viernes, 17 de agosto de 2012

Materia y Cárcel, Vuelo y Libertad - Arturo Jaque Rojas . Omar Paladini



El sol brilla en lo alto del mediodía. Tenuemente un murmullo se escucha en el valle, y a los pocos segundos se percibe el ruido de los dos motores del avión biplaza Lockheed F5B, de la Aeropostale.

El piloto efectúa un descenso en la altitud del vuelo, reduce la velocidad mientras baja los trenes de aterrizaje, sigue un patrón de aproximación y de inclinación, de planeo, y habiendo identificado el lugar exacto donde habrá de aterrizar se dispone a hacerlo en la calle de tierra despejada.

La nave hace contacto con la tierra con algunos sacudones mientras carretea, y al final se detiene a pocos metros de un portal.

El portal es la entrada a la Sangha del valle, la comunidad de monjes.

Del viejo avión desciende un hombre de mediana edad, de cara redondeada, es el monje de las alturas. Les regala una sonrisa ancha a los monjes que salen a recibirlo, mientras desciende del avión.

Después de recibir la correspondencia, ellos lo invitan a compartir el almuerzo.

Luego de almorzar, de lavar sus cuencos, y de limpiar el comedor, se dirigen hacia la sala de meditación con su invitado. Ya en ella, agarraron cada uno una estera cuadrada, la pusieron donde se iban a sentar y colocaron un almohadón redondo sobre cada estera.

Ya sentados, en plena charla, entre los monjes surgió el tema de la relación del ser humano y los bienes materiales.

El monje de las alturas, acostumbrado a ver la vida con cierta amplitud de paisajes, dijo:

__ Si sólo trabajamos por nuestros bienes materiales, nos estamos construyendo nuestra propia cárcel.


Monje de la montaña: __ La acumulación de bienes materiales per se, es fuente de sufrimiento y dolor; pensamiento de génesis y resonancia budistas.

Y agregaría que: la perversión de la sociedad occidental y neoliberal actual, ha puesto el acento desmesurado en el tener como principio y fin;

y, luego, ha entronizado la obsesión del dominio y la posesión de lo material por sobre la vida contemplativa, la meditación, el cultivo de la potencialidades humanas, con el agravamiento del "olvido del Ser".

El ser humano, se ha trasformado en enemigo de la naturaleza; y la Madre tierra, la historia, la realidad y el universo son fortalezas enemigas a expugnar!.


‎Monje de la llanura: __ La vida del ser humano, en la mayoría de los casos, es pura externalidad. La gente tiene un contacto muy difuso con su interioridad, y por concomitancia con la interioridad del otro.

Lo más cercano que tenemos, nosotros mismos, terminamos siendo lo más lejano, lo mas insondable, con nuestra mente proyectada hacia los objetos del mundo, buscando una salvación externa, sea esta material, o personas que nos salven, proyectando nuestra salvación, nuestra felicidad en algo externo a nosotros mismos.

¿No será que es la forma en que nos relacionamos con el mundo externo lo que nos hace sentir mejor o peor de lo que estamos, y no al revés?...

"... La Forma marca el limite de los procesos...", dijo el monje del cual no recuerdo el nombre.

Forma en sentido de creencias, valores, que son la periferia de nuestra forma mental. Creencias que si no las cotejamos con nuestra experiencia cotidiana, no son más que ilusión y por ende de sufrimiento.

Recuerdo las palabras del Venerable cuando dirigió su mirada hacia Sariputta y le dijo: 

"__ "Sariputta, ¿crees en esta enseñanza?" 

__ Sariputta: __ "Aún no creo en ella". 

Buddha: __ "Muy bien Sariputta. Una persona sabia no cree fácilmente. Él examina dentro de las cosas, dentro de sus causas y condiciones y ve su verdadera naturaleza antes de creer o no-creer en ellas...".

Los antiguos dioses han muerto -dijo el monje de la llanura-, pero un nuevo dios se entronizo en la mente de la mayoría de seres humanos y humanas: El Dios Dinero. El más totalitario y cruel de los dioses surgidos de la ilusión de buscar soluciones mágicas a lo que solo se puede acceder con una mente despierta. Fuga hacia la nada de las nadas, que solo genera destrucción y sufrimiento a su paso.

¿Caerá algún día ese mito de salvación puesto en billetes de papel efímeros como una vida sin sentido?

Caerá, sin ninguna duda este mito nefasto. Esperemos que sea pronto, y que no sea suplantado por otro estúpido y destructivo mito, sino por una conciencia de sí mismos lucida y compasiva.

Y habrá que seguir trabajando en nosotros mismos, y ayudando a otros en lo posible de nuestra acción cotidiana, para superar cada obstáculo que se presente en nuestro viaje hacia esa conciencia más lucida y compasiva.


Monje de las alturas: __ El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo.


Monje de la montaña: __Y, sin embargo ¿qué sucede cuando los obstáculos son tantos y tales que aniquilan la resistencia humana?...


