domingo, 17 de julio de 2011

¿Qué es la recta Acción? - Jiddu Krishnamurti


Pláticas en la Argentina, Buenos Aires, Cuarta plática, 22 de Julio de 1935

"... Amigos, no he venido a la Argentina para convertirlos a ningún credo en particular o para instarlos a ingresar en una determinada sociedad, pero si comprenden, a través de la acción, lo que voy a decir, conocerán esa felicidad nacida de la inteligencia, de la plenitud de realización.

Si cada uno de ustedes puede vivir supremamente, en esa realización profunda, entonces el mundo como una totalidad, será el más rico, el más feliz; pero la dificultad radica en vivir profundamente.

Para vivir profundamente, uno tiene que descubrir por sí mismo su propia singularidad, porque sólo así hay plenitud de realización.

Sólo por medio de nuestra auténtica realización, resolveremos los innumerables problemas sociales y económicos.

Depender del medio o de una religión para que nos guíe, es crear un obstáculo peligroso para la realización.

Durante esta breve plática y antes de contestar las preguntas, quiero hablar de la individualidad y de la verdadera realización, y ver si las condiciones sociales, morales y religiosas existentes son una ayuda real o un peligroso impedimento.

Antes de examinar si las condiciones son peligrosas o útiles, debemos comprender qué es la individualidad, qué es la singularidad del individuo y de qué manera puede éste realizarse creativamente.

Ahora voy a exponer muy brevemente qué es para mí la individualidad.

No usaré frases psicológicas o una jerga complicada. Emplearé palabras comunes con su significado corriente.

La individualidad son los recuerdos acumulados y condicionados, tanto del pasado como del presente.

Es decir, cada individuo es nada más que una serie de recuerdos condicionados, los que impiden el ajuste inteligente y completo al presente vital y en movimiento.

Estos recuerdos le dan a cada uno la cualidad de algo separado, y esto es lo que ustedes llaman la singularidad del individuo.

Ahora bien, ¿en qué se basan estos recuerdos, cuáles son las causas que condicionan y limitan a la conciencia?

Si uno examina esto, verá que los recuerdos surgen de reacciones defensivas contra la vida, contra el sufrimiento, contra el dolor.

Habiendo cultivado estas reacciones autoprotectoras y titulándolas con grandes palabras que suenan muy agradables, tales como moralidad, virtudes, ideales, la mente vive dentro de este encierro, dentro de esta conciencia limitada de la seguridad que ella misma ha creado.

Estos recuerdos, por el impacto de la experiencia, aumentan en su fuerza y capacidad de resistir, generando así división respecto de la realidad viviente, hasta llegar a la insuficiencia total; esto causa temor con sus muchas ilusiones, temor a la muerte y temor al más allá.

Para expresarlo de una manera diferente:

Cada uno desea certidumbre, seguridad, y con ese deseo aborda la vida, con esa intención busca la experiencia.

De este modo, no comprende en su plenitud la experiencia, la vida misma.

Cualquiera que sea la acción nacida del deseo de seguridad, tiene que generar insuficiencia.

Siendo incompleto, uno es siempre guiado por los recuerdos, lo cual, otra vez, incrementa la vacuidad, el aislamiento de nuestro ser.

Así, esta acción continuada de la insuficiencia impide la realización, que es la plena expresión de la vida sin el obstáculo de los recuerdos condicionados, del egoísmo.

O sea, cuando uno aborda la vida con todos los recuerdos basados en la seguridad y en el deseo de estar a salvo, entonces, cualquiera que sea la acción que proviene de eso, debe crear vacuidad, insuficiencia; así no hay realización, no hay comprensión.

El significado de la individualidad es que la mente, sólo a través de sí misma, de su propia separación condicionada, mediante la profunda comprensión acerca de la limitación que ella misma ha creado, debe disolver los impedimentos y las barreras que dan origen a la conciencia limitada.

Por favor, ustedes tendrán que reflexionar sobre esto muy profundamente y no sólo aceptarlo o rechazarlo.

La mente, estando condicionada por la memoria basada en la seguridad, por las así llamadas virtudes, por las moralidades autoprotectoras, se halla impedida en su realización.

Habiendo comprendido esto, podemos descubrir si la sociedad, la moralidad, la religión, ayudan al individuo a liberarse y realizarse en plenitud.

O bien la sociedad, tal como existe, con su moralidad y su religión, es fundamentalmente legítima y así ayuda al individuo a realizarse, o, si no es legítima, tenemos que producir una revolución completa en nuestro pensar y actuar. Ustedes tienen que investigar si sus religiones, sus moralidades, son verdaderas.

Yo digo que no lo son; porque la sociedad se basa en el afán adquisitivo, los valores morales en la seguridad autoprotectora, y la religión, que es creencia organizada, se basa fundamentalmente en el temor, aunque podamos disimular esto llamándolo amor a Dios, amor a la verdad.

