Si algo caracterizaba al Maestro era la elocuencia de sus palabras, de sus labios partían cadenciosas y simétricas, como si la prosa poética fuese la única técnica posible para explicar el devenir de este mundo inconcluso. El neófito escuchaba embelesado las arracimadas frases que parsimoniosamente se instalaban en su psiquis y engrandecían su intelecto.
.- Hijo – los grandes maestros siempre llaman hijos a sus pupilos, no me preguntéis porqué- el Universo es armonía, es equilibrio, y el hombre es el encargado de mantener las divinas proporciones en su justa medida; la más elevada de las tareas que el Gran Hacedor puede habernos encomendado.
Esta tarea exige lo mejor de nosotros mismos siendo la unidad de medida para el equilibrio perfecto el Amor, este será equitativo entre el que se da y el que se recibe.
.- ¿ Qué ocurre pues Maestro cuando el hombre desequilibra la Gran Balanza Universal?
.- Cuando el hombre da menos Amor del que recibe el desequilibrio se traduce en egoísmo, guerras, hambrunas, miserias y penalidades hasta que la pesa de la gran romana no llegue a su centro.
Por el contrario cuando da más Amor del que recibe será llamado tonto, imbécil, alelado y numerosos calificativos que le obligarán a preguntarse ¿para qué?.
Se debe mantener siempre el justo equilibrio, esa es la tarea encomendada.
.- Pero Maestro tengo una duda, – se rascaba la cabeza como si ello le pudiera ayudar a hacer más entendibles sus razonamientos ante tal eminencia- por ejemplo, si hubiera una cumbre de Kioto y yo fuera un activista en pro de los derechos universales del medioambiente...
.- Si hijo, sigue...
.- ¿ Tendría que luchar contra las naciones que producen ese desequilibrio, agraviar a sus representantes... hacerme oir aunque no me quieran escuchar, aunque lo hiciese por Amor..?
.- Si, hijo, si,
.- Entonces Maestro, ¿no se produciría una incongruencia?
.- Vamos a ver niño, - al Maestro comenzó a notársele un pequeño tic en el ojo- obviamente si, pero como lo haces por Amor el desajuste que produces quedaría compensado...
.- Pero Maestro ¿y si para ello tuviera que utilizar medios violentos porque hacen oídos sordos a mis palabras, para hacerles a fin de cuentas comprender que todo lo hago por Amor ?
.- Eres un poquito obsesivo niño, pero mira ya que eres un activista en pro de la defensa del medio ambiente, pues... utiliza medios que sean ecuánimes con el, y eso genera Amor, mucho Amor, toneladas de Amor, lo que yo te diga...
.- Pero entonces desajustaría la balanza Maestro porque daría más Amor del que recibo ¿cómo equilibraría la balanza?
- Les tiras cócteles molotov y así compensas
.- Pero Maestro ¿cómo voy a tirarles cócteles molotov si soy un activista del medioambiente? Llevan gasolina y esta no es armónica precisamente con el medio ambiente y además...
.- Mira niñato haces el cóctel molotov como te salga de los cojones, o le pones aguarrás que sale más barato...
Acto seguido el Maestro dio media vuelta y salió de la estancia como alma que lleva el diablo con la excusa de que tenía una ponencia en las Antípodas que no admitía demora.
El neófito, quedó con el ceño fruncido, en su mente solo resonaba el eco de la última respuesta de su adorado Maestro, se sentía humillado, hundido, perplejo, y dijo:
.- Por todos los dioses del Olimpo.... ¡si el aguarrás no es biodegradable!...
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