jueves, 6 de enero de 2011

Ecuador: El agua no se vende. 03-06-2010

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Ecuador: El agua no se vende


Tras más de quince días de movilización nacional en defensa del agua como bien común, tras haber tomado la Asamblea Nacional y habiendo logrado recuperar la unidad del movimiento indígena ecuatoriano, las grandes centrales Conaie-Ecuarunari, Feine y Fenocin rechazaron tajantemente la nueva versión de una ley del agua que no recogió los nudos críticos que durante meses han reivindicado los indígenas.

Lo que piden es muy sencillo y muy vasto.

Prohibir los servicios ambientales porque permiten la privatización del agua en páramos, bosques, humedales, pantanos y fuentes de agua. Que las hidroeléctricas, la minería, la industria —la soberanía energética— no vaya en detrimento de la soberanía alimentaria ni afecte el derecho humano al agua.

Que nada ponga en riesgo la existencia, mantenimiento y regeneración de los ciclos vitales, estructura, funciones y procesos del agua.

Derecho al agua para consumo humano y uso doméstico, para producir alimentos en soberanía alimentaria.

Asegurar la gestión comunitaria y pública del agua.

Que en todo el proceso se garantice la participación de personas, comunidades, pueblos y nacionalidades. Prohibir la privatización y la concentración y acaparamiento del agua.

Derecho al consentimiento previo, libre e informado de las comunidades pueblos y nacionalidades sobre medidas legislativas, planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente.

Nuestra corresponsal en Quito, Fernanda Vallejo, escribió: “Como siempre golpeados, manoseados, insultados, criminalizados. Luego de haber sido objeto de todas las estrategias posibles de división, infiltrados, chantajeados.

Luego de que los poderosos, en su infinita soberbia creyeron que los habían comprado.

Volvieron a decir kaipimi kanchik (aquí estamos).

Tras ocho meses de intentar explicar lo obvio, de buscar se les escuche, aún a sabiendas de que no sería así. Ocho meses, un compañero muerto, muchos heridos, muchos detenidos políticos acusados de terroristas y saboteadores. Volvieron a cuidar del bien de todos, a pelear porque el agua sea para todos.

A pesar de que la sociedad, adiestrada a ser autómata y servil, los señalara con el dedo, emulando al poder.

La gente se ve forzada a discutir, qué mismo dice esa ley; qué hay de cierto con que los indios quieren el agua para ellos solitos. ¡Qué ciudadanos del siglo XXI!

Ni un gracias dirán cuando sus hijos y los hijos de sus hijos puedan tomar un agua que otros no tienen, pero cuidan, con sus manejos del páramo, con sus vertientes conservadas, con sus rogativas a los apus para que, ignorando la torpeza de la mayoría de sus hermanos, escuchen sus plegarias y reciban sus ofrendas en nombre de todos.

”La fuerza de la comunidad mantiene en pie la esperanza y la dignidad, contagia fuerzas a una sociedad maltratada y despojada sin piedad, desde cada rincón del planeta donde esa alma del universo tiene forma de comunidad.

”Los que debían juntarse se han vuelto a juntar, el espejismo de la agenda del poder se diluyó y ahora pueden verse y encontrarse nuevamente.

”Ese algo inasible para la simpleza de la disertación académica, aflora siempre que todo parece perdido y los indios vuelven a sacar resistencia de lo irresistible, vuelven a cargarnos en hombros para seguir camino”.


Extraído de:
http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2009/2009prim/educacion062010/mundo-03062010.asp
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