Meditación en torno al Mito de La Caverna - Parte nº1 - Arturo Jaque Rojas
Dentro y en lo profundo de una caverna, se encuentra un grupo de gente; la que, se halla prisionera y cautiva en ella desde siempre; para peor, están encadenados, de suerte que no les es posible mover su cuello con libertad.
Para agravar este panorama de tinieblas, detrás de ellos un fuego- prendido y alimentado quién sabe por quien- proyecta sobre la pared situada por delante: sombras de otras personas, que transitan por un camino ubicado en tal ángulo que, solamente, aquéllas son perceptibles.
Los fantasmales caminantes y sus sombras, se sitúan a espaldas de los engrillados; éstos, que jamás han visto otra realidad, se han convencido por completo: que es la única realidad.
De repente, ocurre que uno de ellos, logra zafarse de estas cadenas; y, progresivamente, comienza una ascensión hacia el mundo exterior, donde podrá descubrir la verdad; así, por ende, ha de descubrir los objetos, los animales, el agua, el cielo, hasta posar su visión en el sol.
Recordemos y tengamos presente que: los yacentes en el subterráneo, conversan entre sí, y al escuchar -o creer escuchar- las voces de las sombras: debaten y polemizan acerca de tal tópico; en cambio, el liberto, se encuentra en un pie favorable, para darse cuenta, de que se trata de ilusiones.
Empero, si tiene la peregrina idea de regresar, para emancipar a sus otrora compañeros de cautiverio: es totalmente factible que lo tengan por loco; y que, inclusive, traten de asesinarlo ya que el vulgo, no ve con buenos ojos que alguien, de buenas a primeras, desintegre sus enclenques y vanas mitologías; pues, prefiere continuar como esclavo de la ignorancia antes de liberarse, para caminar hacia la luz.
__ Meditación en torno al Mito de La Caverna - Parte nº2
Quien ha escrutado lo sensible, ha podido afinar un discernimiento entre lo visible y lo inteligible; por este mismo hecho, ha quedado en franquía para elevarse hacia el conocimiento de la verdad, el bien, el conocimiento, la belleza, la justicia.
Aclaro: una percepción de un objeto, no me da la posibilidad de captar la idea de la bondad en sí misma- a penas quizá como representación mental -.
Entonces, una vez que el espíritu ha volado hacia la altura suprema de la contemplación de la verdad eterna e inextinguible: será por siempre libre, para gozarse del resplandor de tal sol.
Ello, ha de ser uno de los requisitos urgentes de los guardianes; es decir, que se hayan liberado y elevado a esta altura, para perseguir y desear el bien como arquetipo que es, sin apellido, ni apoyaturas espurias.
Ante el éxtasis y ensimismamiento, que de seguro- totalizadoramente- ha de absorber al filósofo, como una consecuencia natural de la contemplación del reino de las ideas, es plausible el sostener que: éste, no desee regresar al submundo, donde imperan las tinieblas;
de hecho, ha de preferir permanecer en un orbe donde la materialidad ha sido desnudada en su imperfección, donde es bañado con la maravillosa luz que irradia el sol de la verdad -que es el bien en cuanto tal-, donde le es factible satisfacer su ansia de conocimiento sobre las causas primeras y los fines últimos.
Pero ha de tornar a la caverna -de la cual desea escapar a todo trance-; ya que, a su vez, la tarea que le incumbe, es la de propalar la luz con la cual se ha impregnado, en los instantes de comunión con el ser.
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Extraído del muro de Arturo Jaque Rojas en Facebook
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