Monje de la llanura: __ No creo que sean los obstáculos ni su magnitud los que aniquilen la resistencia humana. Depende de la actitud de cada persona ante ellos.

Somos ladrones del fuego de los dioses, y los obstáculos son más bien incentivos para superar lo que se nos atraviesa en el camino hacia nuestros objetivos, hacia nuestro destino.

Los seres humanos y humanas nos descubrimos cuando nos medimos con los obstáculos que se nos presentan cotidianamente, ya que ese es el punto de la elección ante alternativas,

es el momento en que se define la libertad, que es libertad de elegir, es él para-si de la conciencia ante sí misma, conciencia de la propia elección, conciencia de sí.

Si lo vemos desde el punto de vista de los cabalistas judíos, si vemos al mundo interno geográficamente hablando, con sus esferas y senderos, si tendemos hacia lo alto de ese árbol de la vida, hacia lo que nos proporciona más felicidad y nos aleja por consiguiente del sufrimiento,

decía que, si alcanzamos mejores estados y por consiguiente superar mejor los obstáculos cotidianos que se nos presentan a cada paso, es desde una actitud que viene de lejos, desde que nos bajamos de los arboles en un lugar lejano de áfrica, es desde la actitud ante el fuego que ahuyentaba al resto de seres sintientes -vulgarmente llamados animales-.

Pero no, a seres humanos y humanas no. Fuimos hacia el fuego, y no sin temor; más el espíritu de búsqueda pudo más, y como Prometeo le robamos el fuego a los dioses. Lo protegimos y utilizamos para nuestras necesidades y deseos.

Y aquí estamos todavía hoy, buscando que hacer con ese fuego. Fuego que no es solo externo, sino que lo es también interno.

Fuego que en la naturaleza destruye cuando se desborda, fuego interno que también destruye desbordado en actos negativos y egoístas.

Y cuando ese fuego es orientado, dirigido sin egoísmo en la construcción de un mejor ser humano y de una mejor sociedad entre los seres humanos, lo maravilloso surge en el mundo.

Lo maravilloso se traduce en creatividad, en construcción, en arte, en bondad y compasión ante el sufrimiento ajeno. No hay obstáculos que frenen a ese fuego cuando se traduce en actos. 


Monje de la montaña:__ Comparto la fe, esperanza o creencia -da lo mismo como llamarla- de la utopía de la resistencia humana; y también, la convicción de que la actitud hace la diferencia -viene a mi mente Viktor Frankl, con su " valor de actitud"-; a veces, estoy tentado de creer que esta resistencia es infinita, a la medida humana.

Pero, no puedo desconocer que las potencialidades ontológicas se agotan; que los senderos terminan; que los días, fenecen, y se produce el advenimiento de la noche, que no es presagio de vacío o sinsentido; per contra, es un campo rico y fecundo, para sembrar y cosechar.

Por otro lado, la idea de haber robado el fuego a los dioses es perturbadora:

¿no fuimos engañados, o peor, nos auto engañamos, con este supuesto acto de rebelión y libertad?;

¿no sería mejor, más prudente y oportuno renunciar a un fuego que apenas alumbra la superficie de la existencia, y deja sumido en penumbra al ser-ahí?;

¿Cuántos destinos no sólo no han sido cumplidos; han quedado truncos, mutilados; proyectos humanos que se difuminaron, antes de haberse perfilado en el tiempo si quiera?...

A propósito de la libertad, también reconozco "que se define la libertad, que es libertad de elegir, es él para-si de la conciencia ante sí misma"; pero que sucede si, por ejemplo: ¿quién está llamado a dar cima a esta empresa es ciego, sordo, mudo; o impotente ante los llamamiento de ésta, y los ramalazos del destino?...;

o que: ¿al enfrentar la disyuntiva de que la libertad de elegir se agote en la mera elección, o que deba ser dotada de sentido, aquél o aquélla opte por lo que cree colma de plenitud su andadura, pero no hace sino desnudar su precariedad y orfandad?;...

y ¿qué hay con aquello que dijo Neruda -cito de memoria, espero no equivocarme-: a veces sucede que me canso de ser hombre? -en lo personal, muchas veces he anhelado la alquimia de poder ser, quizás, un eco que se pierde en un bosque, sin ser violado por ningún oído humano-;

también, lo que dijo Borges -aquí parafraseo-: no quiero ser yo, no deseo ser yo por el resto del tiempo, " por lo que quedare de eternidad": anhelo hundirme en el río del Leteo, y desaparecer... Me encuentro obnubilado; sumido en la in certeza de la vida...

Viene a mi mente un argumento dimanado de una película basura, pero que algo me entrego:

"... el infierno es despertar cada día, sin saber para que estoy aquí..."...


Monje de la llanura: __ Buscar un "para que" dado quizás sea inútil. Somos nosotros mismos los dadores de sentido a cada acto de nuestra vida. 


