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Campos morfogenéticos
En su libro A New Science of Life, Rupert Sheldrake afirma que todos los sistemas están regulados no sólo por los factores energéticos y materiales conocidos, sino también por campos invisibles de organización. Estos campos generan elementos causativos, toda vez que sirven de patrones para la forma y el comportamiento. Carecen de energía, en el sentido normal del término, porque su efecto va más allá de las barreras de tiempo y espacio que normalmente se aplican a la energía. Es decir, su efecto tiene una misma fuerza a larga y a corta distancia.
Según esta hipótesís, cuando un miembro de una determinada especie aprende algún comportamiento nuevo se cambia el campo causativo de dicha especie, siquiera sea ligeramente. Si se repite el comportamiento durante el tiempo suficiente, su «resonancia mórfica» afecta a toda la especie. Sheldrake denominó a esta matriz invisible «campo morfogenético», de morphos, « forma», y génesis, «creación». La acción de este campo implica «acción a distancia», tanto en espacio como en tiempo.
Más que una forma que es determinada por las leyes físicas al margen del tiempo, depende de la resonancia mórfica que atraviesa el tiempo. Quiere ello decir que los campos mórficos se pueden propagar a través del espacio y el tiempo y que los acontecimientos pasados pueden influir sobre otros sucesos en cualquier otro lugar.
Lyall Watson muestra un ejemplo de ello en su libro Lifetide: The Biology of Consciousness, en el que describe lo que ahora se conoce genéricamente como el principio del centésimo mono. Watson comprobó que, después de que un grupo de monos aprendiera un nuevo comportamiento, sus congéneres de otras islas próximas sin medios «normales» de comunicación también aprendieron repentinamente dicho comportamiento sin que en ningún momento se produjeran contactos directos.
El doctor David Bohm afirma en la revista Revisions que ese mismo efecto es aplicable a la física cuántica. Según Bohm, el experimento de Einstein-Podolsky-Rosen demostró la posibilidad de conexiones no locales, es decir, sutiles conexiones de partículas distantes.
En consecuencia, la integración del sistema sería tal que no se podría atribuir el campo formativo exclusivamente a una partícula, sino al total. Así algo que les suceda a partículas distantes puede afectar al campo formativo de otras. Bohm continúa afirmando que «la noción de las leyes intemporales que regulan el universo no parece sostenerse, porque el tiempo, en sí mismo, es parte de la necesidad que desarrolló».
Rupert Sheldrake llega, en el mismo artículo, a la siguiente conclusión: «Por tanto, el proceso creativo que provoca el nuevo pensamiento, a través del cual se realizan nuevas entidades globales, es similar en ese sentido a la realidad creativa que da lugar a los nuevos entes totales en el proceso evolucionista. Se podría considerar que el proceso creativo es un desarrollo sucesivo de totalidades más complejas y de mayor nivel, a través de cosas previamente separadas que se conectan entre sí».
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Extraído de: http://omarpal.blogspot.com/2011/08/forma-realidad-imagen-de-si-y-ciencia.html
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