A
medida que transitamos la vida de forma consciente, tomamos más
consciencia de que es la vida la que nos transita a nosotros, empezamos a
entender que realmente no escogemos tanto como nos pensamos, aunque nos
lo parezca.
Lo único que está en nuestras manos es la actitud y la
forma con que lo vivamos y ahí radica el arte de la respiración y la
atención plena.
Y será en esa diminuta, constante y precisa decisión
donde nos iremos descubriendo dioses.
Reconoceremos el buen fruto cuando, al respirar profundamente, sintamos que cuerpo y mente se embriagan de levedad...
.
Reconoceremos el buen fruto cuando, al respirar profundamente, sintamos que cuerpo y mente se embriagan de levedad...
.