"... ¿Cómo puedes saber lo que no tienes?
Silo: Exacto, esa es muy buena pregunta. No lo puedes saber, no lo puedes saber. Buscas, y lo buscas por necesidad. No sabes lo que no tienes, no sabes lo que tienes, pero sabes lo que necesitas, buscas entre lo que necesitas.
¿Qué necesitas? Necesitas quietud, necesitas ¿qué?, ¿una cierta idea de felicidad?, ¿qué piensas de la felicidad? Necesitas ¿qué? ¿De dónde vienes, adónde vas con tus cosas? Y no sabes ni de dónde vienes ni adónde vas, pero ahí hay... unas preguntas que estás haciendo..., de dónde vienes, adónde vas.
No vamos a mortificar a la gente, porque aunque pueda ser un camino interesante, es una cierta crueldad hacer reflexionar a la gente sobre lo ilusorio de las cosas.
Es cierto, el Yo personal se alimenta de ilusiones y la primera ilusión es creer que el Yo existe. Ya hace mucho tiempo se explicó que el Yo era una sumatoria de cosas, una suma, un poco de memoria, un poco de imágenes, un poco de representación, un poco de aspiraciones, todo eso era el Yo. Cambia la memoria, cambia el Yo.
Cambia el futuro que uno imagina, cambia el Yo. Cambia la percepción de las cosas, cambia el Yo. Cambian los niveles de conciencia, cambia el Yo. ¿Dónde está el Yo?, si desde que soy pequeño hasta hoy, siempre soy Yo, y tengo la ilusión de ser Yo porque puedo hablar, "Yo cuando tenía cinco años tal cosa... Yo cuando tenía noventa años... Yo...", parece que el Yo permaneciera, no obstante sus modificaciones.
Sí, hay algunas cosas que le dan permanencia, por ejemplo el documento de identidad le da permanencia a uno, (risas), cierta ropa le da..., aunque cambie con la moda, pero soy Yo ¡qué fotografía, cómo me vestía así, qué vergüenza! era Yo. Hay algunas referencias, porque hasta en el espejo Yo cambio, cuando me miro ¡ah!, cómo... ¡no soy el mismo, pero soy Yo! (risas).
Entonces, y sí, es cierto, hay una especie de identidad una falsa de identidad de ese Yo que es tan móvil, que es tan variable. Y también es cierto que es una fuente de sufrimiento el querer cosas, y cosas, y más cosas y agregar cosas al Yo. La ilusión del Yo y la ilusión de querer cosas.
Pero en esto, no enfatizamos, no enfatizamos porque es un tanto cruel terminar pensando que ni el Yo existe, ni existen esas cosas que usted se imagina, y que lo que usted quiere alcanzar en realidad es más sufrimiento que ganancia. Ni hablar de lo que usted perdió y que lo hace sufrir porque ya no lo va a poder recuperar. No enfatizamos en eso, aunque eso tenga una gran carga de verdad. Porque es bastante cruel presentar eso sin dar una salida inmediata a eso.
Cuando haces eso para lograr un alto nivel de conciencia es algo tan lejano, que no compensa esa disolución del Yo. Así que no complicamos las cosas, simplemente lo mencionamos. ¿Quién soy Yo?, ¿de donde vengo?, ¿a dónde voy? Pero, sin dramatizar demasiado en esto de la ilusión del Yo, de la ilusión de lo que quiero, de la ilusión de lo que perdí, de la ilusión de que no voy a poder alcanzar... No enfatizamos mucho en eso, nos tratamos más suavemente.
Vivimos en un mundo altamente problematizado, que si es para encontrar problemas basta que camines medio metro y ya está. Así que no problematicemos más, veamos cómo podemos sacarnos cosas y escuchar un poco en profundidad y lograr ciertas experiencias que nos dan inspiración, fuerza, empuje hacia delante.
No se si es ilusorio o no es ilusorio, pero hay que ver cómo me reconforta, hay que ver cómo me inspira y de esa inspiración pienso nuevas cosas. En eso estamos enfatizando, el Mensaje enfatiza ahí, más que en el tema de la ilusión de la existencia, la ilusión del Yo, la ilusión del sentido. Tal vez tenga una dosis de verdad muy grande todo eso, pero es bastante cruel. ¿Qué damos a cambio? Demos una experiencia, demos una inspiración en lugar de cortar posibilidades...".
Extraído del muro de Manuel Hidalgo en Facebook
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