Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Extender la mano es correr el riesgo de envolverse.
Exponer sus sentimientos es correr el riesgo de mostrar su verdadero yo.
Defender sus sueños e ideas delante de la multitud es correr el riesgo de perder a las personas.
Amar es correr el riesgo de no ser correspondido.
Viver es correr el riesgo de morir
Confiar es correr el riesgo de decepcionarse.
Intentar es correr el riesgo de fracasar.
Pero los riesgos deben ser corridos, porque el mayor peligro es no arriesgar nada.
Hay personas que no corren ningún riesgo, no hacen nada, no tienen nada y no son nada.
Ellas pueden hasta evitar sufrimientos y desilusiones, pero ellas no consiguen nada,
no sienten nada, no cambian, no crecen, no aman, no viven.
Acorrentadas por sus actitudes, ellas se vuelven esclavas, se privan de su libertad.
Solamente la persona que corre riesgos es libre.
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Extraído de el muro de El Faro en Facebook
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