Si ha de haber verdadera realización creativa, no pueden existir este sentido de poseer o adquirir, ni estos valores morales basados en la seguridad defensiva, egoísta, ni estas religiones con sus promesas de inmortalidad, lo cual no es sino otra forma de egocentrismo y temor.

Por lo tanto, cada uno de ustedes, el individuo, tendrá que darse cuenta de la prisión en que se halla encerrado; y al tomarse consciente, alerta, comenzará a descubrir qué es estupidez y qué es inteligencia.

Es gracias a nuestra propia inteligencia que puede haber realización, no mediante la aceptación de la autoridad. 

Lo importante, pues, es el individuo, porque sólo a causa de su propia inteligencia existe la plenitud de realización, el éxtasis de la vida.

Esto no quiere decir que yo esté predicando el individualismo.

Todo lo contrario:

es el sistema individualista de la fe religiosa y la creencia, de los valores morales y la conducta adquisitiva, el que destruye la verdadera realización.

Por lo tanto, ustedes que escuchan, tienen que comprender, tienen que abandonar esta prisión, haciéndolo mediante el propio discernimiento inteligente; y esto exige una continua agudeza mental.

No puede haber seguimiento de otro ni puede haber aceptación de la autoridad, porque eso implica que hay temor; y el temor destruye todo discernimiento.

Pregunta:

Yo creo que no tengo ninguna clase de apegos y, sin embargo, no me siento libre.

¿Qué es este sentimiento penoso de ser un prisionero, y qué puedo hacer al respecto?

Krishnamurti:

En vez de comprender la causa del sufrimiento, uno busca el desapego.

Ahora bien, cuando uno sufre a causa del afán posesivo, trata de desarrollar lo opuesto, que es el desapego.

En otras palabras, se desapega a fin de no ser lastimado, y a este opuesto lo llama virtud.

Si uno descubriera realmente cuál es la causa del sufrimiento, entonces, al comprenderla profundamente, con la totalidad del ser, la mente estaría libre para vivir de manera plena y completa sin caer en otra prisión, la prisión del opuesto.

Pregunta: ¿Está usted también en contra de organizaciones tales como la de los ferrocarriles, etcétera?

Krishnamurti:

Me he estado refiriendo a esas organizaciones que hemos creado a causa de los miedos autoprotectores.

Ahora bien, casi todas las organizaciones del mundo se basan en la explotación, pero me he estado refiriendo en especial a las organizaciones en tomo a la creencia religiosa.

Sostengo que estas organizaciones religiosas, sectarias, son verdaderos impedimentos para el hombre.

Aquéllos de ustedes que pertenecen a organizaciones religiosas, tengan la bondad de no estar a la defensiva cuando digo esto; traten, más bien, de descubrir si es así o no.

Si descubren que no es así, entonces es correcto tenerlas. Pero antes de decir que las organizaciones religiosas son necesarias, tienen que examinarlas imparcialmente. ¿Cómo van a examinarlas?

Para examinar objetivamente cualquier cosa, nuestra mente debe ser por completo impersonal.

Eso significa que deben poner en duda todas las creencias, todos los ideales que han conservado hasta ahora o que estas organizaciones ofrecen.

A causa del cuestionamiento, surge un conflicto distinto; y sólo cuando hay conflicto, pueden ustedes empezar a comprender el verdadero significado de las creencias organizadas.

Si las examinan sólo de manera intelectual, jamás comprenderán lo que realmente significan.

Por eso la mayoría de las religiones prohíben la duda a sus seguidores.

La duda se ha vuelto un obstáculo religioso, un impedimento.

A causa de su propio temor, han desarrollado ustedes ciertas creencias, ilusiones, ciertos ideales a los que se han esclavizado, y sólo mediante el propio sufrimiento comprenderán verdaderamente lo que significan.

Pregunta:

Hay personas que, por una parte, explotan a miles de seres humanos, y por la otra donan millones de dólares a instituciones religiosas. ¿Por qué? (Risas)

Krishnamurti:

Ustedes se ríen de esta pregunta, pero también están involucrados en ella.

Explotamos, amasamos fortunas, y después nos volvemos filántropos. Quizás algunos de ustedes no tienen la despiadada habilidad para amasar riquezas, pero hacen lo mismo de otro modo, al perseguir la virtud.

¿Qué hay, pues, detrás de esta falsa caridad del filántropo y de esta falsa avidez por acumular virtud?

El filántropo, a causa del temor, a causa de muchas reacciones defensivas, quiere reintegrar un poco a la víctima que él ha explotado. (Risas)

Y ustedes lo honran, dicen lo maravilloso que es. Eso no es caridad. Es tan sólo egoísmo.

