además, a saber qué está impulsando a los proyectos.


20. El Yo

Este punto reúne, nuevamente, a Husserl, Ortega y Ammann, con el objeto de alumbrar nuestro tema: el yo y su íntima unión con la atención.

Haciendo un pequeño esquema diremos:

Husserl nos habló del rayo de la atención irradiado del yo, Ortega nos dijo que la atención es una actividad fundamental del yo y L. Ammann expone que el yo observa las actividades de la conciencia.

Es más, el primero afirma que lo que tiene lugar fuera del rayo del yo es el campo de la potencialidad para los actos libres del yo. También Ortega pone en evidencia una periferia cósmica que demanda atención y también nos habla de esa torsión que realiza la atención poniéndose a mirar dentro de sí mismo.

Por último, L. Ammann menciona los límites físicos del yo:

"Llamamos yo a aquello que observa los mecanismos y operaciones se van desarrollando en la conciencia.

En vigilia esta observación se efectúa como desde "adentro", mientras que en el sueño se observa como desde "afuera". En ambos casos el yo aparece como separado, como no incluido en las operaciones que observa. Así pues, por registro interno no es legítimo identificar yo con conciencia ni con una de sus funciones. Los límites del yo están dados por las sensaciones del cuerpo, especialmente las del tacto externo" .


21. El Estado de Hipnosis.

El estado de hipnosis se caracteriza por una suerte de sueño e inercia a permanecer adormecido. De este modo, podemos afirmar lo siguiente:

la crítica (conjunto de juicios y de opiniones expuestas sobre cualquier asunto) desaparece y los valores establecidos nos atrapan deslumbrándonos con su luz, sin evaluación, estimación y reflexión. Se aceptan ciertos valores sin capacidad de comparación, por tanto, se cae en su campo de influencia (es lo mismo que ocurre en los sueños).

Otra característica de la hipnosis es la sugestión de la imagen, y, de hecho, su poder para fascinar a alguien dominando su voluntad, llevándola a obrar en determinado sentido. La sugestión del momento histórico actúa con gran potencia.

En nuestros tiempos, el poder de sugestión e hipnotizador de la prensa, la radio, la televisión... es enorme. ¿Y qué ocurre en la vida cotidiana?, pues bien, que determinados valores establecidos, se aceptan sin reflexionar en su coherencia, es decir, porque sí. Se está sometido a ese gran campo de influencias del medio social, y, finalmente, la atención termina yendo en esa dirección establecida.

El Manual del sector apoyo nos ayuda en este punto: "El medio sociocultural en que nos desenvolvemos no es precisamente "neutro" sino por el contrario condiciona seriamente y en determinada dirección, según los dictámenes del "sistema", tal como denominamos al conjunto de valores que se impone sobre la gente a través de todos los medios disponibles:

El estado, los medios de difusión masiva, la educación, la religión, el deporte, etc.

El sistema tiene sus ejecutivos, "sus militantes" para implementar sus pautas sobre la gente indefensa, que es la gran mayoría de la población. Este es también un fenómeno inadvertido sobre el cual conviene echar luz.

En las sociedades más dominadas por el sistema, se da una suerte de tabla de valores que resulta:

Primer valor: El dinero.

Segundo valor. Ascender en la "escalera del éxito", independientemente de los métodos empleados.

Tercer valor: Tender a solucionar problemas y situaciones de manera práctica, considerando siempre los intereses personales.

Además de estos valores principales se dan en el sistema dos constantes como marco de referencia en la formación de la gente:

a) La obediencia y b) La posesión de objetos.

En cuanto a registros se refiere, el sistema altera y confunde los registros de felicidad y sufrimiento, haciendo a la primera como dependiente de los valores antes mencionados y al sufrimiento como parte de la vida. Así, los objetivos de vida quedan trazados en una dirección francamente opuesta a la nuestra.

Dados estos puntos de referencia, realzados al máximo por toda la sociedad, le aparecen al individuo como "la verdad absoluta" que tambalea sólo por crisis general, los temas que estudiamos de prioridades, deseos y anhelos profundos quedan muy condicionados por el medio externo mencionado, y, los anhelos personales más genuinos, más auténticos aquéllos ligados al dar, al servicio desinteresado, al hacer algo grande en el mundo, quedan muy relegados, lo cual produce un serio desencuentro con uno mismo y pérdida del sentido vital en el mundo.

