Es el recogimiento, luego el silencio;
luego la afasia y el conocimiento;
luego el descubrimiento, luego la desnudez.
Y es la arcilla, luego el fuego;
luego la claridad y el frío;
luego la sombra, luego el sol.
Y es el roquedal, luego el llano;
luego el desierto y el río;
luego la crecida, luego la sequedad.
Y es la embriaguez, luego la sobriedad;
luego el deseo y la aproximación;
luego la unión, luego el gozo.
Y es el abrazo, luego el distendimiento;
luego la desaparición y la separación;
luego la unión, luego la calcinación.
Y es el trance, luego el regreso;
luego la atracción y la confirmación;
luego la aparición (divina); luego la investidura (la elección).
Fases (todas ellas) accesibles sólo a aquellos
para quienes en este bajo mundo
nada vale un céntimo.
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Extraído del muro de Manuel Hidalgo en Facebook
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