viernes, 25 de mayo de 2012
Denuncia de La sociedad actual - Arturo Jaque Rojas
Denuncia de La sociedad actual - Arturo Jaque Rojas - Chile - 11 de diciembre de 2008
La sociedad actual, ante los ojos de los vencederos y de aquellos que- parafraseando a Gandalf- tienen su mente destronada, aparece como definitiva e incuestionable, desde todo punto de vista.
Como corolario, la ideología que la sustenta, muestra un carácter racional, lógico, real y natural, de manera que una idea ha sido hipostasiada; es decir, trasformada en un absoluto- de suyo con minúscula-, al servicio de las fuerzas que dominan y señorean este tiempo.
Entonces, no debe extrañar que: cualquier intento por poner en tela de juicio y desmenuzar la arquitectura de esta etapa, y del proceso global que se vive, es denunciado como la desesperación por revivir un cadáver: la otra ideología, o también otros meta relatos, que fueron derrotados y barridos por el arrollador triunfo del neoliberalismo.
Pues bien, para cantar a los cuatro vientos, con toda la pompa y vanagloria inimaginables, se ha erigido el Mercado como el becerro de oro; es decir, aquel ídolo espurio, al cual inmolar las preguntas, dudas, incertidumbres y perplejidades que antaño se ofrendaban a Dios; o servían como teas para iluminar el camino hacia el reino del Espíritu Universal.
Frente a la imposición de los términos de la claudicación del pensamiento, la crítica, la imaginación, la fantasía, el arte, parece lógico que: el ciudadano, ha sido trasformado en un pigmeo; en cuanto a que ha sido mutilado, quedando recudido a la condición de hombre económico como la única válida per se: ha desaparecido el rol de artífice y copartícipe de la ciudad y de la democracia, enriquecido por el devenir de la modernidad y de la postmodernidad- el período contingente, no sólo es de sombras ominosas; sino también, de libertades magníficas-.
Pues bien, legítimamente, cabe formularse la siguiente cuestión: La política, solamente, debe preservar y reproducir el orden establecido, que ha probado su eficiencia y efectividad, al salir campante de la palestra; ni pensar en cambios estructurales, que supongan o comporten alguna referencia o alusión al concepto revolución; basta y sobra con su carácter formal: emitir un sufragio, cada cierta periodicidad, para que determinados operadores, presuntamente nos representen, sin control ni supervisión por parte de la ciudadanía.
Bajo esta lógica, lo que tenemos en Chile, es una suerte de híbrido, consecuencia del maridaje entre el neoliberalismo fundamentalista y el desperfilamiento de un conglomerado que prometía la alegría, pero terminó administrando la obra gruesa de la dictadura.
A la sazón, para adentrarse más y más en el concierto mundial, América Latina, es vista como un barrio con vecinos pobres e indeseables, donde este nuevo rico no sólo se avergüenza de su contigüidad; sino que, además, trata de cambiarse a un sector más exclusivo; a nivel de la conciencia, los paradigmas y las subsecuentes servidumbres políticas, económicas, ideológicas, sociales y culturales.
Para desbrozar el camino a la “integración irreversible a la globalización” nuestros hermanos pertenecientes a las etnias, deben sufrir un proceso de desaparecimiento- tornarlos invisibles-; ya que conforman un lastre penoso que nos recuerda la culpa de los genocidios del Invasor europeo; y, a posteriori, del Estado Chileno.
Aunque estas pinceladas, no pretenden dar cuenta del meollo del asunto, lo que queda es abrochar el tema: La apariencia que impera, de que la totalidad está cerrada; es completa; tiene sentido y significado; donde no caben las contradicciones, las críticas, las disquisiciones molestas, menos las disonancias; y que la utopía, parafraseando a Trotsky, pertenece al basurero de la historia.
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Extraído del muro de Arturo Jaque Rojas en Facebook
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