El destino es preferible al accidente sólo en el sentido de que es posible tomarlo en consideración;
el destino puede ser conocido de antemano, y entonces es posible
prepararnos para lo que nos espera.
Por el contrario, en lo que se
refiere al accidente no se puede saber nada.
Pero el destino puede ser
no menos
desagradable o no menos difícil.
En este caso, a pesar de todo, hay
medios que permiten al hombre liberarse de su destino.
"El primer paso en esta dirección consiste en sustraerse a las leyes
generales.
El accidente general o colectivo se produce exactamente como
el accidente individual.
Y así como hay un destino individual, hay
también un destino general o colectivo.
El accidente colectivo y el
destino colectivo están gobernados por las leyes generales.
Un hombre
deseoso de crearse una individualidad propia debe entonces liberarse de
las leyes generales.
Las leyes generales no son todas ellas obligatorias
para el hombre;
el puede liberarse de un gran número de éstas, si llega a liberarse de
topes y de la imaginación.
Todo esto se conecta a este problema
fundamental: ¿Cómo liberarse de la personalidad?
La personalidad
encuentra su alimento en la imaginación y la mentira.
Cuando
la mentira en la cual vive el hombre haya disminuido, y la imaginación
se haya debilitado, la personalidad misma no tardará en declinar
y el
hombre podrá pasar entonces a estar bajo el control ya sea de su
destino, o de una línea de trabajo que a su vez está dirigida por la
voluntad de otro hombre;
de esta manera, un hombre puede ser conducido
hasta el punto en
que una voluntad podría ser formada en él,
una voluntad capaz de hacer
frente a la vez al accidente, y si es necesario, al destino."
_______________________________________________________________________________
de: Fragmentos de una enseñanza desconocida - Piotr D. Ouspensky
Extraído del muro de Enea Cuarto Camino en Facebook, a través de Jorge Alberto Farah
_______________________________________________________________________________
.