Cuando los seres humanos están limitados para que sus realizaciones físicas o psíquicas se desarrollen de forma plena o influenciados para que tales realizaciones no se desarrollen como podrían, debemos considerar que existe violencia estructural.
Su efecto es terrible, hasta el punto de superar de largo a la violencia directa o conductual que tiene un agente identificable al que se puede castigar.
Su alcance real variará de una sociedad a otra (y de un tiempo a otro) dependiendo de cómo tenga esa sociedad establecidas las normas, la distribución y acceso a los bienes sociales.
De ello puede depender que mi futuro como persona se vea potenciado hasta el máximo de mis posibilidades o se vea limitado para solo alcanzar unos niveles ínfimos.
Hablamos de una violencia que puede condicionar desde mi nivel de rentas o educación hasta mis expectativas de vida.
Cuando las sociedades actúan sobre los ciudadanos de forma violenta, impiden a estos el acceso a recursos básicos como la educación, la alimentación, la vivienda, la sanidad, el poder político, la libertad, etc.
Sus efectos son posiblemente más perniciosos en términos globales que los efectos de la violencia directa.
El resultado más evidente es la formación de una sociedad dual en la que sólo unos pocos disfrutan de los bienes sociales y recursos básicos, hasta el despilfarro, mientras que la mayoría se contenta con sobrevivir que no es poco.
Mientras los primeros viven en urbanizaciones cerradas con clubes sociales exclusivos, de donde no necesitan salir, y no se relacionan directamente con nadie del otro grupo, hasta el punto de negar la propia existencia del mismo, el segundo debe permanentemente buscar salidas a su miserable situación.
Este segundo grupo tendría todo el derecho del mundo a alzarse contra esa violencia para derribar las barreras que impiden su normal desenvolvimiento.
Esto mismo que ocurre a nivel interno de una sociedad, ocurre de igual forma con las relaciones entre los países ricos y los demás.
Posiblemente en esta situación encontraríamos las respuestas para muchas de las cosas que están ocurriendo ahora mismo en el mundo.
Y es que la mejor guerra preventiva es la que distribuye los bienes sociales con equidad y justicia.
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Extraído de: http://odyseo.zonalibre.org/cgi-bin/mt-tb.cgi/5365
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