Haz poco y hazlo bien
Hacer el bien no es hacer poco.
No ames lo que haces, hazlo desde el
amor.
Busca la perfección sabiéndote
eternamente imperfecto.
Si la solución es compleja es que no
has llegado a tocar el problema con el corazón.
Si no sabes la solución, no crees más
problemas.
Si no te escuchan, no hables.
Si te escuchan demasiado, deja de
hablar.
Si se mofan de ti, ríete de ti mismo
sin que lo noten.
Si te toman demasiado en serio, ríete
de ti mismo delante de ellos.
No sirvas un buen vino en una mala
copa.
No juzgues una copa sin haber probado
su vino.
La sobriedad sabe del buen vino y de la
buena copa.
La verdadera austeridad es fruto de la
abundancia, la frugalidad también.
El buen fruto precisa del tiempo exacto
de maduración.
No mientas, no manipules, no abuses y
no sometas.
No des por dar, da bien.
No ames por amar, ama bien.
No pienses por pensar, piensa bien.
No alimentes miserias, te vuelve
miserable.
No intervengas hasta que no seas capaz
de reconocerte en todas las partes involucradas y puedas separarte de
ellas.
Intervenir no es avasallar.
Intervenir es aportar de forma
respetuosa y serena.
El camino hacia la rectitud es sinuoso.
La verticalidad es sumamente
importante.
Sé indulgente con la ceguera de
corazón.
Sé magnánimo con el dolor.
Sé intransigente con la mezquindad, el
abuso, la falta de escrúpulos y el interés.
Recuerda que el estanque agitado se
calma solo.
Recuerda que la flor nació sin
necesidad de ser mirada.
Contempla las flores.
Recuerda que todo es recuerdo.
No discutas con el ignorante, siempre
tendrá la razón de su parte.
Discutir también es una muestra de
ignorancia.
Si no sabes, escucha y si sabes,
también.
No pidas al cielo abrirse, se abre
ajeno a todo deseo.
Ni las estrellas se saben divinas en su
brillo, no oses creerte dios en la oscuridad.
El universo entero habita en ti.
Muestra la fuente al sediento.
Muestra el estanque al insaciable.
Muestra el mar al que sólo ve el río.
No seas tormenta ni calma chicha, eso
déjaselo a la naturaleza.
Muestra lo que sabes sin pretender
enseñar, comparte.
Compensa, no fuerces.
Escucha al maestro, no lo emules, sé
tú mismo
Despierta a los maestros y acalla a los
aprendices.
Habita un maestro y un aprendiz en cada
uno de nosotros.
El buen corazón habita lejos de toda
duda y toda verdad, ajeno a él y cercano a sus semejantes.
Sin un punto de amargura, lo dulce es
insípido, encuentra el equilibrio.
Sin un punto de humor, la vida es
insípida, encuentra el equilibrio.
Sin respeto, el humor puede ser
miserable, encuentra el equilibrio.
Sin alegrías, la vida no es vida.
Escúchalo todo sin creerte nada.
Comprométete con tu verdad vivenciada.
Todo es y no es sin necesidad de ser
explicado.
Alimenta el espíritu y el pan llega
solo.
El respeto, la higiene y el buen hacer
ordenan y sanan.
Perdona y sigue caminando, alguien ya
lo ha hecho contigo.
Presta atención.
Pon la buena intención en la atención.
No existe el silencio, todo es
vibración y música.
La magia no existe, existe la sintonía.
Afina, eres instrumento.
La sensibilidad es el cáliz del
espíritu.
La ternura es el cáliz del amor.
Elogia la sencillez.
Sé blando sin perder la forma.
Sé firme sin perder la suavidad.
Sé humilde siendo digno.
Sé digno siendo humilde.
Mira, ve, contempla, escucha, admira,
danza, respira, transpira y goza.
Sé feliz.
Sé.
Aplica, en ti mismo, todo
lo que ya sabes.
El universo es un eco, de
él hacia ti y de ti hacia él.
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