Hay una historia de un hombre que, un día, fue hasta su rabino y le dijo:
¡Rabino, tiene que ayudarme!
¡Mi casa es un infierno!
Vivimos en una habitación yo, mi mujer, mis hijos, mis cuñados y suegros
¡Es un infierno! No hay espacio para todos. Me vuelvo loco.
El rabino sonrió y dijo : "Está bien; yo lo ayudo, pero tiene que prometerme hacer
lo que yo diga."
y el hombre: "¡Prometo! ¡Prometo de verdad! ¡Es una promesa solemne!"
Dijo el rabino : "¿Cuántos animales tiene?
El hombre: "Dos vacas, una cabra y seis gallinas.
El rabino dijo: "Ponga los animales dentro del cuarto, y vuelva dentro de una semana."
El hombre no podía creer lo que oía, pero había prometido. Entonces, volvió a su
casa deprimido y llevó los animales dentro de la habitación.
A la semana siguiente volvió desconsolado y dijo al rabino:
"¡Estoy enloquecido!
Voy a acabar con un infarto. Usted debe hacer algo."
'Y el rabino dijo : "Vuelva a casa y saque los animales. Dentro de una semana, venga a verme."
El hombre fue corriendo hasta su casa. y cuando volvió, a la semana siguiente, sus ojos brillaban, y dijo:
"Rabino, la casa es una maravilla, ¡tan limpia!
¡Es un paraíso!"
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Extraído de: http://elperello.blogspot.com.ar/2010/06/anthony-de-mello-mis-males-son.html
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Rabino con las filacterias (tefillin) y el talit. Dibujo de Fèlix Xunclà.
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