¿Y por qué persiguen ustedes la virtud y tratan de acumularla? Es una protección defensiva, una salvaguarda contra el sufrimiento.

Si examinan su virtud, verán que se basa en la idea egoísta de prevenir el sufrimiento.

Esta autoprotección no es virtud.

Conociendo lo que son y no escapando de ello mediante la así llamada virtud, descubrirán la belleza, la riqueza de la vida.

El filántropo, a causa de su deseo de seguridad, se atrinchera en el poder que otorgan las posesiones; y el hombre que persigue la virtud erige a su alrededor muros de protección contra el movimiento de la vida.

El hombre virtuoso y el filántropo son iguales. Ambos temen a la vida. No están enamorados de la vida.

Pregunta:

Nosotros somos felices con nuestras creencias y tradiciones basadas en las doctrinas de Jesús, mientras que en su país, la India, hay millones que están lejos de ser felices.

Todo lo que usted nos está diciendo, el Cristo lo enseñó hace dos mil años. ¿De qué sirve que nos predique a nosotros en vez de hacerlo a sus propios compatriotas?

Krishnamurti:

El pensamiento no pertenece a ninguna nación, a ninguna raza. (Aplausos)

La realidad no está condicionada por diferencias religiosas o raciales, y a causa de que el interlocutor ha dividido el mundo en cristiano e hindú, en India y Argentina, ha contribuido a crear desdicha y sufrimiento en el mundo. (Aplausos)

Cuando hablo en la India acerca del nacionalismo, ellos me dicen:

“Vaya a Inglaterra y dígale a la gente que el nacionalismo es estúpido, porque es Inglaterra la que nos impide vivir”, (Risas)

y cuando vengo aquí, ustedes me dicen: “Vaya a alguna otra parte y déjenos con nuestra propia creencia y religión. No nos moleste”. (Risas)

Si sus propias creencias y tradiciones los satisfacen, entonces no escucharán lo que digo, porque sus tradiciones y sus creencias son refugios en los que se ponen a cubierto en tiempos de dificultades.

No quieren enfrentarse a la vida; por lo tanto, dicen: “Estoy satisfecho, no me moleste”.

Si realmente quieren comprender la verdad, si quieren conocer el amor, deben estar libres de creencias y religiones organizadas.

No puede haber “la religión de uno” y “la religión de otro”, las creencias y doctrinas de uno contra las de otro.

El mundo será feliz cuando no haya necesidad de predicadores, cuando cada individuo se realice verdaderamente; y como no ocurre así, siento que puedo ayudarlo en su realización.

Si ustedes sienten que los perturbo, que les causo pesar, entonces permanecerán naturalmente en la religión a la que pertenecen, con sus explotaciones e ilusiones; pero la vida no los dejará tranquilos. En eso radica la belleza de a vida.

Por mucho que se hayan protegido y encerrado dentro de certidumbres, de seguridades, de creencias, la ola de la vida derrumba toda esa estructura de ustedes.

Pero el hombre que no tiene apoyo ni seguridad, conocerá la bienaventuranza de la vida.

Pregunta:

¿Qué es esa memoria, creada por la acción incompleta en el presente, de la que usted dice que debemos liberarnos?

Krishnamurti:

En la breve introducción a esta plática, traté de explicar de qué modo los recuerdos, como elementos de autodefensa, mutilan nuestro pensamiento y nuestra acción.

Tomemos un ejemplo. Si usted ha sido educado como cristiano, con ciertas creencias, aborda la vida, la experiencia con esa mentalidad limitada.

Naturalmente, esos prejuicios, esas limitaciones le impiden comprender la experiencia en su plenitud.

Por lo tanto, en su pensamiento y en su acción hay insuficiencia. Esta barrera que crea insuficiencia es lo que llamamos la memoria.

Esta memoria con sus recuerdos actúa como una prevención autodefensiva, como una guía contra la vida para ayudamos a evitar el sufrimiento.

Así, casi todos nuestros recuerdos son reacciones autoprotectoras contra la inteligencia, contra la vida.

Cuando una mente está libre de todas estas reacciones autoprotectoras, de estos recuerdos, entonces existe el movimiento pleno de la vida, de la realidad.

O tomemos otro ejemplo. Supongamos que usted ha sido educado en cierta clase social, con todo su esnobismo, sus restricciones y tradiciones.

Con ese impedimento, con esa carga, no puedo comprender o vivir la plenitud de la vida.

Por consiguiente, estos recuerdos autoprotectores son la verdadera causa del sufrimiento; y si usted quiere estar libre del sufrimiento, no pueden existir estos valores de autoprotección por los cuales procura guiarse en la vida.

Si reflexiona sobre esto, si su mente se da cuenta de sus propias creaciones, entonces discernirá cómo ha establecido para sí mismo guías, valores que no son sino recuerdos a modo de protección contra el movimiento incesante de la vida. Un hombre esclavo de recuerdos autoprotectores no puede comprender ni amar la vida.

