Silenciosa y serenamente olvidamos todas las palabras.
Clara y nítidamente aparece Eso.
Cuando lo entendemos, es vasto y sin límites;
En su esencia, somos claramente conscientes.
Extrañamente reflejante es esta brillante conciencia,
maravillosa es esta pura reflexión.
El rocío y la luna, las estrellas y los arroyos, la nieve sobre los pinos,
y las nubes que flotan sobre los picos de montaña,
eran oscuros y se vuelven claros y refulgentes,
eran sombríos y se vuelven resplandecientes.
Una infinita maravilla habita esta serenidad;
en esta reflexión todo esfuerzo intencional se desvanece.
La serenidad es la palabra final, la Consciencia es la respuesta a todo.
Librada de todo esfuerzo, esta respuesta es natural y espontánea.
La desarmonía surgirá si no hay serenidad en la contemplación
y todo se volverá inútil y secundario.
La Verdad de la reflexión-serena es perfecta y completa.
¡Mira! ¡Los cien ríos fluyen en torrentes tumultuosos hasta el gran océano!
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Extraído de: http://www.satiartescurativas.com/
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