sábado, 1 de junio de 2013

“No podemos ser casos sociales” - Reportaje a Oscar Talero, referente qom en la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina

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Oscar Talero, referente qom en la ciudad, habla sobre los reiterados hechos de violencia contra su comunidad en Formosa y Chaco, los intentos de dividirla en Rosario y cuenta su lucha para que las nuevas generaciones sean independientes.

El horcón es un madero vertical que sirve para sostener vigas en las casas rústicas, como las de los tobas, sirve de base o cimiento y en lengua qom se denomina qadhuoqte, y es el nombre con el que integrantes de la comunidad en Rosario denominaron a su Centro Cultural, a punto de cumplir 10 años. 

Ubicado en la esquina de Cabal y pasaje San José, del barrio Los Pumitas, su responsable, Oscar Talero, atiende a los vecinos del barrio Toba que necesitan hacer trámites en la Ansés, o coordina horarios para capacitar en albañilería, o apoyo escolar para los niños que asisten a la escuela bilingüe Rosa Ziperovich del barrio Toba ubicado entre el arroyo Ludueña, Olivé, Mariano Cabal y Olavaria, en el corazón de Empalme Graneros.
 
Talero, de 46 años, nació en el Paraje El Colchón y llegó a Rosario en 1986; 

habla con pausa y firmeza; mira a los ojos y en su relato hay indignación por los casos de violencia hacia la comunidad qom de los últimos tiempos, con muertos en las provincias de Chaco y Formosa. 

Su sobrino, Iber Flores, de sólo 12 años, murió víctima de los golpes recibidos a la salida de un festival en la localidad chaqueña de Villa Río Bermejito.
 
—¿A qué atribuye los casos de intimidación hacia la comunidad qom?
 
—Estas cosas pasan para que no ejerzamos nuestros derechos, para que nadie haga nada contra los que manejan a su antojo su comunidad. 

La gente tiene una idea de los pueblos originarios como incapaces y trato de demostrar lo contrario. 

Nos ven callados, tímidos y creen que por eso la gente es sumisa y el tema pasa por tener oportunidades, como cualquier persona. 

Hay un proceso muy complicado, en Chaco, por ejemplo, hubo un tiempo muy difícil, y si bien hay mucho por mejorar hoy se está mejor. Incluso no está viniendo gente a Rosario como antes; es más, hay ancianos y algunas familias que se han vuelto. 

La lectura que hacemos es que la puja de poder tiene que ver con todo lo que nos pasa. 

En Villa Bermejito, al intendente Lorenzo Heffner, nefasto, discriminador, no le importan los pobres. Es un pequeño Hitler, maneja todo, la Policía y la Justicia les responden. Y opera con una patota. El acusado de matar a mi sobrino es hijo de un puntero político, el abogado que lo defiende es hijo del secretario de Gobierno… 

Mi sobrino, Iber Flores, de 12 años, fue a una fiesta que el municipio de Bermejito realiza todos los años para dar comienzo al verano y parece que este tipo que lo golpeó, de unos 30 años, estaba allí, eligiendo a ver a quién iba a matar; es una persona con protección. 

Lo golpearon entre varios, era hijo de mi hermana. Estuve con mi familia allá, acompañándola. Resulta que en el predio había 1.500 efectivos y nadie vio nada. Amiguitos de mi sobrino no se animan a dar testimonio por temor. Los medios hablaron de una pelea. En Formosa pasa lo mismo, nos dividen. 

Nunca habían matado a un pibe. Antes habían matado a un chico qom de 25 años, de apellido Galván, al que tiraron al río atado de pies y manos. En los medios salió como que se había caído al agua y lo comieron las palometas. 

Por eso decimos que nos organizamos por la igualdad de oportunidades, la capacidad que tenemos está al servicio de la comunidad. 

Acá vienen muchos estudiantes de las universidades y creen que somos bichos raros. 

Nosotros no somos los bárbaros, la nueva generación de profesionales tiene que saber que este suelo es multicultural, que tiene que haber lugar para todos.
 
 —¿En Rosario hay casos como en Chaco y Formosa contra los qom?
 
 —Somos producto de la discriminación y el maltrato, por eso somos callados, ésa es la secuela que tenemos que superar y se ve que hay gente que no quiere que nos superemos. 

En Rosario también pasa que nos quieren dividir. 

El desafío que tengo desde este centro para las nuevas generaciones es que empiecen a ejercer sus derechos, no podemos ser casos sociales todo el tiempo. 

Tenemos nuestra dignidad, no podemos esperar que venga alguien a solucionar nuestros problemas, somos nosotros los que tenemos que formarnos, educarnos y desarrollarnos. Tenemos nuestra cultura, nuestra lengua. 

Desde hace un tiempo que nos quieren arreglar con un plan social, y tratamos de interpretar que hay un Estado que hace cosas buenas y cosas malas, no queremos estar en medio de una puja de poder.
 
—¿Qué actividad desarrollan en el centro?
 
—Hace diez años nos juntábamos y trabajábamos con mucho esfuerzo con el objetivo de que la comunidad tuviera una manera de expresarse. 

Nos inscribimos en el Registro Nacional de Comunidad Indígena, siempre apostamos a la integración de los pueblos originarios, en ese momento había una necesidad muy grande de juntarnos, no había referencia, cada vez que pasaba algo no sabíamos a quién recurrir, nadie quería hacerse responsable. 

Hoy hacemos apoyo escolar a los niños, tenemos talleres de informática, fotografía, cursos para adultos, contamos con una biblioteca, trabajamos en la capacitación de muchos cartoneros que hoy son albañiles y manejan muy bien el oficio. 

Ayudamos a que la gente pueda hacer los trámites en la Ansés, fortalecimiento cultural, entrenamiento laboral. 

Recuerdo cuando comencé como alfabetizador, porque había mucha gente grande que no sabía escribir y algunos ancianos de la comunidad no querían morirse sin saber escribir su nombre. 

Ver que un anciano podía escribir su nombre, gracias al trabajo que hicimos, me cambió la vida para siempre.

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Nota de Santiago Baraldi en El Ciudadano Web - http://www.elciudadanoweb.com/?p=378256
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