La ciudad es una mujer sin brasier ni otros detalles - Carlos Manuel Cadenas Mendoza
En la máquina traga níquel
en los torniquetes del metro
en los rincones de los sótanos
ensombrecen los dioses
los futbolistas de moda
los herederos andróginos
del hombre murciélago
Se oxidan
el verbo amar
y las estrías del tiempo
Afuera se ha descubierto
que el sol es un astro
incomprensible
sin pétalos
Que la mirada es un bostezo
de miel y champán
Que la historia es un animal que se repite
y la soledad
la soledad es un estado de ánimo
y silencio
II
En el hálito de vapor
la urbe
y nosotros
nosotros que apenas moramos el relieve
cuando Eros en gris
alterna con la muerte
Afuera
Adentro
Una gota de sudor entiende
la santa vulgaridad de amar
sin tomar en cuenta milagros
ni miligramos
sin cantar en la carne
alabanzas
al santo patrón de los fármacos
sin el dilema de atar
a las patas del amor
los pesados tomos del psicoanálisis
III
La ciudad tiene aroma
en el cuerpo fugaz de una mujer
que cae del viento a mis ojos
Es la tercera cerveza
la quinta amante imaginaria
que resuelvo pensar
en la aritmética de encender un cigarrillo
Ya no escucho los pasos
Ningún paso
Mis palabras se pierden en el monóxido
en los colores transitorios del semáforo
Quizá retorne a mí
o a ella
En la relatividad de su voluntad
tomaré las huellas dactilares del instante
Ella posará desgastando
mis monedas por el reverso
Yo estaré
en medio de una rebelión
de labios y sacacorchos
pintando con un spray
espumas amargas
ahí
donde una mujer es la ciudad
donde yo soy afuera y adentro
del mismo cuerpo
IV
La ciudad bebe un trago de full oil
sin volver la vista a la ternura
sin arreglar el desquicio de la inocencia
Coloca una bufanda en su cuello
en su cuello de largos sin sentidos
Hay frío suficiente y a distancia
es un labio cromado
como el beso imaginario
de un avión y un submarino
Sé que la ciudad es la soberana
de la noche anterior a la mirada
ella no tiene atenuantes
para ser sacerdotisa de la batalla de Normandía
en las mesa del café de los alemanes
No podrá negar alas a los legionarios
de Poncio Pilatos
su voz no callará
la discordia de las tribus
en los tubos de escape de la prisa
V
La ciudad tiene entre lo salvos
– o al menos eso creen-
un repertorio de ligeras sensaciones
ojos como arcos de dolor
labios de una ira instrumental
tecnicolor vertiginosa
Algunos hijos bastardos
Frazadas para calentar el alma
En sentido directo a las circunstancias
la ciudad y yo somos producto
de una noche de lujuria
en la parte ajena del cuerpo
Lugar
donde encontrar al amor
es un viaje sin coordenadas
Epílogo
La ciudad es una mujer
sin brasier ni otros detalles
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Extraído del muro de Carlos Manuel Cadenas Mendoza en facebook
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