Así el sistema no sólo influye determinantemente sino que exige y orienta según sus intereses modelando comportamientos sociales, por tanto de conjuntos, grupos e individuos."

José Luis Montero de Burgos nos indica:

"'El hombre, ser-que-decide' es un concepto de aceptación subjetiva y común, de aceptación generalizada, aunque no sea total. Es lo que llamo un "valor vivencial".

También es, como acabo de decir, una totalidad. Una "vivencia" es una experiencia personal e íntima. Si una vivencia es de aceptación generalizada la califico de valor vivencial. Se trata, pues, de un valor con el que, de momento, casi todos concordamos. Digo casi, porque siempre habrá alguno que piense lo contrario.

No se trata de un control simplemente mayoritario, sino de un control abrumadoramente mayoritario, un control positivo de la casi totalidad de los sujetos afectados.

Calificar negativamente un valor vivencial puede tener, al menos, tres orígenes:

el error, la falta de matización del valor, tal y como se expone, y el haber captado otro valor potencialmente vivencial, que podría, con el tiempo, sustituir al vigente.

Los valores vivenciales son numerosos y tiene la peculiaridad de que su aceptación no procede de razonamiento alguno, aunque lo pueda haber, sino que se asume por la generalidad de las personas tras la mera enunciación de la idea.

Ejemplo de valores vivenciales pudieran ser:

"la intimidad de las personas debe ser respetada", "no debe haber dominaciones entre personas", "el trabajo del ser humano no puede ser mercancía que se compra y se vende en mercado", "las sociedades humanas deben ser democráticas..."

Cualquier teoría sobre problemas humanos ha de ser coherente con esto u otros valores vivenciales porque, en caso contrario, su aplicación provocaría, con casi toda seguridad, un rechazo generalizado.

Esto sería un simple control previo, que evite ensayos indebidos y pérdidas de tiempo. Algunas teorías políticas se podrían haber desacreditado en media hora "de laboratorio", sin esperar su descrédito real en decenas de años.

Si el control vivencial fuese positivo, eso daría una cierta garantía previa para hacer ensayos limitados con personas voluntarias, tal y como se hace en la ciencia médica. La experiencia diría en qué medida se podrían generalizar esos ensayos sin riesgos sociales de entidad.

Al final, el control experimental sería decisivo, y lo que se habría hecho es, ampliándola, aplicar la metodología científica al campo del hombre. Claro que estos valores vivenciales podrían cambiar, aparecer o desaparecer, según etapas históricas. Pero esto es lo que ocurre en la metodología científica.

Así se hace posible que una teoría sustituya a otra. Pero mientras el paquete de datos-experimentos permanezca y sea coherente con los postulados de una ciencia, tendríamos una verdad suficiente, concepto que iniciaría, paradójicamente, la seguridad y la inseguridad de la teoría y de la propia ciencia. Seguridad momentánea, a causa de que los controles efectuados garantizan los resultados. Inseguridad, porque un hecho nuevo puede invalidar la teoría y hacer indispensable su revisión.

El pequeño número de disidentes requiere, pues, especial atención. Pequeño, porque de otro modo le cabría el concepto de valor vivencial.

Un estudio de coherencia eliminaría la opinión de algunos de ellos y, en cuanto al resto, cabría la posibilidad de que alguien hubiese intuido un nuevo valor vivencial que, al generalizarse, pudiera cambiar el sentido de la acción, que es lo típico del conocimiento científico. El control vivencial no excluye pues la posible evolución del pensamiento. Mediante el uso de ese control intento enfrentarme con lo que se llama "el problema social" 

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El siguiente texto es una entrevista, que aparece en la revista electrónica del Movimiento Humanista, realizada a Noam Chomsky:

"... H.- ¿Qué significa para Usted en general, la globalización de los medios de información y qué significado tendrá esta "apertura" de los cielos aquí, en India, para la prensa y los otros medios de difusión?

N. Ch.- Significa una cosa: un enorme incremento de la publicidad, en especial de productos extranjeros. Pues sus recursos pueden rebasar todos los que India pueda tener. También significa una mayor concentración de medios de difusión... Que van a reflejar los puntos de vista de aquellos capaces de amasar el enorme capital necesario para hacer funcionar tales medios internacionales. La diversidad y la información van a declinar y los medios se orientarán más hacia la publicidad.