Monje de la montaña: __ No me cabe duda que la geografía interna es moldeada y remodelada un sin números de veces, tanto en los abismos insondables como en las cumbres inexpugnables, por una infinidad de fuerzas que operan sobre nuestra existencia; aunque queda un margen para la libertad humana, por reducido que sea.

También, pienso que es posible propender a la plenitud de la vida; pero, si bien hay que buscar aquello que es bálsamo, que aquieta las aguas tempestuosas, que permite acercarse a lo que, genéricamente, se ha llamado felicidad

-con todas las variaciones y matices propios de la multiplicidad de culturas e idiosincrasias humanas-

sobrevienen rupturas, fisuras, discontinuidades, en la cuales no sólo se corta el hilo conductor; además, nuestra humana y compleja condición nos lleva a poner en tela de juicio lo que pensábamos era el sentido logrado.

Y la pregunta sobre qué hacer con el fuego me parece paradigmática; y es que no solamente frente a este prodigio de la naturaleza debemos interrogarnos; también, frente a su correlato espiritual, así como ejercer la despiadada libertad de no dar por sentado ni validado ningún predicamento que se haya aceptado ya sea por inercia, convención, tradición, etc.

Ergo, no podemos escabullir el bulto cuando la crisis se desencadena, por cobardía o desmesura, o por comodidad o conveniencia; entonces, aceptar que desaparezca hasta la mínima certeza con la que contábamos es la única posible respuesta.

Pues bien, suscribo la tesis siguiente: 

"Lo maravilloso surge en el mundo. Lo maravilloso se traduce en creatividad, en construcción, en arte, en bondad y compasión ante el sufrimiento ajeno. No hay obstáculos que frenen a ese fuego cuando se traduce en actos";

incluso, desde las profundidades del infierno como fueron los campos de exterminio, surgieron Viktor Frankl, o Edith Stein;

pero creo que el aserto debe ser relativizado -así como todo el planteamiento que he formulado hasta ahora-

ya que las fuerzas humanas, no pueden ser medidas con el mismo rasero para todos: 

hay algunos, algunas, que quedarán a la vera del camino, o se desplomarán por completo, no por que no crean en la vida, en su riqueza y posibilidades;

sino, más bien, porque, alcanzaron sus ledanías, más allá de las cuales no pueden ir;

por ejemplo: no sólo el cáncer terminal es la causa de muerte; a mí entender, es la convicción que alumbra, en la intimidad, de que es preciso bajar la guardia, y rendirse.


Monje de la llanura: __ Bien. Una ledanía, una hermandad, una mancomunidad, pone límites al proceso en marcha, lo condiciona. 

Lo condiciona más no lo determina.

Aun el proceso más cerrado tendrá sus fisuras, y las fisuras se encontraran en los límites, en los muros que frenen la expansión intencional humana que busca ir más allá.

“… no sólo el cáncer terminal es la causa de muerte; a mi entender, es la convicción que alumbra, en la intimidad, de que es preciso bajar la guardia, y rendirse…” dices.

La guardia y el rendirse internamente, suele sobrevolar nuestra mente como un manto oscuro, cuando no encontramos sentido a lo que hacemos y a nuestra vida en general. 

El fracaso nos suele llevar a ese estado.

Claro que el fracaso de los ensueños compensatorios, como aquellas zanahorias puestas adelante del burro para que camine, no necesariamente hacen bajar la guardia.

La guardia puede ser la atención puesta en una dirección mental y de actos en la que crezca la felicidad en nosotros y en quienes nos rodean.

No la “felicidad” que nos venden por los aparatos de televisión y en las revistas de moda,

sino aquella profunda felicidad y alegría que nos hermana con los otros y nos ilumina el alma sin explicación, más allá de toda razón y sueño.

Hay quien baja la guardia y se rinde, y están los irreductibles, los que nunca se rendirán ni bajaran la guardia, y que pelearan sin temor ante la misma muerte si ella se hiciera presente. 

En ellos la resistencia dice: 

Presente, aquí estamos!... No hay muro que nos detenga!... Iremos más allá… Siempre!...


Los monjes continuaron la amena charla unos minutos más con su invitado.

Luego de los saludos de despedida, el Lockheed F5B, de la Aeropostale, rueda centrado en la calle de tierra a máxima potencia. 

El monje de las alturas acelera mientras la aeronave alcanza la velocidad requerida para obtener sustentación. 

El avión se despega del suelo y se eleva cada vez más alto hacia la cordillera cercana, mientras los monjes observan cómo se pierde en el horizonte. 

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El monje de las alturas: Antoine de Saint-Exupéry - Citas: “... Si sólo trabajamos por nuestros bienes materiales, nos estamos construyendo nuestra propia cárcel..." - "... El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo...".
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Texto armado en base a una charla entre Arturo Jaque Rojas (el monje de la montaña) y Omar Paladini (el monje de la llanura) en Facebook
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