Maharaj:
El deseo es el recuerdo del placer; y el temor, es el recuerdo del
dolor. Ambos hacen a la mente inquieta. Los momentos de placer, son
meramente lapsos en la corriente del dolor. ¿Cómo puede ser feliz la mente?
Interlocutor: Eso es verdad, cuando deseamos placer o esperamos dolor. Pero hay momentos de dicha inesperada, imprevista. Dicha pura, no contaminada por el deseo. No buscada, no merecida, dada por Dios.
Mah.: Sin embargo, la dicha sólo es dicha frente a un trasfondo de dolor.
Int.: ¿El dolor es un hecho cósmico, o puramente mental?
Mah.: El universo es completo; y donde hay completud, donde no falta nada, ¿ qué puede dar dolor?
Int.: El universo puede ser completo como un todo, pero incompleto en los detalles.
Mah.: Una parte del todo; vista en relación al todo, es también completa. Solo cuando se ve aisladamente, deviene deficiente; y con ello, un foco de dolor. ¿Qué es lo que lleva al aislamiento?
Int.: Las limitaciones de la mente, por supuesto. La mente no puede ver el todo por la parte.
Mah.: Muy bien. La mente; por su naturaleza misma, divide y opone. ¿Puede haber alguna otra mente; que una y armonice, que vea el todo en la parte y la parte como totalmente relacionada con el todo?
Int.: La otra mente, ¿dónde buscarla?
Mah.: Yendo más allá de la mente que limita, divide y opone. Poniendo fin al proceso mental, tal como nosotros lo conocemos. Cuando éste llega a su fin, nace esa mente.
Int.: ¿En esa mente ya no existe el problema de la alegría y de la pena?
Mah.: No como nosotros las conocemos, como deseable o repugnante. Deviene más bien una cuestión de amor, que busca expresión y que encuentra obstáculos. La mente inclusiva es amor en acción, batallando contra las circunstancias; inicialmente frustrada, finalmente victoriosa.
Int.: Entre el espíritu y el cuerpo, ¿es el amor el que proporciona el puente?
Mah.: ¿Quién más? La mente crea el abismo; el corazón, lo cruza.
Interlocutor: Eso es verdad, cuando deseamos placer o esperamos dolor. Pero hay momentos de dicha inesperada, imprevista. Dicha pura, no contaminada por el deseo. No buscada, no merecida, dada por Dios.
Mah.: Sin embargo, la dicha sólo es dicha frente a un trasfondo de dolor.
Int.: ¿El dolor es un hecho cósmico, o puramente mental?
Mah.: El universo es completo; y donde hay completud, donde no falta nada, ¿ qué puede dar dolor?
Int.: El universo puede ser completo como un todo, pero incompleto en los detalles.
Mah.: Una parte del todo; vista en relación al todo, es también completa. Solo cuando se ve aisladamente, deviene deficiente; y con ello, un foco de dolor. ¿Qué es lo que lleva al aislamiento?
Int.: Las limitaciones de la mente, por supuesto. La mente no puede ver el todo por la parte.
Mah.: Muy bien. La mente; por su naturaleza misma, divide y opone. ¿Puede haber alguna otra mente; que una y armonice, que vea el todo en la parte y la parte como totalmente relacionada con el todo?
Int.: La otra mente, ¿dónde buscarla?
Mah.: Yendo más allá de la mente que limita, divide y opone. Poniendo fin al proceso mental, tal como nosotros lo conocemos. Cuando éste llega a su fin, nace esa mente.
Int.: ¿En esa mente ya no existe el problema de la alegría y de la pena?
Mah.: No como nosotros las conocemos, como deseable o repugnante. Deviene más bien una cuestión de amor, que busca expresión y que encuentra obstáculos. La mente inclusiva es amor en acción, batallando contra las circunstancias; inicialmente frustrada, finalmente victoriosa.
Int.: Entre el espíritu y el cuerpo, ¿es el amor el que proporciona el puente?
Mah.: ¿Quién más? La mente crea el abismo; el corazón, lo cruza.
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Extraído del muro de Marcel Ossandón N en Facebook
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