H.- ¿Será "globalización" la palabra acertada o deberíamos hablar mejor de "trasnacionalización"?

N. Ch. Yo lo llamaría:

extensión e la tiranía corporativa transnacional. Estas son instituciones tiránicas, totalitarias, mega-corporaciones. Son enormes economías rectoras, dirigidas desde arriba, relativamente incontrolables y relacionadas entre sí por varias vías. Su principal interés es el de obtener utilidades pero más importante que eso, es construir un tipo particular de público.

Un público adicto a un cierto estilo de vida, con deseos artificiales. Un público atomizado, separado en grupos, suficientemente fragmentado como para quedar incapacitado de entrar en la arena política a disturbar el poder establecido. Es completamente natural.

H.- Unas pocas firmas propietarias de periódicos locales piensan que se está incorporando un nuevo socio y que la prensa hindú está suficientemente madura como para mantenerse a sí misma (en la actualidad, los extranjeros no pueden ser propietarios de medios de prensa, pero la situación podría cambiar).

N. Ch. Eso parece un chiste. Supongamos que una cantina local se une a McDonald. Puede ser una empresa muy madura pero McDonald tiene los recursos como para reba-sarla e interés en incorporarla a su sistema. Es más rentable y como dijimos, ayuda a crear el tipo de mercado que necesitan.

Es como abrir las puertas de India al narcotráfico internacional, afirmando que la gente está suficientemente madura como para resistir. Pero cuando los traficantes empiezan a distribuir drogas gratuitas a los niños en edad escolar, y los niños se hacen adictos, no importa qué tan maduro se esté.

La TV y la publicidad, son simples adiciones cultivadas, diseñadas para controlar a la gente de un modo particular. De hecho, en cierto sentido, más insidioso, los narcotraficantes deben vender su mercadería y lograr que te hagas adicto a ella. Mientras que esto otro crea un tipo de persona especial.

H.- ¿Entonces, la función primordial de los medios es vender?

N. Ch.- Su función primordial es vender público a los anunciantes. No ganan dinero con las suscripciones. La cadena de noticias CBS no gana dinero cuando usted prende el televisor. Gana dinero cuando un anunciante les paga. Ahora bien, los anunciantes pagan por ciertas cosas. No van a pagar por un debate que anime a la gente a participar democráticamente y socave el poder corporativo.
(...)
H. ¿En qué difieren las formas de los medios de comunicación y de control del pensa-miento de los EE.UU. y, digamos, de los estados totalitarios?

N. Ch.- Un estado totalitario tiene un ministerio de la verdad. Presenta públicamente qué es la verdad. Uno debe adherir a esa verdad. Si no lo hace, hay diversas penalidades. Aquí no hay ministerio de la verdad. Hay sólo un consenso común extremadamente angosto, entre sectores de poder, sobre el modo en que el mundo debería percibirse y sobre qué clase de gente debería habitarlo.

H.- ¿Hay alguna diversidad real de opiniones en los medios de información de USA que conformen algún tipo de espectro?

N. Ch.- Sobre Sadam Hussein, no hubo ninguna diversidad. Cuando ofreció retirarse de Kuwait, hubo consenso en los medios de no decirlo.

Entonces, eso fue suprimido. Pero hay un espectro... Tomemos el tema más importante en la política norteamericana hoy - equilibrar el presupuesto. Los medios te dicen que los norteamericanos lo han votado. Los republicanos quieren que el ajuste se logre en siete años y los demócratas en siete años y medio. Ese es tu espectro. La gente norteamericana está en contra en su inmensa mayoría. Pero su opinión no forma parte del espectro.

Además, el presupuesto del Pentágono sigue creciendo. El público se opone a esto por seis a uno, pero esto último no tiene importancia. Lo que sí importa es el sistema de información y la comunidad de negocios a la que él representa. Esto es lo que conforma el espectro. Y dentro de él hay algunos matices".

Finalmente, la atención dirigida es un arma formidable para contrarrestar la influencia de los valores establecidos, para no perder la referencia y no ser absorbido por las solicitudes sensoriales que se presentan.

En una época de elevado grado de hipnosis generalizado (como es la que vivimos), la atención será una herramienta extraordinaria para mermar los efectos del sistema, descubrir sus partes vulnerables y elaborar puntos de vista y planteamientos esclarecedores..."
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