Su acción con respecto a la vida es la acción de autodefensa.

Su mente está tan cerrada, que los veloces movimientos de la vida no pueden penetrar en ella.

Busca la eternidad, la inmortalidad, lejos de la vida, y así vive una serie continua de ilusiones.

Para un hombre semejante, cuya conciencia está limitada por los recuerdos, jamás puede existir el devenir eterno de la vida.

Pregunta:

¿No hay peligro en buscar la divinidad o la inmortalidad? ¿No puede esto convertirse en una limitación?

Krishnamurti:

Es una cruel limitación si usted la busca, porque su búsqueda es meramente un escapar de la vida; pero si no escapa de la vida, si gracias a su acción comprende profundamente los conflictos, las angustias y el sufrimiento, entonces la mente se libera de sus propias limitaciones y hay inmortalidad.

La vida en sí es inmortal. Ustedes tratan de encontrar la inmortalidad, no dejan que ocurra.

Un hombre que trata de enamorarse, jamás conocerá el amor.

Esto es lo que sucede con todas esas personas que buscan la inmortalidad, porque para ellas la inmortalidad es una seguridad, una continuación egoísta.

Si la mente está libre de la búsqueda de seguridad, la cual es muy sutil, entonces existe la bienaventuranza de esa vida que es inmortal.

Pregunta: ¿Por qué hace usted caso omiso del problema sexual?

Krishnamurti:

No lo hago; pero si usted quiere comprender esta cuestión, no trate de resolverla separadamente, lejos de los demás problemas humanos. Son todos una sola cosa.

El sexo se convierte en un problema cuando hay frustración.

Cuando el trabajo, que debería constituir la verdadera expresión de nuestro ser, se vuelve meramente mecánico, estúpido e inútil, entonces hay frustración;

cuando nuestras vidas emocionales, que deberían ser ricas y completas, están bloqueadas por el temor, hay frustración;

cuando la mente, que debería ser alerta, flexible, ilimitada, se halla abrumada por la tradición, los recuerdos autoprotectores, los ideales y las creencias, hay frustración.

De este modo, el sexo se vuelve, un problema anormal cuya importancia resulta exagerada.

Donde hay realización plena, no hay problemas.

Cuando usted está enamorado y, por estarlo, es vulnerable, el sexo no es un problema.

Para el hombre que considera al sexo como una mera sensación, éste se vuelve un problema apremiante que corroe su corazón y su mente.

Usted estará libre de este problema sólo cuando, a través de la acción, la mente se libere de todas las limitaciones e ilusiones, de todos los temores que ella misma se ha impuesto.

Hay preguntas que tratan sobre la reencarnación, la muerte y el más allá, sobre el espiritismo, la mediumnidad y varios otros temas, que sería imposible contestar, ya que mi tiempo es limitado.

Pero si les interesa, pueden leer algunas de las cosas que he dicho al respecto.

Ustedes buscan explicaciones, pero las explicaciones son como polvo para el hombre hambriento.

Sólo la acción despierta a la mente como para que ésta comience a discernir.

Cuando hay discernimiento, de nada valen las explicaciones.

Tomemos, por ejemplo, esta pregunta: “¿Cuál es su concepto de Dios?”

Si uno se satisface meramente con una explicación, eso demuestra la pobreza de su ser; y me temo que la mayoría se satisface de ese modo.

Las religiones de ustedes se basan en explicaciones, revelaciones, experiencias de otras personas.

¿De qué sirve, pues, que yo les dé otra explicación, o les dé otra creencia para que la agreguen a su museo de creencias muertas?

Si reflexionaran profundamente sobre toda esta idea de buscar a Dios, verían que, sutil y hábilmente, están escapando del conflicto de la vida.

Si comprendemos la vida, si captamos el significado profundo del vivir,

entonces Dios es la vida misma, no alguna superinteligencia lejos de nuestra vida.

Pero esto exige gran agudeza de pensamiento, no búsqueda de satisfacción o de explicaciones.

Dios está en la comprensión misma del conflicto y del sufrimiento, cuando se han vuelto inútiles toda seguridad, todo apoyo, cuando uno está cara a cara con la vida sin obstáculo alguno...".

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Imagen:Si lo que se ve de fondo es el Aconcagua, por la edad que aparenta Krishnamurti (unos 40 años -nacio en el año 1895-), pudo haber sido en el año 1935, en que,viajo dando conferencias y charlas en USA, Brasil, Uruguay, Chile, México; y en Argentina estuvo en Buenos Aires, Rosario, La Plata, y Mendoza (donde pudo haber sido tomada esta foto).
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Texto extraído de: http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/obras-completas-que-es-la-recta-accion/krishnamurti-que-es-la-recta-accion-37
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